Lo que las apariencias esconden

VI

Contemplé el horizonte un instante más antes de cerrar mis ojos y respirar profundamente, paz, por fin paz. Adoraba a mis sobrinos, pero una semana a mi cargo había sido más que suficiente.

El sonido de unos pasos acercándose me hizo abrir los ojos.

-Buenas tardes Camille.- Me saludó Guillem besando delicadamente mis nudillos.- Creí que habíamos quedado en la entrada de la casa para dar nuestro paseo diario.

- Discúlpame, me fue imposible resistirme a tanta belleza.- Dije dirigiendo mi mirada al bosque que se extendía ante nosotros.- ¿No le parece fascinante?

-Bueno…- dijo algo dubitativo.- La verdad es que estando usted en él sí que me parece un paisaje digno de admiración.- Yo me volví hacia él sorprendida, a pesar de mis grandes esfuerzos por acercarme a él durante todo este tiempo, parecía que el doctor apenas si se daba cuenta de mis intenciones.

-Esas son las palabras más bellas que jamás me han dicho- acompañé mi respuesta con un delicado pestañeo.

Guillem me ofreció su brazo y continuamos nuestro paseo en silencio. La verdad que me agradaba pasear con ese hombre, eso sí, siempre y cuando no hablara de la infinidad de tareas y funciones que debía realizar toda dama. Cuando estábamos solos yo intentaba redirigir la conversación a temas neutrales, bueno más bien aburridos, pero al fin y al cabo temas seguros.

Cuanto entramos en la casa un criado se acercó a nosotros con una bandeja en la mano.

-Señorita Camille, hemos recibido carta para usted.- Dijo acercándome la bandeja para que tomara su contenido.

-¡Es de mi hermana! – Exclamé emocionada.- Si me disculpa.

Cuando me alejé lo suficiente de la vista del señor Gil corrí hasta sentarme en el rincón más escondido de la biblioteca, mi lugar preferido, y comencé a leer la carta.

Querida hermanita,

Tus palabras reflejan tu gran pasión por descubrir y conocer cosas nuevas. No dejes que tu estúpido plan estropee el resto de tu vida.

En casa todo está tal y como lo dejaste, Zuzany cada día está más hermosa y parlanchina. Nuestros padres insisten en lo innecesario que es que haga mi presentación. Dicen que tú la hiciste y que te gustó tan poco que este año te has escondido bien lejos para no participar de nuevo. Yo por mi parte tengo ganas de ser presentada, sé que no será igual de elegante que tu presentación o que la de Gloria, pero será perfecta para mí. No quiero alejarme de casa, por eso mañana seré presentada en la fiesta anual de la Señora Trick ¡Qué nervios!

Mientras tanto me distraigo ayudando en el la consulta del doctor Hall. La edad ha hecho que sea más benévolo y me permite ayudar sin queja alguna.

Por favor, aprovecha tu estancia en casa de los tíos y mándeles muchos saludos y besos de nuestra parte.

Siempre tuya

Aroha

PD: Cuéntame más sobre ese “agradable” doctor.

 

Releí la carta de nuevo, Aroha siempre sabía más de mí que yo misma. Incluso en la distancia ella entendía cuáles eran mis anhelos, pero las dos sabíamos en el fondo que alguien debía sacrificar su felicidad por el bien de las demás, y esa tenía que ser yo.

Me disponía a salir de mi escondite cuando alguien entró en la biblioteca hablando a voces.

-Es una estúpida- dijo Luis- de veras que no comprendo tu interés en llevárnosla.

-Luís, recuerda que estás hablando de mi sobrina.- Le increpó mi tío. ¿Por qué estarían hablando de mí?

-Perdóname Lucas, pero de veras no comprendo tu interés. Su única meta en esta vida es lograr cazar a un hombre y ese no es motivo para llevárnosla.

-Eso…- mí tío cayó dando a entender que Luis decía la verdad.- Te demostraré lo que vale y serás tú el que me pida que nos la llevemos.- Contestó mi tío saliendo de la biblioteca.

-Lo dudo mucho…- resopló Luís siguiéndolo.

Mmmm…. Estaba confundida ¿qué acababa de ocurrir allí? ¿Cómo sabía Luís mis intenciones… tan transparente era?  ¿Acaso había sido muy directa? ¿Adónde querían llevarme? ¿Y por qué ese mequetrefe decía que yo no valía para nada?

Permanecí en mi escondite un rato más, tenía que asegurarme de que ambos se habían alejado lo suficiente del lugar. Debía pensar como sonsacarle información a mi tía, estaba claro que mi tío no abriría la boca y preguntarle a Luis estaba descartado. Estaba decidido, mañana en la hora del te, con mucha sutileza le preguntaría a mi tía sobre el tema.

Tan absorta iba en mis pensamientos que choqué con alguien en el pasillo.

-Disculpe, no sé dónde tengo la cabeza.- dije alzando la vista y contemplando a Guillem.




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