La gente detras de las paredes

En una tranquila ciudad, se alzaba una antigua casa de aspecto imponente. Su fachada desgastada y sus ventanas tapiadas despertaban la curiosidad de los vecinos, quienes evitaban pasar cerca de ella al caer la noche.

Una tarde, un valiente grupo de jóvenes decidió desafiar los rumores y adentrarse en la casa abandonada. Al entrar, sintieron una opresiva sensación de malestar, como si estuvieran siendo observados por ojos invisibles.

Exploraron las habitaciones polvorientas y los pasillos oscuros, hasta que uno de ellos descubrió un pasadizo secreto oculto tras un viejo armario. Con temor pero con determinación, decidieron seguir adelante.

El pasadizo los llevó a un sótano lúgubre y húmedo, donde encontraron una escalera que descendía aún más profundo bajo tierra. A medida que descendían, el aire se volvía más denso y el silencio más ominoso.

Finalmente, llegaron a una caverna subterránea donde yacían los restos de lo que parecía ser una antigua familia. Sus cuerpos estaban envueltos en harapos y sus rostros congelados en expresiones de terror eterno.

De repente, un escalofrío recorrió la espalda de los intrépidos exploradores cuando escucharon murmullos y susurros provenientes de las sombras. La gente detrás de las paredes no estaba dispuesta a dejar que descubrieran sus secretos.

En un frenesí de terror, los jóvenes corrieron de regreso hacia la salida, pero algo los perseguía desde las profundidades de la oscuridad. Lograron escapar de la casa maldita, pero nunca pudieron borrar de sus mentes los horrores que habían presenciado detrás de las paredes.