Cruzada de sangre - Linajes #2

Capítulo 15

Cristóbal observó con seriedad al policía que está en frente suyo, el mismo joven insolente que yo ya había conocido antes. Tal como esa vez tampoco fue muy amable y no deja de mirarnos en forma despectiva. Recibí su informe en silencio mirando la lista de personas desaparecidas, corroborando que muchos de ellos eran los mismos ragacez que nos atacaron. Entrecerré los ojos sin decir palabra alguna pasando el documento a manos de Cristóbal quien lo revisó con calma.

 

—Considérelos muertos a la mayoría de ellos —señaló frialdad devolviendo el informe al policía.

 

Aquel alzó su mirada, estupefacto, para luego mirarnos con repudio y luego bajar la cabeza mientras aprieta los dientes. 

 

—No me esperaba más de bestias como ustedes...

 

Pero apenas terminó de hablar, Cristóbal lo tomó de la camisa acercándolo a su rostro, su actitud brusca actitud no me lo esperaba y lo observé sorprendida viendo como el policía lo contemplaba aterrado, más con la expresión de ira en el semblante del vampiro.

 

—Vuelve a repetirlo y formaras parte de esa lista —exclamó con sus ojos fijos en el individuo.

 

—¿Estas amenazando a la policía? —inquirió el tipo, que aun cuando sonaba desafiante sus ojos no dejaban de moverse incómodos ante la mirada de Cristóbal.

 

—¡Jerez! —gritó su superior en cuanto entró a la sala.

 

Cristóbal lo soltó con calma, lo observó de forma altanera unos minutos y tomó asiento tal como si nada hubiera pasado. El policía solo se quedó parado y sus piernas siguen temblando, a pesar de intentar responder solo balbuceó palabras inentendibles,

 

—Sal de aquí —habló el superior expulsando a su subordinado de la sala, aquel titubeó, pero ante el severo rostro de su jefe no le quedó otra que retirarse, su palidez sin embargo es clara señal que aún no logra reaccionar después del susto que recibió de Cristóbal. Apenas salió de la sala su superior nos contempló suspirando cansado—. Disculpen su actitud él no...

 

—No te preocupes, Valdés —lo interrumpió Cristóbal entregándole la lista de las personas desaparecidas—. Todas aquellas en las que puse una marca están muertas.

 

El jefe de policías lo miró estupefacto y luego entrecerró los ojos dolidos.

—¿Sus cuerpos? —preguntó en tono desesperanzador.

 

—Reunidos entre medio del bosque, intentaron convertirlos en vampiros y las conversiones no funcionaron transformándose en ragazes —Cristóbal tensó su semblante—. Lo siento mucho, no hubo nada que pudiéramos hacer por ellos.

 

—Pero ¿quiénes son los causantes de tanto daño? —el hombre tomó asiento desanimado.

 

—No lo sabemos, estamos intentando descubrirlo, pero no tenemos más antecedente más que a una chica vampiresa de ojos verdes que nos dijo que estaba obedeciendo a su amo. Pensé que podríamos encontrarla en el registro de humanos desaparecidos, pero no es así —agrego tensando su rostro—. Es muy probable que sea un vampiro de años, o sea si es que alguna vez fue humana no es parte de los humanos desaparecidos o que han sido atacados últimamente.

 

—Eso quiere decir que incluso puede ser un vampiro antiguo —indicó el policía.

 

—Podría, sin embargo, es primera vez que la veo, por lo que también podría ser un humano desaparecido antes de la oleada de crímenes —Cristóbal entrecerró los ojos, pensativo.

 

El hombre a su lado solo entrecerró los ojos mirando el informe con la lista de fotos marcadas. Lo aprisionó entre sus manos.

 

—Va a ser una noticia muy triste que darles a sus familias —murmuró hacia sí mismo como si por un momento hubiera olvidado nuestra presencia—. Voy a pedir que busquen desapariciones de mujeres jóvenes ante de estos asesinatos y secuestros, para ver si con ello se puede saber algo de esa vampiresa.

 

Dijo esto último con un tono más duro, reaccionado con más autoridad. Luego con un gesto se despidió de ambos saliendo del lugar.

 

Titubeé bajando la cabeza, pensar en todo esto sobre los asesinatos y secuestros de humanos hace inevitable no recordar a mis padres y como ellos en estos momentos deben aun creer que estoy muerta. Con esa idea aun presente subí al auto de regreso a casa, es una inquietud permanente que a veces intento bloquear intentando olvidarlo, pero los extraño. Sin embargo, temo su reacción al ver en lo que me he convertido, y el exponerlos además al peligro de saber de la existencia de los vampiros. Por algo ni mi hermano, Benjamín, les ha dicho lo que realmente me pasó.

 

—Catalina —habló Cristóbal y levanté mi cabeza fijándome en sus verdes ojos—. ¿Algo te preocupa?

 

—No es nada —moví la cabeza a ambos lados—. Bueno además de todo lo que está pasando.

 

—No te dejes aminorar por esto, eres nuestra líder, te necesitamos firme y segura.

 

Quise reírme, con sinceridad aun me cuesta asumir un cargo tan importante en que siento que no doy el nivel para considerarme un líder de vampiros superiores o con muchos más años que los míos, incluso varios que siguen negándome como su líder.

 

—¿No has pensado que lo mejor sería que tu asumieras este rol? Los vampiros del clan te respetan, serías un gran líder —pregunté luego de un silencio entre ambos.

 

—Por experiencia y poder tal vez sería lo mejor, pero tú tienes más corazón que yo, y ya hemos tenido demasiados lideres poderosos y crueles, es bueno tener a alguien cuyos métodos son contrarios a los de ellos —sonrió con suavidad.

 

—Pues no todos están de acuerdo contigo —sonreía con ironía—. Muchos desearían tener mi cabeza colgando de su pared por tener la osadía de ocupar un lugar que dicen que no me corresponde.

 

—Bien, yo me encargaré de colgar en mi pared la cabeza de todos lo que atente contra mi líder —entrecerró los ojos con gesto de maldad.




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