Un Faraón para Tammy

Capítulo 3

—Buenos días —Tammy se deja caer en su silla, suspira, sentía los ojos pesados, no había podido dormir.

—¿Tienes el documento? —Frank observa a Tammy, realmente era una mujer que no se preocupaba absolutamente por su apariencia, su cabello estaba desordenado, traía ojeras profundas.

Ella asiente abriendo el cajón de su escritorio y saca el sobre marrón.

Él lo toma sin siquiera decirle gracias, después de todo ella se fue noche de la oficina esperando la información del cliente.

—¿Saldrás hoy? —Rose observa a Tammy.

—Aún no lo sé, no he terminado de revisar los libros —Rose asiente.

—En ese caso, préstame tu auto, lo acaban de lavar y dónde voy no quiero ensuciarlo.

Tammy asiente, Rose lo más seguro está noche llevaría a su madre a cenar, cada vez que iba a salir con su mamá, lavaba su auto.

—Por supuesto —Tammy no miró la sonrisa de burla que intercambio Frank con Rose, ella se aprovecha de su bondad.

La mañana para Tammy fue larga ya que estaba luchando contra el sueño, miró la hora y rápidamente se puso de pie, debía ir a casa, en ese momento recordó que había prestado su auto, Rose aparecería al final del día, con un largo suspiro, tomo su móvil y busco la aplicación para pedir un servicio de taxi.

Se había olvidado por completo del hombre que había amanecido tumbado en el suelo de su sala, después de tratar de convencerlo que lo que estaba en la televisión era una película, se dió por vencido, Ressur creía firmemente que había atrapado a mortales en la caja mágica.

Tammy toma su bolsa y cierra la oficina, iría a echar un vistazo a su casa, cuando salió Ressur aún dormía así que desconocía de su paradero.

Marco el número de su casa, pero el teléfono sonó y sonó, lógicamente a él no se le ocurriría levantarlo y contestar.

****

Ressur observaba el extraño artefacto, este había dejado de estremecerse y dejar de vomitar un extrañó sonido, intentó tocarlo pero aparte su mano asustado.

Había encendido la gran caja extraña para revisar cuántas personas la diosa tenía atrapado. Se preguntó una vez más qué mal habían hecho para que la diosa en su furia los hubiera encerrado en esa caja extraña donde ellos los podían ver, pero los que estaban en la caja no miraban a la gente que estaba fuera de ella.

Se acercó a la caja y pasó sus dedos por la pantalla empezó a decirles

— Hola, hola ¿pueden escucharme? —pero se daba cuenta que no lo escuchaban hablaban entre sí, cuando al parecer se sentían desesperados por estar atrapados se atacaban entre sí, también notó que usaban ropa totalmente extraña y se volvía a preguntar y una y otra vez qué mal habían hecho para que la diosa los tuviera encerrados.

Dio un salto cuando escuchó ruido detrás de la pared, agarró un cojín con el cual pensaba atacar quien quiera que apareciera, se imaginaba que iba a aparecer un monstruo o algo, para su sorpresa ve  entrar a la diosa, llevaba una extraña ropa, parecían los costales que usaban los esclavos cuando iban a transportar los granos de Ciudad a Ciudad, pero se alegró al verla, ella se quitó el extraño adorno que caminaba en el rostro que era de color negro, caminó lentamente hacia él.

Ressur miró esos ojos azules y se dijo que el cielo mismo llevaba atrapado su diosa.

—Ressur ¿estás bien? ¿tienes hambre? ¿recuerdas algo del día de ayer?

Ella lo observa y él cae de rodillas y se inclina ante ella y vuelve a enderezarse, vuelve a inclinarse, estaba haciéndole una señal de reverencia, realmente se daba cuenta que la diosa era muy poderosa y no quería llegar a enojarla, no quería estar atrapado en esa extraña caja como los personajes que había visto el día de hoy.

—¡diosa! ¿Dónde estabas? te he llamado, he gritado tu nombre y no te he encontrado —señala el teléfono— Ese extraño aparato no ha dejado de temblar y escupir un extraño sonido.

Tammy no pudo evitarlo, soltó una risa, Ressur se quedó quieto observándola, realmente la diosa sonriendo era más bonita que nunca, ella suspiró.

— Ressur ¿has recordado? ¿recuerdas realmente cuál es tu nombre?

—Pero diosa te he dicho cuál es mi nombre, anoche te dije quién soy. Soy Ressur príncipe de Egipto— él se rasca un poco la cabeza, la observa avergonzado— Disculpa diosa solamente soy Ressur delante de ti.

Tammy suspira, observa a Ressur y se da cuenta que realmente él cree que es un príncipe y no un príncipe cualquiera sino uno de Egipto 

—¿Has comido algo?— él niega 

—No ha venido ninguno de los esclavos a darme de comer, ni ayudarme a darme un baño —ella lo observa, se lleva las manos a la boca asombrada. 

—¿Cómo que no ha venido nadie a darte un baño? creo que ya estás bastante grandecito para bañarte solo, no necesitas la ayuda de nadie, te mostraré dónde es el cuarto de baño.— Ressur se cruza de brazos

— Soy un príncipe, tú como diosa debes de saber que debo ser atendido, bañado en agua con pétalos de rosa, con el agua más limpia, el agua más perfumada porque no se está bañando cualquiera, se está bañando un príncipe. — Tammy frunce el ceño molesta, era más alto que ella, pero no supo ni como ni siquiera le importó, pero lo sujetó de la oreja, él soltó un aullido porque jamás en su vida lo habían jalado de la oreja y ella se atrevió a hacerlo

—Vamos tienes que darte un baño — lo llevó directamente al minúsculo cuarto de baño ya que cuando abrió la puerta y entró se dio cuenta con la presencia de Ressur que su baño era muy, pero muy diminuto.

—¿Qué es este lugar diosa?— la mirada de Ressur recorrió todo el baño, pero para él era un lugar totalmente desconocido, se acercó a la cortina de Tammy, tenía pintada puros pececitos, él los miró extrañados, pasó su mano por la cortina, sintió la extraña textura, apartó la mano y miró a la diosa.—¿Qué es este lugar diosa? 

—Este lugar, es el baño, aquí te darás un baño, mientras yo estaré preparando la comida—Ressur observaba el lugar, miraba la cerámica, pero no miraba el agua que habían recogido los esclavos.




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