Falsamente tuya

Capítulo 15: FIESTA DE COMPROMISO

Aren.

Los labios de Aurora contra los míos son una sensación de calidez que me recorre de arriba a abajo como si de un tipo de embriaguez se tratara.

Mis manos toman sus mejillas con delicadeza mientras nuestras bocas siguen moviéndose la una con la otra.

Es hasta que minutos después nos separamos de nuevo.

—Tenemos que irnos —susurra, siento como nuestras frentes se unen y solo asiento sin ser capaz de decir algo.

Mis manos sueltan su rostro con lentitud hasta que ambas manos caen a mis costados.

Carraspeo intentando no lucir como un idiota que se muere por otro beso y solo hago una seña con mi mano indicándole que la sigo.

Sonríe y cuando creo que comenzará a caminar lo único que hace es tomar una de mis manos para entrelazar nuestros dedos, comienza a caminar y por consiguiente camino a su lado.

—Una vez me dijiste que jamás vaya atrás de ti, Aren —habla—. Ahora yo te digo lo mismo a ti.

Sigue arrastrándome a su lado.

—¿Cuándo aprenda a navegar un yate aceptarás un viaje conmigo? —pregunta mientras caminamos por el muelle.

—Solo después de asegurarme de que no nos hundirás como el Titanic —respondo. Suelta una pequeña risa que me hace sonreír. Al menos la tristeza que desbordaba antes se ha eliminado un poco.

Caminamos hasta mi auto. Abro la puerta del copiloto y dejo que suba, agradece y una vez que está arriba cierro la puerta para ir hasta mi asiento.

Comienzo a conducir hacia la empresa mientras la música resuena en la radio.

—Mis hermanas se han negado a ser mis damas de honor —la voz de Aurora se escucha después de algunos minutos de trayecto haciendo que mi atención, aún con la vista al frente, se centre en ella—, y eso me deprimió un poco.

No digo nada dejando que hable más.

—Sé que esto es falso y que seguramente después, cuando esto termine ambos haremos nuestra vida de nuevo con otras personas —agrega—. Pero eso no quita que duela saber que no cuento con el apoyo de ellas.

Antes de que pueda decir algo detengo el auto afuera de la empresa.

Aurora abre su puerta antes de que pueda bajar para abrirle.

—Tengo cosas que hacer —hablo, gira a mirarme cuando está a punto de bajar—. Volveré más tarde.

—Bien —responde—. Estaré en mi lugar de trabajo, señor Russell.

—Cualquier cosa puedes llamarme —asiente.

Ambos miramos a algunas de las personas afuera de la empresa que nos miran y antes de procesarlo Aurora solo se inclina dejando un beso en mis labios.

—Lo veo en nuestra fiesta de compromiso, señor Russell —suelta. Una sonrisa se pinta en mis labios y finalmente baja del auto. Solo veo como camina hasta adentrarse a la empresa y una vez que desaparece de mi vista enciendo el auto de nuevo comenzando a conducir hacia mi próximo destino.

Llego al centro comercial, mismo en donde bajo adentrándome a la enorme plaza; visito algunos locales hasta que finalmente llego al local indicado.

—Quiero cuatro de estos —hablo a la mujer detrás del mostrador después de un par de minutos de mirar en toda la tienda.

—¿Cuatro? —pregunta y asiento.

No tarda nada en comenzar a empaquetar todo hasta que un rato más ha terminado con mi pedido. Tomo la elegante bolsa y pago. Una vez que el proceso termina salgo de la tienda.

Camino de regreso a mi auto, en donde vuelvo a montarme al asiento del copiloto, comienzo a conducir hacia mi primer destino.

Los minutos pasan y es hasta que veo el enorme, elegante y lujoso edificio frente a mí cuando detengo el auto.

De la bolsa a mi lado tomo uno de los obsequios y bajo con este en mano, arreglo mi saco y coloco unos lentes negros en mis ojos mientras comienzo a caminar.

Hastings Empire.

Miro las enormes letras que resaltan en lo más alto del edificio y que llaman la atención de todo New York, estoy en una de las empresas más importantes de la ciudad.

Me adentro al edificio, todo es completamente elegante resaltando el apellido de la mujer que está al mando de este imperio.

—Busco a la señorita Hastings —miro a la recepcionista quien sonríe.

—Último piso —responde.

Asiento y camino directamente hasta el elevador después de que me den un pase de visitante. Me monto a la caja de metal y esta comienza a subir de manera lenta, al ser el elevador de los empleados es normal que vaya más lento de lo que estoy acostumbrado con mi elevador.

Finalmente, después de unos minutos estoy en el último piso del edificio, cuando las puertas se abren en este un pequeño ambiente frío pero al mismo tiempo cálido me invade, las miradas de algunas mujeres aquí caen sobre mí.

Todas portan elegantes conjuntos en color azul, peinados perfectos y maquillajes elegantes.

—Buenas tardes, bienvenido a Hastings Empire, ¿en qué podemos ayudarle? —pregunta una mujer acercándose. Quito los lentes negros de mi rostro y miro el piso en donde me encuentro.

El cristal y el mármol blanco hace énfasis aquí.

—Busco a Selene Hastings —respondo.

—La señorita Hastings se encuentra en su oficina, lo anunciaré —me acerco a la recepción, siguiendo a la mujer hasta que esta toma el teléfono sobre su escritorio—. Nombre —pide.

—Aren Russell —respondo. Sus ojos se abren un poco con asombro y solo asiente.

Escucho como habla a través del teléfono y seguidos unos minutos deja este en su lugar de nuevo.

—Adelante —comienza a caminar. La sigo hasta las enormes y elegantes puertas aquí, toma la perilla de cristal y abre la puerta.

Me adentro a la oficina después de agradecer y mis ojos miran la elegante oficina en la que me encuentro.

—Como sea, lárgate y después veré si se me antoja dirigirte la palabra —la voz femenina aquí me hace llevar la mirada hasta las dos personas en la oficina.

Miro a Selene en una enorme silla que le deja saber a todos que es la jefa y frente a ella miro a Caín quien solo se pone de pie de mala manera.




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