Lecciones azucaradas

Capítulo 10: Arreglos indecorosos

Payton se me pega más de lo que debería, se cuelga de mi brazo y de inmediato me siento invadido, me extraña de ella porque usualmente respeta mis límites.

—Te extraño, ¿podemos vernos esta noche? —susurra en mi oído y me da un beso en el cuello.

Me giro para mirarla mal. No entiendo qué demonios le pasa hoy, no suele ser así de encimosa.

—Mi hija tuvo un accidente esta semana, Payton, no estoy disponible.

—No lo sabía, lo siento; pero luce bastante bien, no creo que te necesite, a fin de cuentas, nunca has estado con ella.

Su declaración me genera incomodidad y aunque quiero refutarle, no puedo. Me guiña un ojo y se adelanta para llegar junto a la puerta de mi oficina en donde ya Greta y Jamie nos esperan. Abro la puerta y hago pasar a las damas primero, Jamie sujeta mi brazo para mantenerme atrás y murmura:

—Pon distancia con esa mujer, Mason, te he dicho que no te traerá nada bueno.

—Deja el drama, Jamie, Payton es inofensiva, solo nos divertimos de vez en cuando, jamás me ha pedido nada.

—Y ese es justamente el problema, ninguna mujer pasa tantos años compartiendo cama con un hombre sin esperar algo a cambio. 

—Estás paranoico, y mira que viniendo de mí, es decir bastante.

—Te acordarás de mi Hall, te acordarás de mí.

—¿Podemos comenzar? —pregunta Payton desde el sillón donde ya aguarda.

—Sí, ya vamos —respondo.

—Tu vida sería tan sencilla si me hicieras caso —canturrea bajo mi mejor amigo mientras nos adentramos en el lugar.

Pasamos un par de horas reunidos finiquitando detalles del lanzamiento público de la última fusión empresarial que estamos por realizar. Un trabajo que se supone ya debería estar listo pero lo ocurrido con Madison nos retrasó.

—Entonces quedamos así, firmamos esta semana el papeleo —señalo a Jamie— y en un mes tenemos la fiesta de lanzamiento —señalo a Payton.

—De acuerdo —dicen los tres al unísono.

—Yo tengo una sugerencia —agrega Payton—, si me lo permites, claro está. —Le hago una seña para que hable—. Las empresas de esta fusión tienen una amplia trayectoria en el mercado, tienen juntas directivas bastante… conservadoras.

—Eso lo sé, ve al grano.

—Lo que quiero decir es que creo que a ellos les gustaría ver que su nuevo presidente es alguien que está acorde con sus valores.

—Sigues dando vueltas, Payton.

Se remueve incómoda en el asiento, no le gusta que la presionen o le den órdenes, al menos no en el ámbito profesional, en otras áreas, las cosas cambian.

—Lo que te intento decir es que deberías mostrar una imagen más conservadora, más familiar. Esta imagen que proyectas de playboy no te beneficia en este tipo de negocios.

—Yo no proyecto ninguna imagen de playboy, soy muy cuidadoso con mi vida privada y lo sabes muy bien.

Vuelve a removerse, descruza las piernas, se cambia de posición y carraspea.

—Quizás deberíamos tener esta conversación en privado —sugiere.

—No veo por qué, es una reunión de trabajo, ¿o no? —cuestiono y ella se ve obligada a asentir—. Además, Greta y Jamie son de mi entera confianza, no hay nada que puedas decir que ellos no sepan ya.

—De acuerdo, seamos directos. Hay rumores Mason, rumores que a tus nuevos socios no les van a gustar demasiado.

—¿De qué hablas? 

—Como te dije, muchos te ven como un playboy, un padre soltero que no quiere sentar cabeza y eso no te conviene, y hay otro grupo que piensa que eres gay.

Jamie suelta una estruendosa carcajada, si estuviera más cerca de mí lo golpearía, y Greta se cubre la boca para esconder su sonrisa.

—¿De dónde demonios sacas esa información?

—Soy tu relacionista pública, mi deber es saber estas cosas.

Me lo pienso un segundo porque, aunque no me guste admitirlo, no siempre tengo la razón y no me las sé todas, por eso me rodeo de los mejores, y Payton es la mejor en su área.

—Bien, ¿qué propones?

—Que te muestren en esa fiesta como un hombre, estable, responsable, familiar. Eso le daría mucha tranquilidad a la junta.

—¿Y cómo sugieres que lo haga?

—No vayas a la fiesta solo como siempre haces, ve con tu hija, muéstrate como un padre responsable y considero que sería prudente que lleves pareja.

Es mi turno de reír pero con descarado sarcasmo.

—¿Pareja? Yo no tengo pareja, Payton, y tampoco pienso tenerla; así que, como verás, allí tenemos un problema.

—Pues tienes un mes para solucionar ese problema, eso si quieres que este negocio prospere. Abre los ojos Mason, quizás esa mujer está más cerca de lo que crees.

«¿Más cerca de lo que creo?»




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