Mi amante, el príncipe de jade.

Oscura presencia

 

Había algo en el ambiente que solo yo podía percibir, un olor peculiar que inundaba de vez en cuando mis fosas nasales, flores amargas, tierra mojada, muerte y melancolía, todo eso era una mezcla de aquella presencia sobrenatural que me hostigaba, decirle a mis padres no era la mejor decisión debido a las situaciones personales que estaban teniendo con la llegada de la princesa, agregarles un problema más hubiera sido un acto insensible de mi parte, no sabía si era mi conciencia, mi propia naturaleza que recién despertaba, la oscuridad me llamaba susurrando mi nombre, impaciente me pedia elegir un bando, yo sabía bien a que lado pertenecía mi alma, desde que le puse ese cuchillo en la garganta a esa princesa, lo entendí, nací para ser un villano.

Ese era mi castigo por no haber sido capaz de ayudar a tiempo a mi madre, si hubiese llegado antes, quizá mi hermano hubiera sobrevivido, la culpa de no haber sido útil en esa situación me marcó para siempre, Ban murió en el vientre de nuestra madre, perdiendo la oportunidad de ver la luz, vivo y murió en la oscuridad, la misma que me gané por haber sido un incompetente.

Siento como si un tsunami de aguas turbulentas y despiadadas intentaran tragarme y no hay nada a lo que pueda aferrarme, pero no soy de los que huyen de su destino, aceptaré mi castigo con los brazos extendidos a cambio de que mi hermano pueda descansar en paz, ya sea que mi autoridad como dios o titán obligue a cualquier barquero espiritual a llevar el ama de Ban a la gloria que se merece o me toque así mismo obligar a esa criatura a obedecerme.

Cual sea el caso y la identidad de la presencia que me acosa, hoy mismo me dará la cara y veremos quien huye primero, como príncipe heredero de este imperio y con la ausencia de mi padre yo estoy al mando y las bestias infernales huirán de mi.

El Príncipe Aspen  estaba siendo acosado por esta presencia desde hacia varios meses, se decía que desde que la reina perdió a su bebé, el castillo quedó invadido por polstergates y espíritus embrujados, pues las cosas salían volando de la nada y se escuchaban gruñidos espantosos, nadie quería trabajar en la habitación donde antes dormía la emperatriz debido a estas manifestaciones.

Era una presencia magnética que pasó de atormentar a Aspen en sueños y comenzó a seguirlo en sus actividades cotidianas, comenzaba a manifestarse en forma de bruma espesa y sepulcral que emitía sonidos espeluznantes.

Aspen ya estaba cansado de que no lo dejara en paz, le tiraba sus libros, su comida, le arrebataba las cosas de las manos, lo empujaba y además le hacia cosas a las personas a su alrededor, cuando Aspen fue a ver a Silfi , la presencia espectral lo acompañó, abrumando a la princesa debido al horror que experimentó esa noche.

El Principe se encontraba caminando hacía la torre donde su madre se había refugiado cuando dejó ir todo su dolor , abrió un portal a mitad del camino donde sabía que los guardias podían detenerlo y frunció el ceño adentrándose aquel misterioso lugar, una vez que giró la vieja perilla y entró externó con valentía.

—Aquí me tienes ¿que es lo que quieres de mí?—preguntó el príncipe y fue arrastrado por una fuerza superior a su pequeño cuerpo.

Un gruñido mezclado con rugido bestial le sopló en la cara provocando que su cuerpo saliera volando y se estampó contra la pared provocando que se descalabrara y la herida comenzó a sangrar.

—Si piensas que voy a salir corriendo de aquí te equivocas !no me iré hasta que no te vayas del castillo! —gritó Asen con fastidio.

Por otro lado, el rey Emir hablaba con su hermano acerca de Aspen y el futuro brillante que le esperaba.

—Si no estoy mal, mi sobrino partirá al país de Layont para internarse y recibir su preparación como príncipe heredero ¿verdad? ¿Como se sienten al respecto?

—Ha sido un tema difícil para Lía, ella y Aspen tienen una relación muy cercana, pero hemos tratado de pasar el mayor tiempo posible juntos, Minerva aún es muy pequeña, pero seguro lo extrañará.—le respondió Valeska con una sonrisa y le dio la copa a su hermano para que se la volviera a llenar.

—Es increíble la forma en la que se compromete con su puesto, es muy joven para tomarse tan en serio su rol se parece mucho en ti en esa área.

—Eso es algo que quisiera evitarle, pero no juega, no toma recesos y si lo hace, son para leer y llenar su cabeza de todo el conocimiento posible, es un buen hijo, estoy muy orgullosos de él, su llegada me hizo a admirar más a nuestro padre, no debió ser fácil cargar con todas esas responsabilidades y al final sufrir el arrebato de sus hijos, le hice pasar por mucho, pensé que pagaría mis pecados como hijo con Aspen, pero él es mejor que yo en todo el sentido de la palabra.

—No hay pecado por pagar cuando se tiene un corazón arrepentido.—le dijo Emir mientras le agarraba el hombro con empatía.

—Mi naturaleza sigue siendo la misma, perversa y maligna, solo que ahora ya no hay una bruma a cual echarle la culpa, supongo que ya debes estar al tanto de lo que pasó con Silfi Coutles, la princesa heredera de la raza elfica.

—Los rumores no cuentan toda la verdad, solo escuché que había legado una nueva amante al castillo.

—Estuve apunto de hacerla mía, en todos los sentidos de la palabra, si no me acosté con ella fue por que no me vi capaz de presenciar el dolor de Lía, no quise causarle una pena, pero el deseo me acosaba, esa elfa esta dispuesta a ser mi alfombra y complacerme en todos los sentidos, mi instinto de gobernarla, asesinarla, torturarla me recordó la bestia que tengo por dentro y desee llenar mi aren otra vez con todas las razas posibles, mi lujuria es incontrolable, no se cuanto tiempo pueda seguir así.

—Las tentaciones están a la orden del día, ¿si te dijera que no eres el único con esa lucha moral te sentirías mejor?—le preguntó Emir con una sonrisa.

—Tu eres prácticamente un santo ¿que clase de perversidad puede haber en esa cara angelical?




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