Convénceme de que eres inocente

Capítulo 3: Gregorio Galeana

(Narra Gregorio)

—¿Quería verme, Mayor Buenfil? —pregunto mientras entro a la elegante oficina del mayor Buenfil.

—Sí, Galeana, pase. Tengo noticias —dice el Mayor con una sonrisa perversa en el rostro.

—¿De qué se trata, Mayor?

El mayor Buenfil arroja el expediente que está en sus manos y este aterriza justo sobre la mesa frente a mí. Lo tomo con curiosidad, tal vez es una nueva ubicación de Salamandras en la que podemos hacer una redada, hace tiempo que las Guardianas no sacan información útil de sus sádicos interrogatorios. Abro el expediente y frunzo el ceño, no entiendo qué es esto. ¿Prisionera 133738? ¿Quién es esta muchacha y por qué estoy viendo su expediente? Ah, una sucia Salamandra... participó en los disturbios frente al Ministerio de la Libertad hace unas semanas. La detuvimos... Max, mi segundo al mando, hizo el arresto. Bien.

—Disculpe, Mayor, pero no entiendo qué estoy viendo aquí —admito tras una hojeada rápida a la documentación del expediente.

—Sujeto 133738. Mujer. 19 años. Fue apresada por sus hombres durante el ataque al Ministerio de la Libertad. Única hija de Amelia Arriaga, una líder Salamandra, buscada por el régimen desde hace años —repite el mayor la información del expediente.

—Sé quién es Amelia Arriaga. Yo estaba ahí el día en que la eliminaron. Lo que no comprendo es por qué me está mostrando esto. Este sujeto debe ser eliminado a la brevedad, lamento no haberlo hecho yo en el acto, fue una omisión.

—Fue una omisión, pero no lo lamente todavía, capitán. Verá, el sujeto 133738 era una participante destacada de nuestro programa educativo, era parte de la escuadra 12 en las Fuerzas Juveniles de los Caimanes.

—¿Una Salamandra se quiso infiltrar entre nuestras filas? ¡Imposible!

—Todo indica que sí, capitán —dice el mayor con calma.

Vuelvo a mirar el documento, pero no encuentro lo que busco.

—¿Por qué aún no ha sido ejecutada? Ni siquiera tiene fecha para su eliminación. ¡Su ejecución debe ser prioridad! Esta afrenta a nuestro ministerio no debe ser pasada por alto —declaro furioso.

—Lo siento, capitán, pero tenemos otros planes para este sujeto.

—¿Planes?

¿Qué planes pueden tener para una sucia Salamandra?

—Sí, es por eso que lo he llamado. Verá, el sujeto tomó su prueba de fertilidad antes del ataque al Ministerio de la Libertad y durante el transcurso de su detención se obtuvieron los resultados, mismos que fueron enviados al Ministerio del Castigo para su consideración. Ya sabe lo desesperado que se encuentra el régimen por la escasez de nacimientos en la nación y resulta que esta Salamandra es FértilX10. Usted, como todos, sabe lo inusual que es encontrar niveles como estos, lo cual fue determinante para que el Ministerio del Castigo decidiera perdonarle la vida y asignarla a una pareja para fines reproductivos. Veo por su cara que lo que le digo le desagrada, pero espere pues aún hay más. La situación es delicada ya que este sujeto no se puede asignar a cualquier persona, es una traidora al régimen y es necesario mantenerla vigilada. Los jueces concluyeron que solo un Caimán puede lidiar con tal problema.

—Entonces, ¿un Caimán que dedica día y noche a proteger al régimen de las Salamandras ahora también tendrá que dormir con un ojo abierto con el enemigo en casa? —pregunto indignado, esto es el colmo.

Ella es una traidora, no la pueden dejar libre, ¡qué importan sus resultados! Ella es un peligro para la nación.

—Sí, pero no cualquier Caimán. Dada la situación, necesitamos que su pareja sea un hombre capaz de mantenerla en su lugar, un hombre fuerte, valiente que tenga una amplia experiencia en la lucha contra las Salamandras...

—¡No! —exclamo adivinando a dónde va con todo esto—. De ninguna manera, ¡me rehuso! No me van a obligar a estar con una sucia Salamandra.

—¡Sea razonable, capitán! Todos los demás capitanes ya tienen parejas asignadas, usted es el único soltero. Quisimos darle tiempo después de la muerte de Greta, pero ya ha pasado tiempo y es hora de que cumpla con su deber con la nación.

—¡Yo cumplo con mi deber con Aequitalia todos los días! —sé que está mal alzarle la voz a un superior, pero estoy furioso.

—Lo sé y el ministro también. Pero hay otras formas en las que debe servir al régimen y lo sabe, capitán. Oh, vamos, Galeana, ¡quite esa cara! De verdad parece que le estoy pidiendo algo funesto y no que preñe a una atractiva jovencita de 19 años. Mire la fotografía, nada mal, eh.

El mayor apunta al expediente, pero yo me rehuso a mirar la fotografía.

—Su físico es lo de menos, es una Salamandra —musito con desprecio.

—No me diga que no puede con el encargo, no lo tenía por un blandengue, Galeana.

El Mayor Buenfil comienza a reír, pero yo no lo acompaño en su júbilo. No solo me ha asignado como pareja a una traidora, una repugnante Salamandra, sino que ahora pone en duda mi hombría. Busca desquiciarme, me odia y quiere verme perder los estribos. El Mayor siempre ha buscado la manera de truncar mi carrera para que nunca llegue a Mayor, ahora ya la encontró. Asignarme a una Salamandra va a ser como un ancla que me hundirá definitivamente. El Mayor termina de reír y coloca sus brazos sobre el escritorio.




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