De la mentira al amor

Capítulo 10: Adicto a ella

Armand

Nunca había visto preocupada a Emma por alguien, ella siempre era de esas personas que no se interesan por otras, pero ahora parece alguien frágil, sus manos tiemblan, sus ojos están rojos y al parecer la mujer que creía que no tenía corazón sí que tiene, su mirada está perdida mientras me cuenta todo, tuvo que ocurrir una desgracia para que viniera hacia mí, está aquí solo para ayudar a una amiga, ¿en donde está esa mujer que no ayudaba a nadie y que solo pensaba en ella misma? Dejo la tasa de té frente a ella, la cual toma en sus manos sintiendo el calor de esta, debe de tener frío, yo tomo asiento frente a ella mirando detalladamente su rostro.

—Te daré el dinero para tu amiga —ella me mira —es más, mientras hablabas lo mismo una y otra vez le mandé un mensaje a mi abogado, él ya se está encargando del traslado de Julieta al mejor hospital de esta ciudad —Emma asiente

—Gracias Armand —una de mis cejas se alza, ¿gracias? Emma nunca da las gracias y menos cuando tiene que hacer algo a cambio, definitivamente he quedado en shock.

—Al parecer va a ser cierto eso de que las personas cambian —ella me mira y sonríe

—No, las personas no cambian, sigo siendo la misma, Armand, solo que ahora tengo una amiga y no quiero perderla, le debo mucho a Julieta, es la única persona que estuvo conmigo en el peor momento de mi vida, no me dio la espalda a pesar de que yo si lo hice cuando llegué a la cima.

—Bien —suspiro —hablemos entonces de lo que haremos, en tres días debemos estar en la hacienda de los abuelos Emma

—No voy a dejar a Julieta sola

—Puede ir, la casa es enorme, hasta Rubén irá por unos días —ella asiente satisfecha —debemos ganar esa herencia Emma, fingir que nos amamos y cumplir con todas las tareas que nos asignen.

—Si —comenta mirando el té —hablemos ahora de mis ganancias —ella se acomoda en su silla y me mira

—Te daré el 10% del dinero y

—Solo quiero dinero Armand, no quiero bienes de ningún tipo ni acciones ni nada —mi ceño se frunce —cuando todo termine me iré del país a cualquier otro lado —y eso debería hacerme feliz, pero, ¿por qué no lo hace? 

—Eso es perfecto, no tendré que ver mi error por ahí

—Así es —sonríe —por eso lo hago, no tendré que ver tu cara en mi vida y seré feliz, así que quiero el 40% de todo el dinero —paso una mano por mi rostro y asiento con lentitud —lo quiero todo firmado Armand

—Yo también, pero si perdemos no te llevas nada —ella asiente y estira su mano para cerrar el trato, tomo esta sintiendo las mismas sensaciones que sentí cuando tomé su brazo en la casa de Julieta, va a ser verdad eso que dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, aunque yo si sabía lo que tenía, lo que no sabía era lo que sentía hacia ella, pero ya me ha quedado más que claro.

Tendremos que convivir bajo el mismo techo por tres largos meses, dormir en la misma habitación y claro en la misma cama, estoy seguro de que el abuelo tendrá cámaras por todos lados, le conozco a la perfección, pero eso no es problema, el problema mayor será el trabajo, Emma y yo estamos acostumbrados a tener todo en la mano odiamos sembrar, odiamos a los animales en general y ahora viviremos junto a estos por demasiado tiempo.

—¿Qué sucede? —cuestiona mientras vamos en el auto al ver que no dejo de mirar por el espejo

—Creo que nos siguen —musito, Emma se echa a reír

—Armand ves muchas películas —expresa, pero también mira por el espejo, la veo entrecerrar los ojos y suspira —Es Fred —masculla con asco

—¿Quién es ese?

—El jefe del club —bufo

—Dime que no tienes un lío con él Emma por favor —me mira rápido

—Claro que no, le rechacé y está intenso, creo que él fue quien atacó a Julieta

—Bien, llamaré a la policía —murmuro preocupado por esta situación y más por la mujer que va a mi lado.

Veo a Emma sujetar la mano de su amiga cuando la dejan ver a esta, está feliz ahora que sabe que ella está bien, hasta a mí me duele ver a Julieta así, tiene golpes en su rostro y en su cuerpo, quien hizo esto es alguien bastante peligroso y si lo hizo ese hombre que sigue a Emma debemos tener bastante cuidado a partir de ahora, yo miro mi reloj dando un suspiro.

—Puedes irte ya Armand —dice sin mirarme —ya has hecho suficiente, además, debes de tener a alguna de esas chicas en tu casa

—Viste las fotos

—Yo y todo el mundo, lo que me sorprende es que tus padres no estén como locos —suspiro, tuve que bloquear a estos

—Emma

—No me interesa lo que hagas, pero ten cuidado, todos creen que seguimos casados, ya soy una cornuda, pero —me mira —por favor, que no lo sepa el resto del mundo.

—Iba a decir que me acompañaras a la salida —miento mirando sus ojos —jamás te daría explicación de nada, no lo hice antes, menos ahora y por cierto, hay que tener cuidado con mis hermanos, juegan sucio —murmuro lo último, esta bufa, pero echa a andar saliendo de la habitación.

—Por qué debo acompañarte? Estás tan viejo que no recuerdas el camino? —ríe burlándose

—Hay periodistas fuera, vieron mis fotos por lo que hay que callar ese rumor —Emma murmura algo que no entiendo y ambos salimos del hospital, caminamos hacia mi auto en completo silencio y cuando llega a este voltea a verme.

—Ya está en su carroza príncipe —abre la puerta de este y sonríe —vete, nos vemos en tres días —está loca si cree que no volveré aquí, más que nunca debemos parecer una familia feliz

—¿No vas a despedirme con un beso o algo? —se echa a reír, pero me acerco más a ella —pueden estar viéndonos

—Armand —mi nombre sale en un susurro cuando me pego a su cuerpo —prefiero besar un sapo antes de —atrapo su boca sin darle tiempo a nada y la beso como llevo queriendo hacerlo desde hace días, sí, soy fanático a sus besos, adicto a ella y eso ya es imposible de negar aunque jamás lo admitiré ante nadie.




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