Ámame otra vez

53. Heredera.

Miró a su hija moverse por toda la pista de baile con su hermano, ella estaba disfrutando de ese buen momento, después de tantas cosas. Como era de esperarse, ya se encontraba en todos los tabloides el hecho de que su pequeño retoño le dio dos cachetadas a ese reportero… Algo que le hizo recordar, brevemente, que anteriormente tuvo que lidiar con un creyente. 

A lo lejos, vio a su hermano Kendri llegar con cara de pocos amigos a dónde ellos se encontraban, así que le pareció un tanto extraño que este sacara algo de tiempo, en dónde tenía meses sin verlo.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

— Al menos puedes decirme buenas noches —susurró su hermano, antes de indicarle que debían alejarse—. Es algo importante lo que debo decirte.

— ¿Ya te dieron el voto final para que te mueras? —preguntó en un tono algo burlón—. No lo tomes a mal, pero Asya es más pasable que tú en estos momentos.

— Lo dice el sujeto que no puede vivir sin el dinero de su familia, ya que este le servirá para vivir cómodamente con su querida esposa —Kendri puso los ojos en blanco—. Es sobre Dasha, la tía Grace me llamó.

— No he hablado con ella hoy, por culpa de este evento —salieron al jardín, el cual tenía a muy pocas personas a su alrededor—. ¿Qué sucedió con ella? ¿Está bien?

— Recibió una visita que se hizo pasar por la tía Carmen —sacó su celular—. No me gusta meterme en sus problemas de pareja y cosas que tengan que ver con esta familia, pero me pareció extraño que esa mujer fuera a la clínica a hablar con ella.

Jedward tomó el celular de su hermano y frunció el ceño, al tratar de recordar quién era esa mujer, ya que se le hacía un tanto conocida…

— Es la madre de Tahir, esa mujer se atrevió a ir hasta la clínica para ver a Dasha —dijo para sí mismo—. ¿Cuándo pasó?

— Hace unas horas, luego de la visita de la tía Grace —respondió su hermano—. ¿Qué está pasando realmente con ustedes aquí?

— Dasha iba a casarse con Tahir… bueno, eso ya lo sabías —su hermano asintió—. Digamos que por un polvo o droga que al parecer la abuela creó hace años, le hacían ver alucinaciones a Dasha —caminó hacia otro lado—. Ella fue por voluntad propia a ese psiquiátrico, ya que estando aquí con los niños es algo peligroso.

— Gracias a Dios, vengo a visitar a esta familia cada año un día, porque aquí aparecen gente sin vida que realmente me da miedo —Kendri hizo una mueca—. La tía Grace me pidió que te diera el mensaje directamente a ti, porque sabe la manera en la que el tío Damon reaccionaría al saber que su hija está expuesta nuevamente con la mafia rusa.

— Hace mucho tiempo que se terminó cualquier acuerdo —dijo Jedward, antes de pasarle el celular—. No entiendo por qué esa gente sigue insistiendo acerca de querer casarla con alguien más.

— El abuelo William declaró a Dasha como su única heredera —soltó sin vaselina, y él se quedó peor que una piedra—. Ni siquiera a nosotros, que somos su sangre, nos puso en su testamento. Natacha también hizo lo mismo, por lo que, si el abuelo muere, Dasha se queda con todo lo que tiene… Incluso, es posible que en la mafia se le permita a ella tomar el mando y que Jadiel luego de tener la edad suficiente, tome el poder…

— Pero ella…

— Sin embargo, —Kendri lo interrumpió—. Si se casa con Tahir, como lo tenía estipulado el abuelo desde antes de que ella viniera con su madre al país, tendrían más peso con el hijo que deberían tener.

— Dasha nunca me dijo nada de esto, no tiene sentido…

— Porque ni ella misma lo sabía, es decir, durante todos estos años, se le ocultó ese pequeño detalle —su hermano desvió la mirada hacia otro lado—. Los padres de Tahir, Fabio y Sandra, eran los líderes del culto ese en Moscú, ellos orquestaron todo este teatro para que ella tuviera su mente débil y se casara con Tahir.

— ¿Qué clase de enfermos son? ¿Tahir lo sabe?

— No lo sé —dijo sincero—. Tahir desapareció hace unos días, no se sabe en dónde está o qué anda haciendo. No cometas una locura, porque no te conté esto para que nos hagas quedar mal.

— Dasha…

— Necesita de nosotros, yo no puedo hacer mucho, ya que ni sé en qué pie están parados en esta familia —él suspiró—. ¿Qué harás?

— Debo ir a Londres a sacarla de esa clínica…

— Si la sacas antes de que su estancia o tratamiento termine, sería contraproducente.

— ¿Qué se supone que haré?

— Eres el dotado de esta familia, piensa, porque en verdad cuando se trata de Dasha, te pones algo bruto y todo en ti se descontrola.

Hizo una línea recta con los labios, era como si cualquier persona en el mundo se le fuera encima a su familia por un poco de poder. Dasha se fue a esa clínica porque necesitaba ayuda, no para que esa loca familia comenzara a llenarle la mente con ideas idiotas que sin duda alguna la regresaría al inicio.

Desde que se marchó, han tratado de mantener al margen el hecho de que ya no se le ha visto por ningún lado, tampoco estuvo en los últimos retoques que se le dio al hotel y esa noche solo era cuestión de tiempo para que comenzaran a notar su ausencia.

Regresó con su hermano a la celebración, tratando de dar su mejor rostro, el cual le parecía imposible de cambiar con la noticia que este le dio de que Dasha estaba nuevamente en peligro.

— ¿Sucede algo, papá? —preguntó Jadiel, abrazándolo—. ¿Mamá está mal otra vez?

— No, ella está bien —sonrió sin mostrarle los dientes—. Digamos que al igual que tú, extraño mucho a tu madre, al punto de que también la quiero conmigo.

— Puedes buscarla o irla a visitar —propuso su hijo—. Ya estamos tomando clases en casa de los abuelos, ellos nos tratan bien y los profesores no son molestos como los otros.

— Lo haré pronto —le desarregló el cabello—. Hablas como todo un hombre, lo bueno es que sacaste eso de tu madre… esa calma que le falta a tu hermana.

— Jasha solo necesita que le den un par de nalgadas, porque esas novelas que ve contigo, son la causa de esto —le reprochó—. El abuelo Volkan dijo que le pedías verlas cuando ibas a su oficina.




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