Ámame otra vez

7. Salida con papá.

Dasha casi pierde la razón de vivir en el momento que Jasha casi es atropellada por un auto, su hija estaba muy impertinente en esos días y ella tampoco tenía mucha paciencia para tratarla como se debía. Ese terremoto llamado Jasha jugaba con su poca paciencia, misma que perdió sin darse cuenta.

— Mamá, quiero ver a mi papá —gimoteó su hija, pateando el piso—. Por favor, necesito conocerlo.

— No, no ahora, por favor —le pidió negando la cabeza—. Escúchame bien, porque esto es difícil para mí —palmeó el asiento a su lado—. Debo hablar con tu padre antes de que lo conozcas, porque él no sabe nada de ti. Ni siquiera sabía de tu hermano y terminó por desmayarse.

— Pues se lo merece por ser un mal padre —Jasha se cruzó de brazos—. ¿Por qué no me ha dado dinero?

— Sí, eres su hija, sin duda —bromeó Damon, entrando a la sala—. Hija, debes ir con Jadiel ahora para conversar con Jedward acerca de la custodia compartida.

— ¡Yo quiero ir con mi papá! —gritó Jasha, enojada—. ¡No es justo!

— Ustedes irán al centro comercial, serán unos minutos —dijo Damon, tomando de la mano a su nieta—. Vamos, los dejaré allá.

Dasha asintió, tomando un bolso en dado caso de que ocurriera algo. Quedó de verse ese día con Jedward para que pasara un poco de tiempo con su hijo, lo conociera y esas cosas. Sin embargo, aún no podía decirle que Jasha también era su hija. 

Tahir le comunicó que iba a ir lo antes posible a la ciudad, que ya tenía una casa y que se podía mudar con él… Sí, claro. No se iba a mudar con Tahir, no sería un mal tercio en su vida. Jedward, no la había llamado para decirle que podían verse o algo parecido, sin embargo, ella tampoco lo llamó para decirle que podían verse y charlar sobre su hija en común.

— Mi papá tiene mucho dinero —dijo Jasha, con la tablet en la mano—. Era un niño muy inteligente y se casó con una modelo, no me gusta. Que la deje, esa mujer se ve que es mala.

— Si tu padre se casó fue porque quiso y porque la ama —dijo Dasha, ganándose una mirada burlona por parte de su padre—. Es cierto, las cosas son como son.

— Sí, cómo no —Damon chasqueó la lengua—. En esa boda se vieron más reporteros que otra cosa, con razón Nicole odia a esa mujer. Siempre quiere que la vista con sus diseños.

— Bueno, eso es algo que sin duda alguna no se puede elegir —miró la carretera—. Mi madre siempre ha sido la modelo número uno de Nicole, tal vez lo hace porque cree que estaremos juntos.

— Debiste decirme lo que pasaba ese día… —le reprochó su padre—. Sigo enojado con tu madre por eso. ¿Cómo consideras que me sentí al saber que mi hija se embarazó a los dieciocho?

— Temía tu reacción —se encogió de hombros—. Mamá solo hizo lo pedido por mí, nada del otro mundo. Aun así, fuiste a ver el nacimiento de tus nietos…

— Casi no veo el de Jasha —le recordó otra vez—. Lo que pasó…

— Es algo que tengo controlado, no hay que espantarse —le restó importancia al asunto—. Ya pasó, cosa del pasado. Lo único que me preocupa es conseguir un trabajo pronto, no quiero ser una mantenida.

— Jedward anda buscando a alguien como tú…

— ¿Es en serio, papá?

— Sí, es para expandir más en ese ámbito a la empresa —se encogió de hombros su padre—. Digamos que toda empresa constructora, merece tener a alguien como tú, es indispensable.

— Es posible que abra mi propia empresa —hizo un sonido con la lengua—. Si estoy con Jedward en un mismo sitio, será un problema y la verdad es que me canso mucho cuando estoy con él.

— No te cansaste de Jedward hace años, ¿por qué lo harías ahora?

— Las cosas cambian y no me siento preparada para decirle todavía que tenemos otro engendro igual a él —apuntó a Jasha—. Aunque se parezca a mí físicamente, es como sentir que Jedward está en su interior.

— Tanto que tienen nombre similares…

— Me gusta combinar nombres —le guiñó el ojo.

Al haber muchas personas en ese centro comercial, ellos podían pasar un buen momento en familia luego de verse con Jedward. Jadiel era uno de los más emocionados, porque no pudo pasar tiempo con él cuando se vieron. El verse en la casa de sus padres no era una opción, mucho menos la iba a poner de primero para crear malos entendidos.

Respiró varias veces con profundidad, antes de bajar del auto y tomar de la mano a su hijo.

Jadiel dio un pequeño salto emocionado por conocer a su padre y ella solo quería salir huyendo a dónde nadie pudiera encontrarla.

— Mira, mamá —Jadiel apuntó—. Papá nos está esperando.

Dasha siguió la dirección que su hijo apuntaba y se encontró con Jedward vistiendo de traje.

Sin darse cuenta, se mordió el labio, porque se lo imaginó como el sujeto de hace años que tenía el cabello por la cintura o por debajo de los hombros.

Ya no era el mismo niño, mucho menos el hombre que conoció, sino el sujeto que la odiaba por haberle ocultado el nacimiento de su hijo. Si tan solo supiera que tenía otra copia de cinco años, las cosas serían diferentes.

— Buenos días —masculló Jedward—. Imaginé que no ibas a venir aquí…

— Solo vengo para que pases tiempo con Jadiel y lo conozcas un poco —se detuvo—. El centro comercial no es un buen sitio para verse…

— Es un sitio estupendo…

— Lo digo por la prensa —mintió—. Eres un hombre casado y yo una mujer que se casará pronto…

— Supe que te casarás con Tahir, el mismo sujeto que había sido tu prometido —él cruzó los brazos en su pecho, y Dasha quiso reírse de eso—. El mundo da muchas vueltas.

— Como no tienes idea —sonrió con arrogancia—. Sería bueno que nos guiaras, hace tantos años que no vengo por estos sitios que hay cosas de las cuales no me acuerdo.

Jedward asintió, estando de acuerdo. Cada uno tomó la mano de Jadiel, mismo que sonrió de oreja a oreja.

— ¿Iniciarán la escuela en el próximo ciclo escolar? —preguntó Jedward, rompiendo el silencio—. Lo pregunto porque me gustaría…




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