Ámame otra vez

58. Sacrificio.

Era el peor día de toda su vida. 

Amaneció con náuseas, dolores de cabeza y un montón de cosas más que no podía descifrar en esos momentos. Tenía el peor vestido que pudo haber elegido personalmente, ya que no le gustaba el corte, el diseño y tampoco fue hecho por su tía Nicole. Imaginarse casada con Tahir era algo bueno, pero hasta ahí.

— Ya está todo más o menos arreglado para tu boda —Natacha entró a la pequeña habitación que le habían dado para que esperara el momento de la ceremonia—. No te cases si no quieres, puedo…

— Sandra no es la única que tiene ese video y expondrá a toda nuestra familia —le recordó—. La tía Grace aún no encuentra la fuente o el sitio en donde ella guardó más copias.

— Siempre te echas la culpa de todo y no me parece la cosa más sana del mundo —la esposa de su abuelo se sentó a su lado—. En eso te pareces mucho a tu madre. Siempre sonriendo y dándole a entender al mundo que estaba bien cuando no era de ese modo…

— Aquí muchas personas creen que soy nieta legítima de William…

— Pues digamos que tu madre y Darren se casaron, pero ella lo mató… pero bien matado —rio con lo último—. No lo tomes personal, pero digamos que durante un tiempo ellos tenían un buen romance y puede ser que tengas recuerdos vagos de eso.

— Mis recuerdos son casi nulos, no obstante mamá tiene como tres diarios en dónde habla de esa época —dijo mirando brevemente por la ventana—. La mirada que me dio Jedward fue dolorosa, nada comparado a algo que en algún momento debería demostrar un poco de amor.

— Debes entenderlo, no es fácil para él eso de que lo abandones nuevamente y más por Tahir…

— Tienen a la pareja de Tahir secuestrada, yo estoy que ya ni puedo con mi vida y la verdad es que en cualquier momento buscaré la manera de huir de todo…

— ¿No le dirás a nadie que estás embarazada? —preguntó Natacha, cruzando los brazos en su pecho—. Estoy por considerar seriamente en que en verdad estás loca y necesitas que te den electrochoques.

— No hay que usar la agresividad —bufó, y se puso de pie—. Espero que después de esto, en esta familia ya no queden más secretos, porque después de todo, parece ser que siempre hay algo que ocultar.

— Los secretos nunca son buenos y tus padres durante años lo han sabido, cariño —Natacha limpió las mejillas de Dasha—. Aunque yo misma decidí no tener hijos, te veo como a mi hija, Liam no cuenta, porque él siempre fue molesto. Jedward y él dieron mucha batalla.

— ¿Por qué te casaste con el abuelo William?

— Me gustaba el dinero, el poder y un montón de cosas —le guiñó el ojo—. Con el paso del tiempo, aprendí a amar a ese sujeto, y él se volvió una parte de mí que no pude dejar… sabiendo que aceptó tenerme porque me parezco a su gran amor…

— Eres idéntica a su hija…

— Nicole no cuenta, ella en algún momento tendrá que decirme mamá, porque ya me agradeció que la utilizara como mi sustituta —suspiró un poco—. Tengo que salir, todos están aquí justo ahora y…

— ¡Llegué! —Jasha abrió la puerta, y entró sin ser invitada—. ¡Mamá! —gritó su hija, corriendo hacia ella—. Al fin te vas a casar con Tahir, papá está enojado contigo y dijo que…

— Los dejaré solos —Natacha miró brevemente a Jadiel—. La boda comenzará a lo mucho en media hora.

— No puedo creer que te vas a casar con Tahir —dijo Jadiel, mirando a su madre, como si no creyera que ella estaría dando ese enorme paso en el altar—. ¿Tú en verdad quieres a ese sujeto?

— Es Tahir, ya lo conoces —respondió cuando Natacha salió—. Es algo temporal…

— No puedes casarte con alguien a quien no amas —dijo Jadiel, en un tono serio—. Papá siempre ha sido el amor de tu vida. No entiendo la vida de los adultos, crecen solo para cometer estupideces.

— Harás lo mismo que todos, no sé de qué te estás quejando —Jasha miró a su hermano, ceñuda—. Mami, toda la familia está aquí en Moscú, enojados contigo y hemos venido a sacarte de aquí.

— ¿A sacarme?

— Tahir dijo que no importaba nada —Jadiel miró a su madre—. Que salgamos de aquí, que va a entretener a los guardias durante un rato.

Ni siquiera le dieron tiempo a responder. Sus retoños la tomaron de las manos, y la sacaron de la habitación. Al ser un sitio religioso, casi no había guardias en los alrededores, por lo que fue fácil para sus hijos sacarla de ahí y llevarla al otro lado del pasillo.

Escuchó pasos de algunos guardias, por lo que dejó de lado el hecho de que Tahir necesitaba su ayuda, y decidió que lo mejor era seguir su corazón e ir con Jedward. Su amigo estaba dejando escapar el único boleto que tenía de ser feliz con el hombre que amaba, solo por ella, y sus ojos se llenaron de lágrimas al saber que a lo mejor él no iba a sobrevivir.

— ¿A dónde…?

— Dejaron a la familia de papá en una habitación aparte —dijo Jasha, mientras bajaban las escaleras—. Llegó borracho, todos intentaron calmarlo y dijo que, si te casabas, él iba a destruir el mundo para encontrarte y luego matarte él.

— Sí, él es la clase de persona que diría esas palabras sin importarle lo que digan los demás —murmuró, negando con la cabeza—. Necesito hablar con Tahir, esto es una locura y el que ustedes me están sacando de la iglesia, parecen…

— Somos los herederos de la mafia rusa —dijo Jadiel, con orgullo—. Somos tus hijos, así que te estamos sacando de esto.

— No…

Jadiel la miró con el rostro serio, su pequeño tranquilo y sereno se estaba comportando con más tranquilidad que cualquier persona en el mundo. Parecía un niño con experiencia en todo, así que…

— ¡Esta mierda de familia se puede ir al infierno! —Dasha se detuvo en seco al escuchar la voz de su padre bastante enojado—. ¡Mi hija se casará con un mafioso de mierda solo para salvarle el culo a tu hijo!

— No griten, ya sabemos por qué Dasha se está casando —dijo Carmen—. En un rato se casa, debe haber alguna manera de que esto se solucione…




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