10 de Enero - Extras

— ¡Paige apresúrate o llegaremos tarde! — le dijo Alex por tercera vez.

—No quiero ir. — Se lamentó desde el closet — Parezco una ballena— dijo saliendo del closet con un vestido color café y sus zapatos en la mano.

Paige estaba de ocho meses y medio y dentro de dos semanas nacería el bebé.

—No pareces una ballena, solo embarazada— dijo Alex encogiéndose de hombros.

Pague tomo uno de sus zapatos y se lo tiro antes de girar y regresar al ropero.

— ¡Idiota! — le dijo antes de cerrar la puerta. Últimamente Paige andaba muy sensible y a Alex le encantaba enojarla. Ver a su dulce esposa sacar su mal carácter era excitante.

—Ya cariño, era una broma. Te verás perfecta con cualquier cosa que te pongas.

Ese día tenía programada una cena con Ehan y Nick. Era 9 de enero y el día siguiente seria el cumpleaños de Alexander.

Pero sus amigos siempre lo invitaban a comer un día antes ya que el día siguiente lo pasaba con sus padres.

Era una especie de tradición y por primera vez lo pasaría con su esposa.

— ¡Listo! — Paige salió del ropero con un vestido negro de manga larga. Era un vestido para embarazadas, con una tira bajo el busto y dejando la falta caer — vámonos.

—Te ves hermosa cariño— declaro Alex con una sonrisa.

—A ti no te creo nada —Dijo Paige enojada— ahora vamos, que se nos hará tarde— dejo a Alexander parado y comenzó a caminar hacia la puerta, pero unos brazos la rodearon por la espalda mientras sentía la cabeza de su esposo enterarse en su cuello

Ella odiaba que hiciera eso porque le quitaba el enojo y ella quería seguir furiosa con él.

—No te enfades cariño.

— ¡Suéltame Alexander!

Pero él no la soltó y coloco sus manos sobre el vientre de ella donde él bebe se comenzó a mover.

—A nuestra hija le gusta que las tenga abrazadas. Amore della mia vita.

Paige lucho para separarse pero no logro evitar una sonrisa en su rostro. El muy tonto sabía que le encantaba cuando hablaba italiano. Era tan dulce que la dejaba sin fuerzas y ella que era una blandengue...

—Le gusta a nuestro ¡Hijo! Alex.

—Dentro de dos semanas lo sabremos, amor.

El la tomo de la mano y juntos salieron de la habitación. Esa noche Mely se quedaría con sus abuelos y al día siguiente todos se reunirían para celebrar el cumpleaños de Alexander.

Paige estaba ansiosa por compartir ese día con Alex, pero se sentía triste porque el regalo que le tenía preparado no le gustaba a ella.

No había encontrado que comprarle, porque... ¿Qué le compras a alguien que lo tiene todo el dinero que necesita?

Al final le compro una corbata, una corbata muy fea con flores y purpurina. Sabía que nunca se la pondría, pero quería ver su cara tratando de agradecerle el regalo. Además, el verdadero regalo se lo daría después de tener a su bebe.

Llegaron al Lincoln Square Steak, donde sus amigos los estaban esperando.

—Aquí viene el abuelo— dijo Nick parándose para abrazar a su amigo— Felicidades hermano.

—Gracias Nick—Él se apartó para que Ehan tomaras su lugar.

— Felicidades amigo.

Mientras ellos se saludaban, Paige se acercó a Olivia y Hanna.

— Hola chicas. Perdón la tardanza pero no encontraba que usar—dijo Paige señalando su panza.

— Tranquila, yo ya pase por eso. Se lo difícil que es entrar en un simple vestido— rio Hanna con comprensión.

— Hola mi querida Dama —alabo Nick abrazando a Paige.

— Hola Nick— respondió riendo.

Si algo nunca cambiaria, ese era Nick adulando a Paige y molestando a Alexander.

— ¡HERMANITO! — se escuchó un grito antes que Amanda saltara para abrazar a su hermano.

Todos reían ante el acto de efusividad, pero todos estaban acostumbrados. "Así era Amanda"

—Hola, pequeña— saludo Jason a Paige— ¿Y cómo está el pequeño? — pregunto colocando la mano sobre el vientre de su hermana donde su sobrino comenzó a moverse.

—Inquieto, no deja de moverse— se lamentó Paige. Todo el día su pequeño había estado inquieto. En ese momento sentía como los piecitos de su hijo le golpeaban en la boca del estómago.

— ¡Cuñis! — grito Amanda antes de quitar a Jason y abrazar a Paige con cuidado.

Todos tomaron asiento y ordenaron la comida. La conversación era divertida. Como siempre, Ehan y Nick, estaban contando un par de anécdotas vergonzosas sobre Alex y Amanda los apoyaba.

Él era el protagonista de la noche y por el tiempo que llevaban todos ellos juntos, tenían muchas historias que contar.

— Alex siempre ha sido un amargado de lo peor. En unas vacaciones en la playa. Ellos tres se querían tirar de un peñasco, muchos lo hacían y era seguro pero cuando les dije que quería ir con ellos, el estúpido de mi hermano se puso a gritarme que debería de quedarme en tierra viéndolos.