Wolf Girl

Alex Aguanta ¿Si?

—¡Ethan no es broma! — dice Jacob acercándose. La vista se me comienza a nublar y cada vez se me hace más difícil respirar.

—¿Alex dónde dejaste el inhalador? — me pregunta Tracy limpiando el rastro de sangre de mi nariz, pero más vuelve a salir.

—En.... en....en el...auto— apenas logró articular.

—¡Noah ve por el inhalador! — le grita Tracy, escucho un zumbido de algo alejarse rápidamente.

Mi cabeza da vueltas y apenas escuchó la voz de los demás pidiéndome que aguarde un poco más.

Los brazos de Ethan me sostienen de la cintura evitando me caer al suelo.

—Alex aguanta ¿Sí? — me pide Ethan, hago mi mejor esfuerzo y logró asentir.

Vuelvo a escuchar el mismo zumbido y que dicen.

—Aquí está— luego un pequeño tubo entra a mi boca y sale un spray que automáticamente inhale y segundos después vuelvo a respirar normal.

La vista se me aclara y puedo ver a todos a mi alrededor viéndome muy preocupados.

—Hay que acelerará el paso— dice mi padre levantando la mochila negra del suelo y colocándose la sobre el hombro y comenzando a caminar más deprisa.

Seguimos caminando por unos diez minutos más hasta que nos detuvimos en un lugar despejado con muchos pinos alrededor. Pero con algo muy inusual justo en medio está Rafael uno de los guardias poniendo hielo en una bañera de metal que me confunde aún más.

Me había quedado parada viendo esa extraña bañera en medio del bosque. Mi padre nos hace un movimiento con la mano para que sigamos acercándonos.

—Buenas tardes Rafael— lo saluda mi papa.

—Buenas tardes alpha, la bañera ya está lista.

Dice Rafael señalando la bañera con agua y hielo, pero tiene mucho más hielo que apenas se distingue el agua.

—Muchas gracias ya puedes retirarte.

Rafael agacha su cabeza en señal de respeto y se retira.

—¿Me puedes explicar como una bañera con hielo puede ayudarme a volver a ser mujer lobo?

Siento una combinación de ansiedad y miedo que no ayudan con los nervios.

El dio un suspiro.

—Alex perdiste tu mujer lobo por la muerte.

Siento el cuerpo de Ethan tensarse a mi lado.

—Y la única forma de recuperarlo es... estar casi muerta.

—No... ni loco te dejare hacer eso.

Dice Ethan alterado.

—Ethan cálmate— le pido.

—Cómo esperas que me calme, no puedo creer que sea capaz de hacer esto a su HIJA— dice viendo a mi papa.

— ¡¿Acaso cree que esto es fácil para mí?!— Grita mi papa enojado.

— ¡ES SU HIJA!

— ¡EXACTO! Y porque es mi hija hago esto.

Ethan queda mudo con los ojos húmedos.

Me pongo enfrente del también con los ojos cristalizados.

—Ethan... Ethan escúchame.

—No lo hagas por favor.

Una lágrima resbalaba por su mejilla y un nudo horrible se forma en mi garganta.

—No me pidas eso por favor.

Tengo un deseo inmenso de que hubiera otra forma solo por no verlo así.

—Alex por favor— trago saliva.

—¿Prefieres verme sufrir por el asma? — digo empezando a enojarme.

—No, pero prefiero cualquier cosa con tal de no perderte... ya lo hice una vez y no resistirse otra— dice colocando sus manos a los lados de mi cara.

No resisto más y dejó las lágrimas caer, el las limpia con su pulgar.

—Ethan...por favor no lo hagas más difícil de lo que ya es— le pido sintiendo una presión en el pecho.

Él pone la mano en mi espalda y me acerca a él uniendo nuestros labios en un beso que desearía que nunca terminará. Los labios de Ethan con los míos me hicieron entrar en paz por unos segundos hasta que tuvimos que separarnos.

Me acerqué a la bañera y la toqué con mis dedos, estaba totalmente congelada.

—Hagamos lo de una vez— le digo a mi padre, el asiente repetitivas veces vi que tenía los ojos rojos.

El abrió la mochila negra y sacó un libro viejo y algo maltratado, está hecho de cuero y las páginas tienen un color amarillo.

El busco entre la página y cuando lo encontró leyó rápidamente y luego colocó el libro en el suelo aún abierto, volvió a la mochila y comenzó a sacar varias piedras de un color blanco y transparente.

— ¿Qué es esto? — pregunta Tracy tomando una de las piedras.

—Son piedras de luna.

He oído que las piedras de luna son muy difíciles de conseguir ya que son muy poderosas porque tienen conexión con la luna.

—Ayúdenme a colocar estas piedras en un círculo alrededor de la bañera.

Pide mi padre, Tracy, Jacob y Megan comenzaron a colocar las piedras alrededor de la bañera formando un círculo.

Mi madre se me acerca y me tiende un frasquito con un líquido azul fosforescente.

—Tómalo— me dice ella, agarra el frasco y note que sus ojos estaban rojos al igual que los demás. Lo bebí y tenía un sabor muy amargo que me hizo estremecer.




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