Touchdown

CAPITULO 39

Verónica.

Un mes más tarde.

Colgué la llamada con mi madre antes de mirar al hombre ansioso por nuestro viaje a Chicago frente a mí. 

— ¿Sam enserio no vendrá? —estábamos a punto de abordar el avión y Erick aún tenía la esperanza de que mi amiga apareciera en cualquier minuto. Al igual que yo, había estado preocupado por ello durante el último mes. Su cabeza explotaría en cualquier segundo debido a todas las cosas que tenía por pensar, su mente siempre estaba girando en torno a Sam, Kyle, y a eso se le sumaba Chris y Nick. Erick era un completo padre en lo que a ellos respectaba.

Nick no tardó en hacer los papeles para tener la custodia completa de Alaia, y en el último mes incluso se había tomado un par de vacaciones mientras buscaba a alguien que pudiera ayudarlo con el cuidado de la pequeña. En un intento por ayudar, estaba yendo tres veces a la semana para que el pudiera ir a los entrenamientos. La pequeña bolita y yo habíamos hecho una hermosa conexión, que esperaba cada día para ir con ella. Era demasiado fácil enamorarse de ella y Nick estaba haciendo un excelente trabajo por su cuenta.

Chris por otro lado se había refugiado en el juego. No quiso tomar descanso alguno y entrenaba con más fiereza que antes. Su cumpleaños era mañana y el equipo completo estaba a punto de subir a un avión para estar con él. Luego de todo lo que había pasado, los muchachos mostraron su apoyo estando con él y la relación mejoró mucho. El entrenador le pediría pronto que regresara al equipo, aunque estaba claro cuál sería su respuesta, su lealtad estaba allá, aunque querían hacer el intento.

—Dijo que tenía trabajo que hacer. 

Erick no lució muy convencido por mis palabras, él sabía todo el drama pasando alrededor de la vida amorosa de Samantha. Estaba el tema de Kyle que me dejó mas que sorprendida porque no solucionaron sus cosas luego de que los encontré en el baño, sino que ella solo me dijo que fue un "cierre". También estaba lo de Cox, ella comenzó a verse de vez en cuando con él y todos nos dimos cuenta de que a Kyle eso no le gustó en lo absoluto. 

Las cosas estaban tensas entre los tres y ella no quería hablar mucho del tema para que no nos involucráramos. Por mucho que intentaba sacar el tema, ella simplemente no cedía, prefería guardarse las cosas y seguir adelante con lo poco que conseguía afrontar. 

—¿Cómo quedó Jake? —mi pequeño había insistido en que quería quedarse con mi madre mientras nosotros salíamos de la ciudad. Al parecer mamá prometió llevarlo de excursión el fin de semana y él no podía faltar a clases la próxima semana. Había sido muy enfático en eso y ambos estuvimos de acuerdo.

—Bien, ya sabes como es.

—Dijo que si no traíamos un perro con nosotros iba a estar muy molesto.

—¿Aún tiene esa idea en su cabeza? —Erick asintió—. Esto es tú culpa. Le dijiste que pronto lo tendría, no le puedes decir eso a un niño si no estás dispuesto a cumplir tu palabra, Erick Hamilton. Tienes que cumplir las cosas que dices. 

Un destello de duda pasó por su rostro con mis últimas palabras. Reconocimiento brilló en ellos y quise tomar las palabras de vuelta. 

—Deberíamos subir. 

Asintió tomando mi mano en la suya y dándonos la vuelta para irnos.

— Verónica. —me giré a los ojos color miel de Grand una vez abordamos el avión. —¿Cuánto a que le haces un hermanito a Jake este fin de semana? —sonrió en nuestra dirección gracioso mientras tomábamos asiento frente a él. El resto de los chicos e incluso el entrenador nos miraron con picardía en sus ojos.

— ¿Cuánto a que haré que no salgas de tu habitación este fin de semana, niño bonito? —murmullos por lo bajo se escucharon en el lugar mientras Grand negaba con la cabeza. Él sabía perfectamente que yo tenía conocimiento sobre sus saliditas nocturnas y que había costado una buena cantidad evitar que fuese portada por tercera vez este mes.

—Parece que ya se sabe quién manda aquí, muchachos. 

George se levantó de su asiento y caminó a la cabina del piloto. Desde que Sonia apareció en su vida poco después de mi llegada a la oficina era un completo sol.

Me recosté en el hombro de Erick mientras escuchaba a los chicos hablar. —La última vez que nos subimos a este avión quise tenerte así. —mi mirada se encontró con la suya mientras sostenía mi mano entre las suyas. — Tú cabeza estaba en el hombro de Kyle y no en el mío, estuve a punto de acabar con él en ese momento.

— Fuiste un completo idiota, Hamilton. 

— Lo sé. —se detuvo un par de segundos apretándome la mano. — Verónica...— lo miré nerviosa, su voz sonaba ansiosa. Nervios cruzaron por sus bellos ojos azules y mi corazón comenzó a latir con fuerza. — Te amo. — sonreí en parte aliviada. Nunca me cansaría de escuchar esas palabras.

—¿Y sabe qué, señor Hamilton? — puse mi mano en su nuca y lo atraje cerca de mí. Tras de nosotros podía sentir los murmullos de los muchachos probablemente hablando sobre nuestra inminente cercanía. — Yo lo amo a usted mucho más. — la sonrisa que me dio valió cada segundo que esperé para decir esas palabras.

— Pensé que me volvería viejo antes de volver a escucharte decir eso. — sus labios se estamparon en los míos mientras sus manos dejaban las mías para ahuecar mi rostro. — Eres lo mejor que me pudo pasar, Verónica Cross. —sus labios encajaron de nuevo en los míos.

—¡Hamilton! — el grito del entrenador nos separó. Lo miramos encontrándolo con una sonrisa en el rostro. — Consigan una habitación, por Dios. —los chicos comenzaron a abuchearlo.

—Estábamos disfrutando el espectáculo, George.

— Deberías conseguirte una mujer y dejar de mirar a la mía, Cox. —Erick se inclinó en su asiento para mirar a Bradley.

♣ ♣ ♣

—¿Qué demonios hacen ustedes aquí? —el rostro lleno de sorpresa de Chris cuando abrió la puerta de su departamento y descubrió su pasillo lleno de jugadores con latas de cervezas en sus manos y comida para llevar fue todo un poema. — Están locos, de verdad. —un atisbo de sonrisa se hizo presente mientras sacudía la cabeza y nos miraba sin creerlo aún. Tras de mí un Nick con una sonrisa ladeada salió con una Alaia con una pequeña camisa de fútbol americano. En la parte trasera una S.H brillando con escarcha.




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