Desafiando su Corazón

Capítulo 28: La Superación de los Obstáculos

Silas 

La cena de anoche fue mucho mejor de lo que imaginé, Isla y yo no solo cominos, sino que también nos sinceramos con el otro, hablamos sobre nuestro pasado y lo que esperamos para el futuro. Con tristeza me confesó que no podría tener más hijos, como si intentara hacerme huir, pero solo reafirmó la admiración que siento por ella. 

Una mujer así no la dejas ir simplemente porque no puede procrear, una mujer como ella debe ser cuidada, amada y venerada. Y es lo que planeo hacer siempre que ella me dé la oportunidad.

Es por eso mismo que cuando me despierto, siento que el día será mejor que los anteriores. No creo que sea porque estoy en la nube del amor, es más bien una corazonada que me dice que todo estará bien y lo creo. 

Me visto con un traje, peino mi cabello hacia atrás y salgo de casa con una sonrisa radiante. Tarareo las canciones que suenan en la radio, y cuando ingreso al edificio donde trabajo, mis colegas voltean a mirarme cómo di me hubiera salido otra cabeza. Deben pensar que estoy perdiendo la cordura, un día llego como si tuviera el peso del mundo en mis hombros, y al siguiente sonrío como un desquiciado. 

—Buen día, señor Silas. —Me saluda mi secretaria. 

—Buen día, solicita una reunión en media hora. —Le digo. 

Reúno a mi equipo en la sala de conferencias para que discutamos sobre los avances de los proyectos en curso.

—Buenos días a todos —saludo, intentando transmitir una energía positiva—. Hoy vamos a revisar los avances de los proyectos y discutir los próximos pasos que debemos tomar. Quiero escuchar sus ideas y sugerencias para asegurarnos de que estamos en el camino correcto.

Mis colegas asienten y se preparan para la reunión. Mientras tomo asiento en la mesa, me siento agradecido por tener un equipo tan talentoso y comprometido. A pesar de mis preocupaciones personales, sé que puedo confiar en ellos para mantener el trabajo en marcha.

—Comencemos con el proyecto de desarrollo de software —propongo, revisando los informes sobre la mesa—. ¿Cuáles son los avances hasta el momento?

Uno de mis colegas, Charlie, toma la palabra y comienza a explicar los últimos avances en el proyecto. Mientras escucho atentamente sus palabras, mi mente se enfoca en los detalles del trabajo, alejándose por un momento de mis preocupaciones personales.

—Hemos logrado completar la fase de diseño y estamos avanzando en la etapa de desarrollo —explica Charlie, señalando algunos gráficos en la pantalla—. Creemos que estamos en camino de cumplir con los plazos establecidos y estamos trabajando duro para garantizar la calidad del producto final.

Asiento con aprobación, contento de escuchar sobre el progreso del proyecto. Miro a mi alrededor y veo la dedicación en los rostros de mis colegas, lo que me da un impulso de confianza en nuestro trabajo conjunto.

—Excelente trabajo, equipo —Les felicito, sonriendo—. Sigamos así y estoy seguro de que alcanzaremos nuestros objetivos.

La reunión continúa con discusiones animadas sobre otros proyectos en curso, y me siento aliviado de poder sumergirme en el trabajo y dejar de lado mis preocupaciones personales por un momento. Aunque sé que la situación con Nayla no se resolverá fácilmente, encontrar refugio en mi trabajo me da la fuerza para seguir adelante y enfrentar los desafíos que se presenten.

Salgo de la reunión con la mente aún en los avances y discusiones sobre los proyectos de la empresa. Sin embargo, mi pensamiento se ve interrumpido por la secretaria, quien me informa que alguien me está esperando en mi oficina. No menciona quién es, pero la mención de una visita inesperada provoca un nudo en mi estómago. ¿Quién podría ser en este momento? ¿Un socio, un cliente importante? La incertidumbre me embarga mientras camino hacia mi despacho.

Al abrir la puerta, mi corazón da un vuelco al descubrir a Dámaso sentado frente a mi escritorio. La sorpresa y la preocupación se mezclan en mi interior. ¿Qué hace él aquí? ¿Ha ocurrido algo con Nayla? ¿O tiene noticias sobre Fátima?

—Dámaso, ¿qué te trae por aquí? —pregunto, intentando mantener la calma a pesar del torbellino de emociones que siento.

Dámaso se pone de pie y me saluda con una leve inclinación de cabeza. Su rostro parece serio, lo que aumenta mi inquietud.

—Silas, necesito hablar contigo sobre algo importante —responde, su tono de voz grave.

Trago saliva, preparándome para lo que pueda venir. Mi mente corre a mil por hora, tratando de anticipar lo que Dámaso pueda decirme. ¿Qué noticias trae? ¿Qué podría ser tan urgente como para venir personalmente a mi oficina?

—Por supuesto, Dámaso. Siéntate, ¿quieres algo de beber? —ofrezco, tratando de mantener la cortesía a pesar de mis nervios.

Dámaso asiente con la cabeza y se sienta en una de las sillas frente a mi escritorio. Observo su expresión con atención, tratando de descifrar qué es lo que está pasando. El silencio se hace incómodo mientras espero a que él comience a hablar.

—Ha estado visitando lugares sospechosos, llevando a cabo reuniones con personas de dudosa reputación y, lo más preocupante, ha estado utilizando una identidad falsa en algunas de sus actividades. Lo mejor de todo es que tengo las fotos de ella saliendo de un motel con el juez que llevó el caso de Nayla, podrías apelar.




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