A un Callejón de Distancia.

Capitulo 4.

     Al final terminamos los cuatro sentados sobre la alfombra en torno a la mesa ratona alternando entre papás fritas, pizza con jamón, queso y aceitunas y bebiendo Coca-Cola mientras mirábamos la película de “Garfield”. Carter paso su brazo por los hombros de Theo, quién había decidido sentarse junto a él y reír de las payasadas que esté le hacía; entonces Collins le pregunto en modo serio.

 

-Theo.

 

-¿Shi?

 

-Esta es una pregunta muy seria que te voy a hacer a ti solo porque me caes bien. ¿Me responderás con seriedad?

  

     Él asintió fervientemente mientras pasaba el puño de su buzo por la nariz donde una porción de pizza le había dejado salsa.

 

-Bien, entonces… ¿Tu a quién prefieres entre Garfield y Odie?

   

      Esa pregunta era bastante fácil y Theo no necesito siquiera pensar en la respuesta porque ya la tenía más que clara.

 

-¡A Odie! ¡Él es el mejor!

    

     Carter entre cerro los ojos mientras lo miraba seriamente y lentamente se le fue dibujando una sonrisa brillante en su rostro haciendo que se asomara un hoyuelo a cada lado de la sonrisa.

 

-¡Respuesta más que satisfactoria! Sabía que tú eras de los míos peque.

 

-¿En serio?

 

-¡Por supuesto que sí! Es algo más que obvio que Odie es mejor que Garfield e incluso opino que el perro debería tener su propia película. ¿Tu que opinas peque?

    

     Theo se quedó pensativo por unos segundos mientras analizaba las palabras de Collins y cuando llegó a una respuesta sus ojitos brillaron de emoción.

 

-¡Por supuesto! Odie debería tener su película.

 

-¡Claro! Debería ser el protagonista y no ese gato feo y gordo come lasaña.-Theo se rio y eso solo alentó a Carter para continuar.-Estoy bastante seguro de que ni toda la lasaña del mundo lograría frenar a ese gato holgazán. Definitivamente Odie debería ser quién protagonizara las películas.

 

-Entonces ya no sería Garfield la película, tonto.

 

-Por supuesto, pasaría a ser “Odie la película”.

 

-Pero eso tendría menos gracia, el perro ni siquiera habla Carter.

 

-¿Estoy distinguiendo algo de discriminación perruna en tu comentario Parcker?

 

-¿De qué rayos hablas? Eso ni siquiera existe.

 

-¿Estás segura? Porque Theo y yo decimos que si. ¿Verdad peque?

 

-Siiii. Ella discrimino a Odie.

 

-Oye Theo sabes que eso no es cierto.

 

-No Peyton, él tiene las ideas muy claras y sabe que estas discriminando al pobre perro y además deseas que no sea el protagonista de su propia peli.

 

-¡Pero es que él ni siquiera habla! ¿Qué gracia podría tener una película de un perro que no habla y ni se puede saber su estado anímico?

 

-Entonces tu argumento para que el perro no tenga su propia historia es… ¿Qué el pobre no habla?

 

-Si, pero además…

 

-¿Y tú dices que no estás haciendo discriminación?

 

-¡No es eso! Es que me es difícil distinguir el estado anímico de Odie; en cambio el humor de Garfield es simple y básico. Él siempre está de mal humor.

 

-Si, no se a quién me recuerda.

    

      Mi madre se rio entre dientes mientras bebía un trago de soda y Carter me observaba con satisfacción en su rostro.

 

-Tu no sabes como soy en realidad.

 

-Por supuesto que si, eres una chica que adora decir maldiciones y patear “cachivaches” ajenos, por lo demás eres un terrón de azúcar. Además, debes admitir que el pelaje del gato se parece mucho a tu cabello.

 

-¿¡De qué estás hablando!? Yo no tengo el cabello color zanahoria; es rubio fresa.

 

-¿Y qué me dices del parecido en los ojos?

 

-¡Definitivamente no! Los míos son celestes.

 

-Ah, pero no me refería a eso. Por supuesto que se que los colores son diferentes pequeña no soy daltónico.

 

-¿Y entonces que quisiste decir?

 

-Me refería a que el ceño de Garfield siempre está fruncido en una clara señal de mal humor. Claramente son parecidos.

  

     Theo comenzó a reírse junto con mi madre que ya no logró contener la risa y por mucho que yo intenté no hacerlo, terminé riendo con ellos tres. Hacía tanto tiempo que no escuchaba a mi madre carcajear tanto que sentí mi corazón hinchado de emoción, ella se veía tan feliz y relajada que debía recordar agradecerle más tarde al idiota de Collins por logrará hacer feliz a mi madre nuevamente. Aunque fuera momentáneo igual era algo que debía agradecer, tendría que pensar seriamente en traerlo la semana entrante para que distrajera a mi ma ya que la semana entrante se cumplían 5 años del fallecimiento de mi padre y eso, eso siempre nos deprimía.

 




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