Azul Profundo

Epílogo.

La familia Gante había retrasado los preparativos del funeral de Alyssa, tenían la esperanza de recuperar el cuerpo de la joven, creían con firmeza que Amairany Lagos la había asesinado. Todos lo creían, incluso los medios de comunicación se habían encargado de difundir la noticia.

 

Raúl había abandonado la cordura, a su regreso al pueblo y apenas se había liberado de la policía, se perdió en el alcohol por largos días, un sueño terrorífico donde Amairany estaba sufriendo hizo que su conciencia golpeara y se decidiera a hacer algo al respecto. Pero no tuvo mucha suerte, aunque Romina Arias lo escuchó con atención, sin pruebas aparentes no había mucho que hacer.

Las pruebas de la inocencia de Amairany las tenía Leonardo Montiel, y ahora estaba desaparecido, y tanto la policía de Pueblo del centro, sus fanáticos y su hija Fanny, lo buscaban sin éxito, por lo tanto, no había pruebas a favor de Amairany, salvo su testimonio que no podía comprobar.

Raúl había buscado al ejecutivo del banco del Villar, para enterarse, que algunos días atrás había sido apresado por abuso de confianza y robo, pero al ser trasladado al reclusorio norte había muerto durante un amotinamiento, por si fuera poco, el banco del villar no tenía registros de ningún trámite efectuado por Alyssa Gante, porque sus registros habían sido robados por el mismo ejecutivo, tampoco encontraron la grabación de seguridad, que quizás había sido borrada por los malos manejos de la sucursal.

Aunque Arias había querido ayudar al joven, sobre todo después de que la amenazara por haberle vendido información del caso Gante, al final decidió abandonarlo a su suerte, después de todo nadie creería en él, ya que para todos estaría defendiendo a su amante, incluso Arias le hizo entender que, de ayudar a esa mujer, correría el riesgo de que la gente pensara que había tenido que ver en la planificación de la muerte de Alyssa.

Raúl se había abandonado a la desesperanza, conocía la verdad y no podía hacer nada. No pensaba en Alyssa como antes, estaba enojado, todo su amor lo había convertido en un infinito odio, que solamente lo dañaba a él.

Aquella mañana Arias había ido a casa de Raúl, lo encontró aún dormido y lo despertó con apuro.

Romina le dijo que Amairany iba a dar una confesión, luego de apegarse al silencio absoluto permitido por la ley, pero no quería hacerlo, al menos que él estuviera presente. Raúl acudió por curiosidad.

 

Al llegar a la comisaría ingresaron a una habitación donde Amairany estaba sentada en una silla, ahí también estaba Gabriel Reséndiz, cuando Amairany vio a Raúl se levantó para abrazarlo con efusividad, le decía cuánto lo había extrañado y le preguntaba si estaba bien.

Reséndiz tomó la palabra e invitó a Amairany a dar su confesión, la chica se echó a llorar y se refugió en el pecho de Raúl, pedía perdón y el joven la miraba confundido, dándole ánimo y diciéndole que fuera lo que fuera, estaría apoyándola, pero Amairany le contestaba que no, que una vez que lo dijera, él no la querría más. Amairany recuperó fuerzas, entonces comenzó a narrar su versión de lo ocurrido aquella noche de la desaparición de Alyssa Gante:

—Estaba desesperada, solo quería hablar con ella, quería que se alejara de Raúl, sabía que no lo amaba, no como Raúl merecía. Era de noche, más de las once, vi a sus padres irse y supe que ella estaba ahí. Me acerqué a la casa, y corté los cables de la cámara —Reséndiz la interrumpió para averiguar cómo había ingresado a la casa, Amairany reveló que descubrió donde colocaban la llave de emergencia, de esta manera, los detectives descubrieron que aquello ya había sido premeditado con tiempo, aunque Amairany lo negara—. Cuando entré en la casa, la busqué y la encontré en el jardín trasero, estaba fumando, cuando me vio parecía tan sorprendida, me preguntó que hacía ahí, y yo… por instinto saqué el cuchillo y la amenacé, solo quería asustarla, pero todo se salió de control, cuando tuve conciencia de lo que hacía ya había enterrado el cuchillo en su estómago, ella cayó al suelo, sangrando, perdió el conocimiento y yo… fui a la cocina, envolví el cuchillo en una bolsa de plástico y tomé lejía y jabón para limpiar, pero cuando volví… —los ojos de Amairany se habían vuelto enormes, temblaba, lágrimas calientes rodaban por su demacrado rostro—Cuando volví, Alyssa Gante ya no estaba ahí, había desaparecido, ¡Su cuerpo había desaparecido!, pero creo que estaba viva.

 

Raúl atónito, su corazón estaba helado, como el frío invierno, bajó la mirada, el llanto mojaba su rostro, todo ese tiempo había estado cerca de la mujer que había lastimado a Alyssa, todos a su alrededor lo habían traicionado, ahora su mente daba mil vueltas, el estupor y la confusión lo enloquecían, ya no podía diferenciar lo que era real de la mentira.

Retrocedió unos pasos alejándose, escuchaba a Amairany pedirle perdón con pasión y vehemencia. No volvió a mirar su rostro, pero la chica pudo ver en sus ojos que lo había herido, el amor de su vida ya nunca iba a confiar en ella, lo había perdido para siempre.

Raúl salió de aquella habitación y se echó a llorar, golpeaba las paredes y gritaba, todos lo miraban, pero se alejaban, se contuvo contra una pared y se dejó caer al suelo, sintió una cálida mano sobre su hombro, era Salomé, la chica lo abrazó levantándolo del suelo, y él correspondió, mientras lloraba y se abrazaron con fuerza.

 




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