Obligada a casarse con un príncipe alemán

Capítulo 1

—Todavía no puedo creer que hayas convencido a tu padre—suspira mi prima, la duquesa de Pennington.

—¿Convencerlo de qué?—la falsa inocencia destilando en mi voz.

—¡No puedes estar hablando jodidamente en serio Belle Eleanor Angela Pauline Windsor Bowes-Lyon !

—Yo también conozco tu nombre completo Helena, y ante todo lenguaje, una jovencita de tu posición no debe estar pronunciando semejantes vulgaridades—le contesté con una sonrisa descarada en mi rostro.

—No es tiempo de bromas Belle, nos van a matar, de esta no nos salva ni el médico chino. ¿Estas plenamente consciente de eso, verdad? Cielos, eres la Heredera al trono, su alteza real. Nos van a encontrar en menos de 24 horas. Van a movilizar a la armada, las agencias de inteligencia, seguridad nacional—despotricaba sin parar.

—¿Puedes calmarte, por favor?—le preguntó pacientemente...

— Està bien, me calmo, si al final siempre sin motivos aparentes termino enredada en todos tus maquiavélicos planes— aseguró derrotada.

—Vamos duquesita, no seas exagerada—le recriminé—No puedes oponerte al curso de la naturaleza—bromeé— Pero bien, volviendo a lo que nos interesa, no te preocupes, tenemos todo bajo control y una buena coartada.

—Belle, sin ánimos de ofender, estamos viajando en un avión, genio. En la base de datos del aeropuerto quedaron nuestros nombres registrados, y peor aún nuestro destino.

—Si dejaras de interrumpirme, ya lo sabrías. Siempre he tenido muchas habilidades ilegales, no por nada soy la mejor hacker de la red, y... bueno, todas las puertas se me abren, así que con un conocido, familiar de un amigo, conocido de otro amigo conseguí los dos pasaportes falsos con los que viajamos.

—Tienes todas la puertas abiertas sin necesidad de ser hacker, ¡ Dios, dame paciencia, porque si me das fuerzas te la reenvío! —exclamó con resignación— En serio estas loca, déjame preguntar algo, ¿aún tenemos protección diplomática? Porque de no ser así, ya estamos completamente jodidas.

—¿Te has percatado de las infinidades de veces que dices jodido,o alguno de sus derivados al día? La boca pide lo que el cuerpo necesita— ironicé sin poder aguantar la risa de lo ruborizada que ya se estaba poniendo Helena.

—No me cambies el tema Belle, ambas sabemos que eres una princesa temeraria, pero jamás te habías excedido de los límites...

—Espera , espera, ahora la que está muy jodida de la cabeza eres tú. ¿Excedida de los límites, en serio? Lo único que  verdaderamente se sale de los límites es que tenga que ser sentenciada de por vida a un matrimonio sin amor. Mis padres tuvieron el suyo, los tuyos obtuvieron otro, tú puedes elegir tu propio esposo. Y yo, ¡¿ yo qué?!!— exclamé exaltada— Mi único error fue haber nacido mujer y única hija de los Reyes de Liechtenstein. Según mi padre necesitamos una fuerte alianza política para que el mundo no vea debilitada a la monarquía de la nación. ¿Sabes que estúpido y misogino suena eso, considerando que vivimos en el siglo XXI y que Inglaterra es la prueba viviente que las mujeres al poder son iguales y hasta más eficaces que un hombre en el mandato? 

Todos ven la ostentocidad, los privilegios, los autos, los castillos de lujo,  los vestidos y coronas, pero nadie me ve a mí, nadie nota a la persona ,todos ven un título, un linaje, la sangre azul imperial. Es por ese motivo que me llaman temeraria, porque no me conformo con seguir los protocolos reales, no me conformo con ser solo una réplica de muchas aristócratas trofeos. Quiero conocer qué es el amor, qué es la pasión, que és el deseo irremediable de yacer junto a un hombre y ser exquisitamente consciente de que me ha poseído de todas las formas posibles, de despertar a su lado con la certeza de que mi cuerpo todavía lleva la marca indeble de sus caricias, que le pertenezco de tal modo que mi cuerpo siga despidiendo su olor, que el sea dueño de mi alma y yo de la suya, que nuestros corazones latan en la misma sincronía, que al mirarlo a los ojos pueda ver mi universo reflejados en ellos, y que por encima de todo me vea a mí, a la verdadera Belle...— ¿Ya entiendes lo que quiero Helena?— le pregunté sin vacilar.

— Si te entiendo querida prima,  y lamento infinitamente no haberme dado cuenta antes de tu infortunio. Juro solemnemente que a partir de hoy te apoyaré incondicionalmente en todas tus decisiones.

—¿Sabes que cuando no estamos en público podemos hablar sin tanto protocolo , verdad?— cambié de tema, antes de que una lágrima traicionera se deslizara por mi mejilla. 

—Si, lo sé—dijo secándose otra lagrimita en los ojos— Te quiero Belle— susurró.

— Yo más, Helena, pero siempre ten presente que dijiste: te apoyaré incondicionalmente, eso es como hacer un trato con el demonio— alcé mis cejas sugestivamente.

Helena no pudo aguantar más la risa.Era tan contagiosa que no pude evitar unirme.

— Sabes, ya sabía que algo llevabas planeado— comentó entre sonrisas—.Nunca habíamos salido disfrazadas para un viaje, y mucho menos en un avión comercial—indagó— A veces pienso que ya mi subconsciente está acostumbrado a ti.

— Si eh— sonreí —pero admite que nos vemos monas— .

—Si, tienes razón, siempre quise ser pelinegra— me respondió.

— Aún no entiendo por qué, tu larga cabellera rubia se asemeja al oro líquido, tus ojos verdes, tus rasgos faciales finos y tu piel impoluta te hacen cumplir todos los estándares de la típica belleza inglesa que muchas aristócratas inglesas envidiarían. No sabes como yo misma te envidio— le afirmé.

— ¿Acaso bromeas? , eres una exquisita mezcla de culturas, tus rasgos faciales griegos, tu larga cabellera roja que hace que las llamas palidezcan en esplendor, tu piel pálida y cremosa, y si a todo el conjunto le sumas tus inexorables ojos azules...No se qué me puedes envidiar...

—Que te puedes refugiar de las vistas indeseadas, mi pelo es casi imposible de ocultar, además de ser la comidilla de la crema aristócrata, todos comentan que ya debería haberme teñido, porque parezco muy vulgar...—por vez primera me sentía tímida con mi prima.




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