Ámame otra vez

10. ¿Mi papá tiene mucho dinero?

Ella siempre les había dicho a sus hijos que no tomaran el celular a menos que fuera necesario, pero Jasha sobrepasaba todos los límites de la tolerancia. Incluso, tuvo la osadía de decirle que le había conseguido un trabajo con alguien de mucho dinero. 

En ese momento, estaba entre la espada y la pared, de todos modos debía ir a conocer al hombre que le salvó la vida a su hija y que, de paso, le daría un trabajo por el momento.

— ¿Quieres que vaya contigo? —preguntó su padre, y ella negó con la cabeza—. No sabemos quién es esa persona a la cual tu querida hija le dio tu información. 

— Descuida, estaremos en un sitio público y de seguro que mandarás a alguien a cuidarme como siempre —bromeó—. Jasha es una niña inteligente, solo hizo esto para llamar la atención y si esa persona me ayudará con un trabajo, no puedo decir que no.

— De acuerdo, amor —su padre le dio un beso en la frente—. Cuenta conmigo para lo que necesites, sabes que te amo.

— Lo sé, y lamento mucho todo esto —hizo una mueca—. Ni Liam te ha dado tantos problemas como yo y ahora esto…

— No es tu culpa, bueno, en parte lo es —Damon agarró su rostro con ambas manos—. Eras una niña aún y te dejaste llevar por las palabras de las personas de tu alrededor, eso fue todo.

— Es que todo decía que…

— Ya pasó —su padre la abrazó y ella colocó la frente en su pecho—. Ahora estás aquí, con mis nietos y no dejaré que nadie te lastime. Sin embargo, en algún momento tendrás que decirle a Jedward que Dasha es su hija, porque se dará cuenta de que tiene nuestro apellido.

— Las personas comenzarán a decir otra vez que soy una abusadora y que incité a Jedward a cometer incesto —se mordió el labio, y su padre se tensó—. Lo siento, se me hace tarde para conocer a la persona que está detrás de esa ayuda de mi hija.

Damon asintió, y acompañó a su hija. Jasha ya los estaba esperando en la entrada, al igual que su hermano. Pronto iniciarán las clases de la escuela, por lo que ella debía buscar trabajo y una casa para mudarse. Sus padres aún eran… jóvenes por así decirlo y necesitaban su espacio y ya su hermano Liam se mudó hace mucho tiempo.

— Llámame si pasa algo, estaré en el bufete y tu madre en una sesión de fotos —Damon le abrió la puerta del auto—. Llevaré a Jadiel con Volkan, porque presiento que se llevará mejor con él que con Jasha.

— Entiendo.

Jadiel le dio un beso en la mejilla y ella emprendió el viaje hasta dónde le indicó ese sujeto a su hija. Jasha estaba a su lado, se notaba feliz con ese supuesto viejo tacaño que su madre conocería.

Una sonrisa carente de humor se instaló en su rostro al ver la casa de sus tíos tan bien cuidada y la misma en la cual ella había pasado largos días con sus hermanos y primos. Para todo el mundo, eran una familia feliz, nadie sabía que su padre Damon era adoptado, todo lo contrario, suponían que había nacido con complicaciones o meses después que su tío Volkan.

— ¿Ese hombre no te dejó dicho otra cosa que deba saber? —preguntó hacia su hija, y ella negó con la cabeza—. Jasha, quiero que sepas que habrá muchos guardias alrededor de ese sitio, dime todo lo que puedas saber…

— Es un viejo tacaño —Jasha se encogió de hombros—. Quiso darme solo cien dólares para que me callara en donde yo valgo más de un millón.

— Te escuchas igual que tu padre a esa edad —le puso el cinturón de seguridad—. Siempre discutía con tu abuelo Volkan diciéndole cosas de que se muera rápido porque quiere quedarse con su dinero, también le decía que él iba a robarse un banco y cosas por el estilo.

— ¿Mi papá tiene mucho dinero? —Jasha abrió los brazos—. Digo, con eso, de que su apellido y nombre está en todos lados… además, me llamo casi igual que ustedes.

— Me gusta mezclar los nombres, ¿es que no te gusta el tuyo? —pellizcó sus mejillas—. Podemos hablar con el abuelo y él te ayudará en todo lo que quieras con eso. ¿Qué dices?

— ¿El abuelo me ayudará? ¿Estás segura de eso? ¿No hay ninguna trampa?

— Para nada, tu abuelo Damon es un abogado estupendo, no sé por qué no le gusta escalar más alto —se acomodó en el asiento, y miró el paisaje—. ¿Recuerdas que una vez te hablé de tu tío Kiral?

— Sí, el mafioso que tiene más dinero que cualquiera en la familia —respondió—. Nunca lo he visto, ¿es guapo como mi papá?

— En esta familia no hay nadie feo, todos son tan hermosos que cualquier mujer se moriría por tenerlos —le guiñó un ojo—. Es posible que lo conozcas y hasta te permita molestarlo.

— ¿Cómo que molestarlo? ¿Es tan viejo?

— Es porque tu padre siempre buscaba la manera de molestarlo —chasqueó la lengua—. Jedward iba a su oficina, a su casa o a cualquier sitio y le proponía que si no tenía hijos, pues que le diera su dinero. No sé bien en qué quedó todo, pero es obvio que Kiral le dio algo que le gustó, porque ya no lo molestó.

— ¿Él se casó?

— Sí, conoció a una mujer muy joven…

— Es una cazafortunas…

— Para nada, es por quien hizo muchas cosas de las cuales nunca se arrepentirá, pero que, sobre todo, está dispuesto a todo por ella.

Jasha asintió, y no hizo más preguntas. 

La ciudad llegó a su campo de visión y todo se revoloteó en su estómago, algo no andaba bien.

Pensó en irse a su casa, en dejar todo a medias, pero su hija se notaba tan feliz que prefirió dejar todo como estaba.

Para su sorpresa, había personas con trajes en la puerta, otros estaban de la par con ella y no había duda de que algo no andaba del todo bien con lo que ocurría en ese bendito lugar. Ella estaba en serios problemas y no se dio cuenta hasta que el chofer le abrió la puerta para que saliera con su hija.

— Esos hombres dan mucho miedo, mamá —Jasha apretó su mano—, pero entremos.

Dasha asintió, y fue hacia el interior de la cafetería, misma que estaba algo vacía. Una persona del servicio de ese sitio llegó hasta dónde se encontraban ellas, mostrándoles una sonrisa cordial.




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