Ámame otra vez

6. ¿Una niña?

La avena no le sabía a nada. Se la estaba comiendo por compromiso y también porque tenía que tener fuerzas para lo que se avecinaba. Su madre estaba atendiendo a su padre, su discusión con Dasha casi lo manda otra vez a visitar a San Pedro. La chica que había amado desde que la conoció, estaba de regreso y se iba a casar con otro. No podía ser egoísta, porque él se casó también, pero verla frente a frente, lo único que le daba era la sensación de que no podía dejarla ir otra vez. El sentimiento que se juró enterrar regresó con más fuerza que antes.

Sus facciones se maduraron más y ya no tenía el cabello rubio como antes, sino que se lo había teñido a un tono más oscuro.

— Jed —lo llamó su padre, entrando a la cocina—. Me imagino que ya conoces a Jadiel…

— No pude hablar con él —se metió una cucharada de avena a la boca—. Me bajó el azúcar.

— Ahora estás sintiendo lo mismo que yo hace años —Volkan se sentó delante de él—. ¿No le harás pruebas de ADN?

— ¿Para qué? Jadiel es mi hijo, y hasta su nombre es similar al mío —chistó—. No puedo creer que ella haya pasado diez años ocultándome que tenemos un hijo en común. Ella abusó de mi inocencia, no es justo.

— No abusó de tu inocencia, ambos eran mayores de edad cuando tuvieron sexo por cualquier parte —le señaló su padre—. No quiero que digas eso…

— Dasha es mayor que yo.

— Por unos meses, no seas ahora un moralista porque no te queda —Volkan apretó el puente de su nariz—. En verdad no sabía que tenían un hijo. Debí suponer que esos viajes en familia hacia Moscú eran cosas en secreto de mi hermano y su esposa.

— ¿El abuelo Will no dijo nada?

— Dasha estuvo todos estos años ahí —Volkan se puso de pie y después de unos segundos regresó con una tablet—. Esto fue lo que mi hermano pudo conseguir para ti.

Jedward vio que no era mucha información, la mafia rusa era de armas tomar, no se dejan pisotear por nadie y el hecho de recordar que Dasha anteriormente estaba comprometida con alguien, hasta que su madre pudo escapar, pero se iba a casa con el mismo sujeto. No había fotos en las que los dos no estuvieran juntos, saliendo y lo peor de todo es que confirmó que ella era excelente decoradora y que hace unos meses terminó otra carrera. 

Arquitectura del paisaje.

Se supone que quería ser diseñadora de interiores, no también del exterior.

— Sus carreras van de la mano, es la chica que buscas para que…

— No la voy a contratar —espantó las palabras—. Ella no me necesita y ahora lo que más me importa es mi hijo. Nada más, ella qué busque en dónde meter las narices.

— Bien, al menos hablen de manera calmada…

— ¿Por qué todos te señalan a ti de mi ruptura con Dasha? ¿Mis sospechas eran ciertas?

— Yo le dije que debía dejarte libre para que pudieras aceptar esa beca —Volkan no bajó la mirada—. No tenía idea de que estaba embarazada cuando se marchó, mucho menos sabía que mi hermano tenía mucho que ver en su decisión de no decirte nada —chasqueó la lengua—. Eres mi hijo, siempre velaré por tu bien.

— Dasha era mi mundo —dejó el dispositivo a un lado—. Me iré a mi casa. Dejé el trabajo a medias para venir a verte y resultó ser que la persona que se iba a morir era yo.

— Comete la avena.

A regañadientes se terminó la avena, misma que sin duda alguna le terminó gustando después de todo. No quería hablar, se sentía muy pesado con todo lo sucedido, así que salió de la casa en cuanto terminó. Revisó la hora, y ya no le daría tiempo de nada. La ciudad no era su sitio favorito, pero tenía que intentar independizarse de toda su familia, porque hasta su tío tenía una casa cercana.

Marcó el número de su esposa, misma que no respondió ninguna de las llamadas.

Las palabras que le dijo Dasha se sentían punzantes en su mente, ella pudo haberle dicho que su padre le pidió que se marchara, pero decidió callar lo de su embarazo y hasta esa maldita carta se le perdió de la noche a la mañana y ni su esposa sabía dónde se encontraba. Apretó el puente de su nariz, debía tener la cabeza calmada, había sido un niño dotado de conocimiento, por esa razón terminó la escuela ante que todos; la universidad por igual, pero nunca pudo ver que su novia lo estaba dejando de lado para irse a otro país y dejarlo tirado como basura.

Tuvo que terminar el trabajo desde la casa, por suerte, su secretaria siempre mandaba un borrador a su correo del trabajo y personal para tener todo hecho en dado caso de que haya alguna emergencia. Se sentía solo en su hogar, que planeaba seriamente en mandar a limpiar la que estaba cerca de sus padres para conocer más a su hijo…

Aterrizó de golpe, tenía un hijo de diez años y con la mujer que hacía que todo su corazón latiera a mil por horas.

No pudo dormir esa noche, mucho menos pensar en otra cosa que no fuera en esa arpía que se casaría con otro. La odiaba, no podía mentir en eso, quería tenerla. 

¿Jed? —preguntó su esposa, luego de insistir tanto en llamarla—. ¿Sucedió algo?

Quería saber cómo estabas —el chofer le abrió la puerta para que entrara—. Trato de llamarte y nunca tomas la llamada. ¿Qué te sucede?

No he podido tener un respiro —se justificó su esposa—. Aquí todo está de cabeza, y lo peor de todo es que me preguntan las razones por las cuales tu madre nunca me ha dado la oportunidad de usar sus diseños.

Mi madre es algo complicada con sus cosas —se pasó una mano por el rostro antes de colocarse el cinturón de seguridad—. Ella se está tomando un…

Llevo años casado contigo, las personas dicen que tu madre me detesta porque no cumplo con tus expectativas de hombre famoso y que una modelo como yo nunca será su favorita —ella se notaba algo afligida—. Es por eso que he tomado tantos trabajos ahora, no quiero que nadie me ande diciendo que no me he ganado nada por mis propios méritos.




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