Historias de la cuarentena

Las canciones. -

En un repentino silencio, la necesidad imperiosa del vacío me hizo tomar aquel aparato musical y colocar alguna canción. En seguida en su modo aleatorio se configuró una de esas rolas de letras psicóticas Jeremy.

 

La canción fue creada por Eddie Vedder del grupo musical Pearl Jam. La historia es un tanto dramática. Un chico pre adolecente llamado Jeremy, ante las desdichas de una familia que lo olvidó, y la falta de atención escolar, sumado a otros requisitos, lleva un arma a la escuela y adelante de sus compañeros se da un tiro infalible en la única parte donde sus traumas ya no serían un problema. Decide liquidar ese pedazo de razón que tanto lo angustiaba. Su cuerpo cae desplomado con un rio de sangre que recorre desde el agujero de su cráneo hasta la salida de la puerta de aquella habitación. Inmediatamente el pánico de los niños, y el profesor. Todos sentían el olor a muerte de un arma que se esparcía desde ese líquido rojo.

 

Al pensar en ello no pude evitar hablar con mi subconsciente.

 

 

- Claro está que fue un acto total de desatención mi querido personaje de ficción

 

- Lo es, muy cierto, es también un hecho fatídico que a esa edad tomara la decisión

 

- ¿Cobardía?

 

- ¡Valentía!, diría

 

- Es impresionante que una canción tan trágica sea al mismo tiempo, un éxito rotundo. Cuando Eddie lanzo este tema, fue furor

 

- Tal vez nadie se percató de su significado

 

- O tal vez muchos quisieron copiar a Jeremy

 

- No escapa la realidad, cuando La renga creo el tema la balada del diablo y la muerte. Muchos pensaron en un tema hondo, y reflexivo a su vez. -

 

- Un tema de misterio. Hasta posiblemente da miedo. Nadie quiere ser sacrificado como alma al matadero.

 

- Nadie, y muchos optan por esa curiosidad de que pasaría si cruzaran la calle hasta donde esos dos están, en esa noche de bufanda, niebla, y frio

 

- Y entonces el rebelde sería más adecuada para tal situación

 

- Otro suceso que habla de la anarquía pura de destruir al sistema

 

- Muchas músicas, lo hacen. Quieren destruir al sistema

 

- Porque en el fondo somos una especie en libertad, por eso esta cuarentena nos cuesta vida, aunque tengamos los lujos. Así somos seres mediocres, y caprichosos. Si nos quitaran el derecho a tres comidas diarias, y nos encerraran en un calabozo oscuro lleno de ratas

 

- Formaríamos parte del proceso de Kafka – le respondo

 

- Y hasta pensaríamos que somos culpables del virus – me explaya.

 

- ¿Qué canción?, ¿no pondría los pelos de punta?

 

- Ninguna, todos tienen lo suyo. Cuando Page, tocó el sonido de aquella escalera al cielo, Plant hizo sonar la campana con sus cuerdas vocales de que alguien estaba muriendo, y compraría una escalera.

 

 

 

 

- Y así fue – asentí, mientras mi las aguas de mi copa de vino se bamboleaba como si la aspereza de una tormenta sucediera.

 

- Siempre nos dirán un mensaje atroz que puede ser nuestra peor pesadilla.

 

- ¿Nuestra peor pesadilla?

 

- Si, la puerta al averno de la mente de aquel desquiciado que nos hipnotizó con sus maquiavélicos sonidos.

 

- ¿Por eso Kurt Cobain nos hizo rebeldes? – le pregunté

 

- ¿Solo él?, si Jonhny Rotten escuchase tus palabras te escupiría el rostro, y perforaría tus sesos con un golpe bien acertado de Syd Vicius desde un bajo mal tocado lleno de astillas.

 

- George Harrison tendría más tolerancia.

 

- Solo si te dedicara la canción Beware of Darness.

 

- Yo siempre quise ser un Beatle. – se contesta. -

 

- ¿Qué te lo impidió? – se auto pregunta -

 

- No puedo contestar eso, pero a lo mejor mi falta de dedicación a poder tocar un instrumento. Solo un ligero pasó en el sonido de la armónica, y no me gustaría que Albert King y John Mayall se enterasen.

 

- ¿Por qué?

 

- Tengo bastantes enemigos en la vida, para sumar fantasmas, y gente de carne y hueso.

 

- Podría haber ido al cruce de caminos en la ruta 69 con Robert Johnson, ¿tal vez el hombre de negro te diera habilidades? – le comenta. -

 

- Y luego la condena eterna. -

 

- Todo tiene un precio – me comenta -

 

- Prefiero dedicarme a otros menesteres – y continúe con otro trago de aquel vino tinto.

 

- Nada mal, sírveme algo de ese néctar tuyo. – me pide aquel individuo. -

 

Tomé la botella, y una copa más, y vertí un poco de ese jugo rojo. Los dos bebimos ante un brindis. La música de Pearl Jam, concluía, y venía una nueva rola.

 

- ¿No crees que la música tiene efectos sensitivos, y sentimentales?

 

- No sé nada al respecto de la música, si puedo decirte algo. Hay canciones, y canciones. Hay nostalgias, recuerdos, olores, sensaciones.

 

- Muy cierto. No sé porque hay melodías que me trasladan al espacio de un tiempo anterior dentro del marco de lo que fue mi adolescencia.

 

- La música es una máquina del tiempo.

 

El aparato mágico de tocar pasaba por la banda The Connells 74 -75.

 

 

- Cuando esa canción se viene en mi mente retrocedo sin límites a los 90.

 

- Me ocurre lo mismo con Lemmon Tree de Fool Garden.

 

- ¿Es algún hechizo mágico?

 

- Si, del viejo que lleva el reloj del tiempo que quiere darte la oportunidad de ver los que no viste cuando el presente de aquel pasado era una figura en la cual tu solo pasabas de improvisto.

 

No pude evitar las palabras de aquel ser en lo que me comunicaba.




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