¡auxilio! Necesito una niñera

Capitulo 8

Siento como las manos me tiemblan, la respiración la tengo acelerada y el llanto de Azul me pone aún peor. Estamos frente a la casa de la familia de Will, hoy será la reunión en donde conocerán a la beba y también a mí, no sé cómo salga esta locura, pero por mi bien, lo mejor es que salga bien, porque si no es así, estoy segura de que este troglodita que tengo como jefe me va a despedir y no puedo permitir eso, no por mi bolsillo y también por Azul.

Bajo del auto con azul en mis brazos y la maleta en la mano, intento regular mi respiración para que no se note que estoy nerviosa, pero me es imposible, esto me pone incómoda, porque no sé que vamos a tener que hacer allá dentro.

—Deje de actuar así o lo van a notar, ¿es que acaso nunca fue a la casa de algún novio?

«Si supiera que solo tuve uno y fue el peor error de mi vida»

—Pues con ellos no tenía que fingir, no estamos en las mismas condiciones —digo con una mueca en mi rostro, esto me tiene incómoda.

—No es para tanto, solo haga de cuenta que me cae bien y me quiere, así será todo más sencillo —rio con fuerza por sus palabras. —¿Qué es tan gracioso?

—Que me está pidiendo mucho, no puedo fingir algo que no siento, usted no me cae bien y mucho menos lo quiero, será más complicado de lo que pensaba.

—Usted es la mujer más desesperante y fastidiosa que he conocido en mi vida, ¿se lo han dicho? —asiento levantando los hombros.

—Si, muchas veces, pero como no me importa, no presto atención.

Lo dejo parado aún al lado del auto y camino hasta la gran puerta de la mansión, esta gente rica si es exagerada, no me imagino cuantos baños debe tener este lugar. Bueno, si tienes una emergencia o tendrás problemas. Me detengo en la puerta en el momento en que esta se abre y una mujer de edad parecida a Will aparece por ella.

—Buenas tardes, ¿tú eres? —sonrío con pena y le alargo mi mano.

—Mucho gusto, soy Barbara, la n…

—Mi novia, mamá —siento la mano de Will en mi cintura y una electricidad que no conocía se apodera de mi cuerpo.

—¿Tu novia? —exclama la señora muy confundida, la entiendo señora, yo tampoco sé cómo, acepte esta locura.

—Si mamá, mejor entremos que empieza hacer frío —murmura Will tomando mi mano libre para ingresar conmigo en la casa. Si afuera era extravagante, adentro era aún peor, como puede la gente rica gastar tanto dinero en cosas que no tenían ni pies ni bola.

Esas obras de arte que tiene la pared, solo las entenderá quien las pinta porque yo solo veo mamarrachos.

—Disculpa querida, por la impresión de saber que mi hijo tenía novia no me presente —exclama la mujer de edad —. Soy Ruth, un gusto conocerte.

Sonrío y toma la mano que me alarga.

—No se preocupe, yo también quede igual cuando me dijo que nos traería —ella asiente y observa a la bebé en mis brazos —. Ella es Azul, su nieta.

—Es hermosa —indica con sus ojos aguados. Escucho un bufido detrás de mí y observo a Will sobre mi hombro con una mueca en su rostro. Este hombre es insoportable. —¿Quiere cargarla? —digo con una gran sonrisa en mi rostro.

—¿Puedo? —asiento.

—Claro que sí, es bueno para ella que interactúe con su familia.

Con cuidado la pongo sobre sus brazos y sonrío con mis ojos aguados cuando la mujer la mira con tanto amor. Por lo menos hay una persona de la familia de su padre que si la quiere, pensé que todos serían como su padre. Pasamos unos minutos en el mismo lugar, la mujer no dejaba de ver a Azul y Will estaba empezando a impacientarse porque no nos movíamos.

—¿Podemos ir a la sala?, me duelen los pies de estar aquí parado —ruedo los ojos observando a la mujer que aleja la mirada de azul para ponerla en su hijo.

—Lo siento, es que pensé que ya no estaría contigo. Me sorprende saber que aún la tienes tú.

—No iba a dejarla a su suerte como ustedes lo hicieron conmigo cuando les pedí ayuda —dice con un firme tono de reproche.

—Tu mismo tenías que solucionar tu problema hijo, te lo dije miles de veces cuando nos enteramos de que te la pasabas de cama en cama, eso te traería problemas y no me equivoque.

Aprieto los labios porque saber que este hombre es un promiscuo me provoco arcadas, eso es asqueroso, acostarse con cualquiera.

—Pues eso es parte de mi vida y no quiero que la divulgues como si nada, te agradecería que manejaras lo que dices —su madre sonríe y camina por el lugar seguido por nosotros.

—No quiero imaginar la pila de exámenes médicos que debe tener en su oficina —susurro por lo bajo, solo para que él me escuche.

—Si, mejor no se lo imagine y prepárese porque el suyo hará también parte de esa lista —abro la boca asombrada cuando termina de decir eso, ¿dijo que yo también?

—No estará pensando que me voy a acostar con usted, porque si es así, está muy equivocado, eso no pasará. —No lo decía por eso, pero si usted quiere no tengo problema —murmura pasando por mi lado, dejándome con los miles de insultos que quería decirle ahora mismo.

Llegamos a un hermoso jardín donde cuatro personas y dos niños pequeños estan en ella. Cada vez que nos acercamos más los nervios son más y más. Siento como la mano de Will se entrelaza con la mía.

—Es parte de la actuación, no se emocione —bufo haciendo una mueca porque está loco si cree que esto me emociona.

—Familia, miren quien llego, y no vino solo —exclama la mamá de Will llamando la atención de las personas en la mesa. Un hombre de la edad de mi jefe me mira de una forma que me produce un escalofrío en todo el cuerpo. Dios es igual a su hijo, porque estoy segura de que es su padre.

—Al final te dignaste, aparece, pensé que aún seguías con esa depresión absurda que te hace perder la cordura —siento la mano de Will como se aprieta con la mía y jadeo por lo bajo porque eso dolió.

—Hola padre, también estoy feliz de verte —dice con fuerza.




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