Ámame otra vez

29. Iglesia de los santos.

Dasha estaba temblando, literalmente, iba a contarles a sus padres todo lo que vivió en la escuela, y Jedward con ella, solo que un poco alejado para darle privacidad en la conversación. Fue duro dar ese paso, contarles a sus padres todo lo que vivió desde que ingresó a la escuela, hasta el último día que decidió huir como ladrona.

— Y bien… —dijo Carmen, colocando unas tazas sobre la mesita del centro—. ¿De qué quieres hablarnos?

— De la escuela… —su voz tembló—… Sí, de la escuela.

— ¿Quieres regresar a la escuela…? —preguntó Damon, confundido—. Ya han pasado muchos años de eso, cariño…

— No, no es eso —negó rápidamente—. De cosas que me pasaron y que nunca pude decirles —se rascó la punta de la nariz—… yo les mentí en algunas cosas que me pasaron y bueno, es una de las razones por las cuales regresé…

— Eso ya lo sé…

— No, no va por ahí del todo, mamá —miró a Carmen—… mi compromiso con Tahir tomó impulso por algo que me hicieron unos creyentes y que tiene que ver con la familia de la esposa de Jedward…

— Exesposa —dijo Jedward, desde donde se encontraba—. Ya estamos separados y ella firmó los documentos.

— Lo que sea —dijo Dasha—. La cosa es que una niña fue la que siguió con los insultos luego de que papá acabara con los que estuvieron molestándome —jugó con sus dedos, sin poder mirar a sus padres—. No se los negaré, tenía mucho miedo de que ustedes terminaran por odiarme por no ser fuerte, pero cuando ingresamos a la secundaria, había una chica que me hacía la vida imposible… en nombre de Dios.

— ¿De Dios?

— Era de esa gente creyente que hace cualquier cosa en nombre de Dios —pasó un trago amargo, respondiendo la pregunta de su padre—. Bueno, ella les decía a esos chicos que yo era una incitadora de lo pecaminoso porque tenía una relación con Jedward… y no lo quería dejar —no se atrevía a levantar la mirada en ningún momento—. Un día ella estaba esperándome con otros chicos y me llevaron al campo de fútbol, me lanzaron al lodo y tiraron piedras, les dije que estaba jugando.

— No sé…

— No fue solo eso, la vez que Liam y Jedward rompieron las tuberías y tuviste que pagar por los daños —miró a su padre—. Fue porque Liam llegó a tiempo y Jedward también para detener el ataque —apretó los puños—. Al ver que todos se daban cuenta de mis golpes, comenzaron a lanzarme cosas en puntos que no se notaran, hasta que un día que Jedward no fue y Liam tenía prácticas, Kendri estaba en una clase y Asya huía de mi hermano… me llevaron a los baños —su voz tembló—… Ese es uno de los tantos videos que andan circulando…

— Cariño —Carmen fue hacia dónde se encontraba su hija—. Debiste decirnos lo que te pasaba. Yo tenía mis sospechas, debí revisar que no estabas bien…

 — No es tu culpa, mamá… yo tenía miedo —murmuró—. Me sentía mal… decían que Dios nunca iba a perdonarme por mis pecados de una mujer incestuosa… era mayor que Jedward y lo sigo siendo…

— ¿Por cuánto tiempo fue eso? —preguntó Damon, apretando los puños—. Necesito saber el tiempo que duró cada cosa, cariño.

— Los golpes y lanzamientos de cosas fueron durante la secundaria, cuando tenían tiempo de hacerlo o en las clases que no tenía en común con mi hermano o Jedward —miró a su padre—. En verdad, quería decirles todo esto.

— ¿Y qué pasó en Moscú? —preguntó Carmen—. Tu abuelo Will me dijo que…

— No fue del todo cierto lo que el abuelo te comentó —se quedó un momento en silencio—. Hace unos meses me encontré nuevamente con la hermana de Nathalie en una de las fiestas que hacen… mi nombre estaba haciéndose conocido, gracias al abuelo y los mafiosos que buscan que yo tomara los terrenos que querían que el mundo los viera diferentes. Alguien subió esos videos, fotos mías y de Jedward en un tabloide —comenzó a temblar, y Jedward se acercó para sentarse a su lado—. Saben que todos conocen a nuestra familia por fuera y no se imaginan siquiera que no compartimos el mismo tipo de sangre.

— ¿Y qué hizo William?

— Terminó los contratos con esas personas, sus empresas cayeron y digamos que a lo mejor hubo uno que otro muerto —respondió un poco confundida—. No sé cómo la hermana de Nathalie convenció a unos creyentes, pero tiempo después me esperaron fuera del trabajo y me lanzaron piedras… diciendo que si pensaba que mi viaje a los Estados Unidos se iba a realizar, estaba perdida.

— ¿Sabían que ibas a venir? —preguntó Damon, chasqueando la lengua—. Eso es algo…

— Sí, recuerda que te había pedido que consiguieras una oficina, porque quería escapar —sacudió la cabeza—. Natacha convenció al abuelo de llevarse a los niños a una de las casas de seguridad, porque lo conocía y no se quedaría de brazos cruzados al ver cómo me encontraba —se pasó la lengua por los labios—. Maldijo a Jedward, porque una de esas personas confesó a medias con nombres… y bueno, los padres de Tahir se metieron en el asunto para ayudarme y que yo ayude a su hijo. Ya nos conocíamos desde mi llegada —no se atrevió a mirar a Jedward—. Tuve una crisis, según lo que me dijo el abuelo después de la cirugía fue porque comencé a gritar y las cuerdas vocales casi me explotan…

— Nosotros fuimos a verte y no nos dijeron nada… —su madre parecía estar a punto de llorar.

— No quería que se lo dijeran, hace cinco años pasó algo similar y no fue algo bonito de ver —se encogió de hombros—, pero no todo se olvida de la noche a la mañana y Jadiel sabía leer. En la escuela comenzaron las preguntas y a hablar mal de mí, así que para que ninguno de los dos pasaran por lo mismo que yo, le dije a Tahir que iba a regresar con ustedes.

— ¿Tahir estuvo de acuerdo? —cuestionó Jedward—. Porque él está en el país…

— Sí, estuvo de acuerdo con todo y él me apoyó en cada cosa —se mordió el labio—. Yo… yo solo quiero que ninguno de mis hijos tenga conocimiento de nada, ambos son inteligentes y lo sabrían en cuestión de tiempo.




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