Es mi posesivo #1

18. Otra vuelta

Todavía recuerdo la sensación que me invadía el tacto de Axell. Incluso dormida, sueño una y otra vez repitiendo el momento en que me acariciaba y no dejaba ningún espacio de mi piel sin recorrer con sus manos. Muchas cosas están pasando en mi vida, asuntos nuevos que ni siquiera sabía que existían, aun así, no estoy arrepentida de lo que hace unas horas acaba de pasar, tampoco estoy pensando que, tener sexo con Axell sólo fue una forma de escapar de mis problemas. Lo hice porque me decidí y me planteé que no sería incorrecto.

Sin embargo, no tengo en claro como mirar a Axell después de lo sucedido. Novios no somos. Amigos ni idea. Lo más razonable sería conocidos. Aunque sé que estamos más allá de tan sólo conocernos. Estoy confundida en que decirle al despertar o cómo actuar al encontrarme desnuda entre sus sábanas. Gracias a Dios mi cabeza no dio tantas vueltas la noche anterior, si hubiese sido así, las cosas entre Axell y yo no hubieran llegado a tercera base.

—tu cabeza se va a reventar con tantos pensamientos. Dime Elena ¿en qué piensas?

La voz de Axell me hace abrir los ojos rápidamente. Como lo supuse, me encuentro sobre su cama con las sábanas nada más cubriendo mi feminidad, la parte de arriba esta descubierta. A la velocidad de la luz, sujeto la sábana y la subo para cubrir el resto de mi piel. Mis mejillas ya están encendidas y mi cuello acalorado.

— ¿por qué te tapas? Ya he visto más que eso ayer. —La voz áspera y ronca de Axell continúa avergonzándome.

Me apoyo sobre mis codos y lo diviso sentando sobre un banco de madera en una esquina de su habitación, con un vaso de vidrio color negro en su mano derecha.

— pero, ¿qué? —cuestiono confundida. Aunque mis hormonas estén a flor de piel, la confusión las opaca. Resulta intimidante como su iris está de color negro con un destello dorado —eres un pervertido —refunfuño, sentándome en forma de indio y cerciorándome que la sábana no se me caiga.

—solo admiro lo que me pertenece. —Da un sorbo al contenido de la copa y puedo escuchar como un diminuto gemido de satisfacción se le escapa.

Ruedo los ojos ante la posesividad que posee.

— ¿qué tomas? —pregunto con cautela. Conozco tan poco de Axell que no sé con precisión si le molesta que pregunte tanto.

Que suposición tan estúpida Elena. Se pone como loco con tus interrogatorios.

— ¿Cómo amaneciste? —pregunta, ignorando por completo lo preguntado. Bufo.

—Bien... —y adolorida —y tú ¿Cómo amaneciste? —Siento como cada vez el aura se va tornando más pesada.

—Bien —responde cortante.

Toma otro sorbo de su vaso y cierra los ojos saboreando el líquido, aquel gesto solo causa que mi curiosidad pique, agregándole que literalmente soy muy cotilla.

—A veces se me olvida lo cortante que eres —comento con cansancio.

Es irritable como la actitud de Axell puede ponerse borde en un instante, al inicio todo era corazones y arcoíris, ahora todo es tensión y amargura. Su bipolaridad hace que me ponga de mal humor y comience a decir miles de cosas hasta discutir y terminar enojados como siempre. Es impresionante como no hemos discutido por un largo tiempo, al parecer la movida de ayer distrajo nuestras mentes.

—Elena, no quiero discutir —responde en un suspiro.

Asiento lentamente y comienzo a buscar con la mirada mi ropa, la cual fue a parar en alguna parte de su cuarto.

Bajo su atenta mirada, recojo mi vestimenta y me encierro en su cuarto de baño. El olor de Axell se puede apreciar al inhalar, el aroma de su varonil perfume y desodorante llega con furia a mis fosas nasales. Luego de desvestirme, me doy una larga ducha la cual me sirve como un tiempo de meditación.

Aunque la noche con Axell fue espectacular y la disfruté demasiado, no significa que muchos aspectos se me hayan olvidado o que, gracias al placer que me consumió haya causado que tales preguntas se hubiesen olvidado de mi mente. No obstante, me alegro al saber que Axell y yo dimos un paso más, aunque al discutir retrocedemos más de lo que avanzamos. Estoy dudosa en seguir insistiendo en saber más de su vida, lo menos que deseo es saber que él es más que un monstruo, en estos momentos sigo estando inquieta al no saber por qué mató a su madre.

Todos mis pensamientos se dirigen fugazmente a la bebida que tomaba hace segundos, por lo que sé, cada vez que Axell evita alguna de mis preguntas es por algo personal o que con simpleza no quiere responder, pero, todas las flechas apuntan a la primera opción. Si Axell no quiere apaciguar mis dudas, buscaré las respuestas por mi cuenta.

Al pasar la esponja por mi piel, recuerdo como trazaba en mí dibujos imaginarios la noche anterior. Un reconocido calor comienza a surgir desde el inicio de mi vientre hasta cada poro de mi cuerpo. Escenarios aparecen en mi cerebro de Axell entrando y saliendo de mí, la manera en que gruñía y mordía su labio inferior para callar sus gemidos, como sus dedos se volvieron revoltosos y jugaban en mi interior de la manera más placentera que hay. Tantos recordatorios y videos que se van reproduciendo causa que tenga calor y que la necesidad de ser atendida sea urgente.




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