Dime que te quedarás (amor a lo Escocés #1)

Capítulo 23: Mentiras y Vergüenzas

― ¡Te gane! ―bromeó Aiden al llegar al final del parque

―No... sabía que... era... competencia ―estaba jadeando por aire ¿El hombre frente a mí? sonreía como si no acabáramos de trotar durante treinta minutos sin parar ¡treinta!

― Oh, vamos. Cuatro días sin trotar y ya estas como el primer día. ―le saqué el dedo del medio tratando todavía de recuperar el aliento ― ¿Ahora quién es la anciana?

Entrecerré mis ojos hacia él ―Voy a acabar contigo

Él se carcajeo profundamente 

― Solo si me atrapas ―me guiñó un ojo y salió corriendo de nuevo por donde habíamos venido

Santo dios

Haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad tomé una respiración profunda y corrí detrás de él dispuesta a sobrepasarlo.

5...10...15 minutos y él todavía seguía a unos buenos seis metros delante de mí. Puta vida. No aguantaba más, mis piernas temblaban y yo necesitaba aire. Urgentemente

― Creo que gané... otra vez ―dijo

Quería golpearlo pero ni siquiera tenía fuerzas para levantar mi vista hacia él. El corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Si así me sentía a los veinte no me imaginaba a los treinta. Aiden tenía que ser un extraterrestre o mi resistencia realmente apestaba. Me inclinaba más por la primera opción. Aiden era un extraterrestre

― ¿Voy a tener que cargarte de nuevo cariño? ―preguntó burlonamente

―Púdrete

― Pareces bastante cansada ―sonrió abiertamente disfrutando de mi estado. Dios, ni siquiera el primer día había quedado tan agotada, aunque bueno, el primer día habíamos trotado a mi ritmo.

Estúpido viaje a Londres. No, olvida eso. Estúpido Aiden

―Eres un estúpido ―pude decir cuando recupere el aliento.

― Pero me amas

Me reí ―Estoy estancada contigo, no tengo otra opción

Alzó las cejas con diversión ― Amas estar estancada conmigo

Rodé mis ojos y empecé a caminar hacia la panadería, sintiéndome mejor 

―Amo usarte para que me compres comida

Me empujó un poco con el hombro ― Corrección, amas comer conmigo

Negué con la cabeza 

―Puedes pensar lo que quieras siempre y cuando sigas alimentándome ―lo miré pero su atención estaba dirigida a otra cosa delante de nosotros. Una cosa grande y carnosa en movimiento. Lo empujé con las manos― No tranquilo, no hace falta que disimules ni nada

― ¿Qué? ―su mirada expresaba confusión

― Estabas viéndole el trasero a esa mujer

Desvió su mirada hacia el trasero nuevamente ―No estaba viéndoselo

Me reí fuertemente sin poder evitarlo 

―Estas viéndoselo ―sus orejas se tornaron de un lindo rosado― Oh dios mío, estas poniéndote rojo ―me reí más fuerte

― Ya, ya cállate ―me tapó la boca con su mano para evitar que siguiera riéndome― Deja de reírte que te va a escuchar― miró hacia la mujer de nuevo para verificar que no había volteado

Le mordí la mano

― auch pero por qué me muerdes ―se quejó frotándose la mano mordida en su short deportivo

― No pongas tu asquerosa y sudorosa mano en mi boca ―fingí estar asqueada y escupí saliva en el piso

― ¿Ahora quien está siendo la asquerosa? ―dijo viendo hacia donde había escupido

Me encogí de hombros y seguí caminando ― Supéralo

― Y mi mano no está sudorosa

― Si lo está

― Lo que sea, me interrumpiste de admirar un buen culo

― ¡Así que si lo estabas viendo! 

― Por supuesto que lo estaba viendo, no soy ciego

Me crucé de brazos ― ¿Y por qué me dijiste que no?

― ¿No es eso lo que se supone que tienes que decir cuando una mujer te pregunta si estabas viéndole el culo a otra mujer?

Me reí y sacudí mi cabeza ― Eres patético

Rodeó mis hombros con su brazo caminando a mi lado

 ―De todas formas era un buen trasero

Miré hacia la chica que ya estaba unos metros más adelante ― Tiene celulitis

― ¿cómo puedes saber que tiene celulitis? ―bajó su mirada hacia mi frunciendo el ceño

Hombres

― Tiene leggings, las leggings nunca mienten.

― Bueno, celulitis o no sigue siendo un buen culo ―suspiré con frustración― No te enojes bebé, tú sigues teniendo el mejor trasero

Lo alejé de mi con un gesto ofendido ― ¿Has estado viendo mi trasero?

Se rió como si nada ― ¿Tú tienes permitido estar enamorada de mi pelo, acento, ojos, hoyuelos, y no sé cuántas cosas más pero yo no puedo estar enamorado de tu trasero?

Parpadeé. ¿Aiden de verdad acababa de decir que estaba enamorado de mi trasero?

Empecé a reírme como una loca maniática

― ¿De qué te ríes? ―preguntó con desconfianza

― Nada. Tú también tienes un buen trasero ―le guiñé un ojo y seguí caminando

― Otra cosa más que añadir a la larga lista ―dijo detrás de mí, quedándose en silencio por un momento― Hey, ¿ahora quién ha estado viéndole el trasero a quién?



#97 en Joven Adulto
#2241 en Novela romántica

En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 13.11.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.