Mi chico perfecto

Capítulo 1

AURORA

—¡Nos vamos a divorciar! —gritó mi madre enfurecida, y viendo a mi padre como la persona más aborrecible del planeta—. ¡Estoy cansada de ti! ¡Siempre es lo mismo contigo, Benjamín!

—¡¿Ah sí?! ¡Entonces yo también estoy cansado de ti! —devolvió el magnate millonario con una mirada que enamoraba a cada mujer del pueblo. ¿Cómo se tomaría el pueblo saber que esa mirada funcionaba con todas las mujeres, menos con mi madre, y menos cuándo el día anterior había sido descubierto al estar viendo en secreto un capítulo de la serie en turno que ambos veían? Nada bien supongo. Él era la guía de todo hombre. Y estaba fallando miserablemente. Siempre lo hacía cuando se trataba de mi madre. Era tan imperfecto. No entendía que le había visto ella.

—¿Me puedes pasar la mermelada? —pregunté a mi hermano, sin quitarle la vista a la pareja que estaba discutiendo en medio del comedor. Siempre era lo mismo, mi madre acusando a mi padre de algo que había hecho, y mi padre siempre actuando a la defensiva, aún cuándo sabíamos que era culpable. Era más fácil sacar la bandera blanca y terminar la discusión rápido. Pero mi padre tenía una vena masoquista y discutía con mi madre, se había casado con ella, era una prueba irrefutable de eso. Era interesante lo maníaco que te volvía el matrimonio.

—Claro, hermanita—contestó Luke viendo el mismo espectáculo que yo—. ¿Quién crees que gané?

Nos miramos.

—Mamá—respondimos al mismo tiempo. Y era cierto. Mi madre solo tenía que ver con esa cara de cordero lastimado y mi padre se volvía un blandengue a su lado. Era tan predecible.

—¿Ah sí? —mi madre mostró la expresión más triste que alguien pudiera temer y vio a mi padre con dolor y acusación—. ¿Entonces es cierto que ya no me quieres? ¿Es que acaso ya tienes a otra y ya no me necesitas? ¿A ? A la madre de tus hijos, ¿en serio? Yo quién estuve contigo en tus momentos más bochornos, incluso cuando el doctor dijo que no podías levantarte de la cama por qué excediste el límite de velocidad y...—se calló mi madre cuando mi padre tomó su rostro y la beso ferozmente.

Eww

Hice una mueca, y desvíe la vista. No me gustaba cuando empezaban a ser empalagosos. No importaba cuantos años pasarán, siempre era lo mismo con ellos.

—¿Quieres que te llevé al colegio? —preguntó mi hermano terminando su desayuno, y asintiendo a nuestros padres—. Parece que papá no va a poder llevarte.

Ni siquiera intenté ver a la pareja, iba a vomitar si lo hacía.

—Sí, me voy contigo—además, me lo debía después de la última broma que me había hecho y que por su culpa mi auto había terminado en el taller. Miré mi reloj para observar cuanto tiempo teníamos y me di cuenta de que se estaba haciendo—. Apúrate, tengo mi clase de literatura y no puedo llegar tarde—insistí con rapidez. Llevé el ultimo bocado de mi tostada a mi boca y ambos nos levantamos de la mesa en cuanto estuvimos listos. Apenas nos despedimos de nuestros padres. Pero ellos ni siquiera nos respondieron, su atención estaba en llegar a las escaleras sin desvestirse en el proceso. Era mejor no pensar demasiado en lo que iba a pasar una vez que llegarán arriba. Al menos no por mi salud mental.

Luke tomó las llaves de su auto. Y ambos nos apresuramos a salir de la casa. Y aunque fue difícil con mis tacones, pudimos llegar juntos al coche.

Mi hermano pisó el acelerador.

Diez minutos después, estábamos cruzando las puertas del colegio.

—Nos vemos luego—dijimos al mismo tiempo, y ambos nos dirigimos en lados opuestos. Luke se fue a la derecha, donde le tocaba Algebra, y yo me dirigí a la izquierda, donde intenté apresurarme para mi clase de Literatura.

Fue complicado correr en tacones. Pero no era como si fuera la primera vez. Así que, con el retraso de cinco minutos, pude llegar a mi clase. Toqué la puerta con cierto temor de que no me dejarán pasar, y escuché a la profesora Jude caminar apresuradamente, su expresión era molesta cuando abrió la puerta y ver quien estaba llegando tarde a su clase, pero al darse cuenta de que era yo, dejó su expresión malhumorada y sonrió amablemente.

—Señorita Wilkinson, es inesperado verla llegar tarde, ¿se puede saber a qué se debe su retraso? —preguntó la profesora Jude, haciéndose a un lado para dejarme pasar.

Entré al aula mientras era observada por todos.

—Mi auto se echó a perder y mi hermano tuvo que traerme—expliqué con una expresión avergonzada. Y sonreí con timidez. Solo esperaba que funcionará y no me dejará una tarea extra como castigo.

La profesora Jude me observó y asintió, aceptando mi explicación.

—Vaya a sentarse.

—Gracias—suspiré aliviada.

­—Por cierto, en los cinco minutos de su ausencia estuve hablando sobre un nuevo proyecto—empezó a decir la profesora mientras me colocaba en uno de los lugares de enfrente, en mi sitio habitual—. Estos proyectos se trabajarán en pareja y tendrán que entregarlo en un mes. Será el trabajo final del bimestre. Y dependerá del sesenta por cierto de sus calificaciones. Así que espero ponga mucho empeño en ese proyecto, definirá todo su promedio al final del año.




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