Contrato con el paralítico

Yo y mi gran bocaza

Capítulo 

 

 

 

 

Seguía mirando el rostro de Joel a la espera de saber su propuesta de trabajo, realmente me sentí intrigada por el hecho de que sonaba bastante interesante y beneficioso para mí, pero a la vez me provocaba cierto temor escuchar la respuesta. Temía verme en la obligación de levantarme disgustada después de haberle dado una bofetada y en el peor de los casos, echarle un vaso con agua en el rostro. 

 

 

《 Calma Ariel, no debes precipitarte a los acontecimientos 》

 

 

Reflexioné mientras le observaba el rostro al hombre de ojos verde olivo. A decir verdad, no me tomé la molestia de poder detallarlo bien antes, ya que pensaba no volvería a verlo jamás, sin embargo, teniéndolo cerca, pude fijarme más que sus facciones eran suaves como las de un muñeco Ken, denotando la diferencia en una masculinidad definida a la perfección, me concentré en sus cejas pobladas, luego en la nariz recta y pómulos suaves nada pronunciados, la forma del rostro era en una V un poco redondeada, pero cada detalle de Joel parecía ser asombrosamente, perfecto. 

 

 

El cabello peinado cuidadosamente en un estilo bastante moderno con gel, marcando las separaciones del peine en él. Estaba tan distraída que él frunció las cejas y sonrió. 

 

 

—¿Te ocurre algo? —cuestionó divertido y sentí una enorme vergüenza porque pensé que me había pillado mirándolo. La verdad no solía detenerme a mirar a ningún chico, de hecho pensándolo bien, no detuve a pensar que yo nunca tuve siquiera un novio en la vida. Es que el simple hecho de llevar un chico a casa teniendo hermanos tan tóxicos, me quitaba las ganas de hacerlo y por esa razón no era algo en lo que pensara frecuentemente, obvio tampoco era tonta yo si veía a muchachos, pero fuera de eso, nada más.

 

 

—Oh, no, no, solo estoy escuchando su propuesta —respondí de inmediato, él cerró los ojos a medias astas, pero prosiguió como si nada. 

 

 

—Como te decía, me pareció que serías la candidata perfecta para este empleo —confesó e hice una mueca de lado pensando que aún no me decía cuál era el truco en eso.

 

 

—Ok, lo escucho —alenté a seguir y se enderezó en el asiento, me observó atento para luego preguntar algo que al principio no pude comprender mucho. 

 

 

—Ariel, alguna vez has cuidado de alguien —dijo y puse cara de pocos amigos.

 

 

—¿Qué? Perdone, pero no comprendo —expuse y sonrió. 

 

 

—Oh, quizás no me expliqué bien —señaló—. Lo que quiero decir, es si tienes algún conocimiento en cuidados y atención a alguien —prosiguió esperando mi respuesta, la cual debí pensar bien porque seguía sin entender por qué me estaba preguntando eso.

 

 

《 ¿Qué relación tiene con el empleo? 》

 

 

Pensé.

 

 

—Pues realmente no, nunca —fui honesta y luego recostó su espalda en el asiento llevando los dedos a su barbilla en un gesto pensativo, a lo mejor analizaba mi respuesta para considerar la suya. 

 

 

—Bueno, en realidad tampoco es algo por lo que vaya a descartarte… —mencionó y pude notar en su rostro como si estuviera guardándose algo que luego iba a explicar. 

 

 

—Señor Joel —empecé viendo a sus ojos olivos y negó haciendo un gesto divertido. 

 

 

—Vaya, por favor no me digas, señor, apenas tengo 30 años y me haces sentir mayor —declaró. Apreté los labios sabiendo que había cometido un error, pero afortunadamente, Joel no era del tipo de personas que se enfadaba con facilidad. Su actitud risueña daba aires a buenas vibras y era grato poder entablar una conversación con él. 

 

 

—Lo siento.

 

 

—No te disculpes, solo dime Joel y ya, está bien —agregó y asentí de acuerdo con su proposición. 

 

 

—Ok, Joel —me sentí rara hablándole de tú, pero no quedaba de otra—, Me haces esta propuesta de trabajo, luego continúas con preguntas, pero no me has dicho nada sobre de qué exactamente, trata el empleo —fui al grano y se acomodó en su asiento, luego puso una cara como si esa confesión fuera bastante complicada, sin embargo, por fin explicó todo.

 

 

—Bien, en realidad, Ariel, yo quiero contratarte para que trabajes cuidado a mi amigo Antoni —describió y fruncí el ceño con curiosidad, pero no hice preguntas hasta que finalizara su explicación. Él hace un año aproximadamente, tuvo un accidente y quedó en silla de ruedas, le han asignado del hospital varios enfermeros para cuidarlo, pero todos terminan marchándose porque él es… Bueno, un poco especial diría yo —añadió con una mueca de lado 

 

 

—Oh —se me escapó pensando en la razón por la cual ese sujeto se veía tan enojado, y pues a la vez era comprensible su situación. 

 

 

—Sí, la verdad yo quisiera ayudarlo, ya que no estuve con él cuando se mantuvo en coma por 8 meses, y aunque dice que no importa, como amigo me siento mal, no haberlo apoyado. Ahora quiero ayudarlo a recuperarse, sin embargo, él lo hace un poco difícil porque se niega a cualquier tratamiento y me preocupa verlo deprimido todo el tiempo —enumeró cada una de sus razones y realmente me pareció un gesto bastante noble de su parte, quizás en el pasado no pudo estar, no obstante el presente era lo que contaba. 

 

 

Por otra parte, analizando esa situación, la de cuidar a Antoni, me preocupaba y mucho debido a que si no tenía la más mínima experiencia y por lo que explicó Joel, al parecer Antoni para nada era flexible, pues si tantos enfermeros terminaron yéndose, entonces se trataba de un gran reto.

 

 

 

 

—Sé que te estoy pidiendo un imposible, pero si hubieras conocido a Antoni antes del accidente, quizás entenderías por qué quiero verlo recuperado. Extraño a ese amigo noble y alegre que antes tuve y por culpa de ese accidente, perdí —señaló con una expresión de tristeza. Siento honesta debía meditarlo, pero no perdía nada con intentar, además la paga era bastante buena. 




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