–Jenks, cuando todo esto termine, tu y yo podremos ser felices.
Su sonrisa se vuelve más grande y por un momento mi corazon siente alivio. Sé que estando juntos nada podra derribarnos, no importa que tan duro sea, no importa cuanto intenten separarnos, somos uno solo. Dos cuerpos, un solo corazón.
ººº
–Ha sufrido algunas quemaduras en su cuerpo, pero la mas grave esta en su torso, debemos vigilarla toda la noche. Los tendremos al tanto.
La mano de mamá sujeta la mia, su agarre es debil y aunque su rostro se encuentra preocupado todo esto parece falso. Todos van de un lado a otro, Padre solo grita por el telefono y el tipo que aparecio hace una semana en casa -ahora sé que su nombre es Hank- solo habla de nosotros con personas de la prensa.
–¿Te duele algo, cariño?
Su toque es suave, pero mi cabeza duele demasiado. Aun veo rojo por la sangre que cubre mi rostro.
ººº
Las manos me pican, el corazón me late tan rapido y fuerte que tengo miedo de que salga de mi pecho, poco a poco mi vista se va haciendo mas clara y voy dejando de toser.
–¡Acabas de atacar a tu hermano! ¿Enloqueciste?
Mamá acaricia mi cabello, intenta tranquilizarme. Mientras papá le grita a Amelie, sus manos tiemblan, hay un poco de sangre bajos sus uñas y me da la mirada mas aterradora de mi vida. Ya no siento que seamos un equipo. Todo se ha vuelto un caos.
JENKS
La luz que cubre el escenario me molesta un poco, es difícil ver al publico de esta manera. El tipo enano que nos recibió es ahora quien nos presenta ante todos los presentes. Alana me explicó el funcionamiento de esto, las peleas son un gran ingreso de dinero y aquellos que vienen aquí están dispuestos a pagar lo que sea con tal de escapar de su mundo perfecto. Quizá si es una excusa ridícula.
–No saben lo especiales que son los invitados de hoy –el tipo me lanza una mirada nada discreta– Sin mucho que agregar, iniciemos con lo emocionante.
Según las indicaciones de Alana, cuatro personas estarán luchando en el ring y el único propósito es sobrevivir, no importa cuanto tiempo tome solo debe quedar un participante en pie, tampoco interesa mucho los métodos, puedes hacerlo de cualquier forma, no se permiten armas; pero el hecho de no tener mas reglas es suficiente.
Los tres tipos a mi alrededor parecen estar acostumbrados a este ambiente, soy mas alto que ellos pero sus cuerpos son más grandes que el mío. Por suerte soy muy bueno luchando.
Una alarma suena, nuestro guía baja del ring y entonces una enorme malla nos cubre, no hay escapatoria. El ruido, los insultos, el ambiente es completamente abrumador, mis sentidos están trabajando el doble y mi cuerpo solo esta a la expectativa, queriendo pasar un poco desapercibido intento retroceder, pero entonces un puño grande y fuerte se estrella justo en mi cara.
–¡Parece que nuestros participantes han encontrado un enemigo en común!
El golpe me desorienta por unos segundos y antes de que pueda reaccionar otro golpe conecta en mi cuello. Una ráfaga de golpes llegan a todo mi cuerpo y me tienen sin saber que hacer, son tres tipos enormes contra mi. Definitivamente estoy siendo apaleado.
Intento recomponerme cuando caigo a la orilla del ring, con mi frente tocando el suelo busco que el oxigeno entre en mi cuerpo de forma normal, entonces la voz de Alana llega a mi.
–Incluso en esta situación, ¿dejaras que te pisoteen? –mis ojos conectan con los suyos– ¿Hasta cuando seguirás fingiendo lo que no eres?
La malla de metal nos separa, pero sus ojos sínicos me abofetean. Tiene razón, claro que lo sé. Pero vivir escondiendo tu verdadera naturaleza se convierte en algo necesario, tanto, que ya es difícil distinguir lo que los demás conocen y lo que en realidad soy. ¿Soy un hijo de puta o soy un peón esperando mi destino?
Otro golpe conecta con mi abdomen, por un momento fui ignorado, pero viendo a uno de los tipos tirado en medio de la arena puedo decir que las cosas han escalado a un punto mas sanguinario.
Me levanto sin mucho esfuerzo, no estoy dispuesto a ser pisoteado por inmundos callejeros, aquí el del poder soy yo, quien tiene las riendas soy yo y quien decide como termina todo.
Detengo el puño que se dirige a mi cara y de un rápido movimiento logro darle un gancho derecho al idiota frente a mi. El corazón se me acelera, siento mi cuerpo caliente y mis ojos solo están en un objetivo, matar a estos hijos de puta.
Lanza una patada a mi costado, pero logro atraparla entre mi brazo y mi torso, doy repetidos golpes en su rodilla al mismo tiempo que camino hasta arrinconarlo, un golpe, dos golpes, tres golpes, su nariz queda destrozada y aunque hay mucha sangre saliendo de su rostro no me detengo. Golpeo su rostro y su cuerpo, sintiendo los huesos crujir bajo mi puño, sus brazos ya no tienen fuerza para detenerme y es entonces cuando me detengo, el tipo respira con dificultad y con las pocas fuerzas que le quedan se arrastra hasta la malla desde ahí me escupe y maldice en un idioma que no conozco.
El publico grita, claman mas sangre y justo eso es lo que mi cuerpo quiere ahora. Solo quedamos dos en el ring, el sujeto frente a mi solo es unos pocos centrimetos más bajo, hay tatuajes por todo su pecho y parte de sus brazos, lleva la cabeza rapada y al mismo tiempo tinturada de azul. Siento que lo he visto en algún lado.
–¿Te gusté acaso, cariño? –Limpia el sudor de su frente, dejando una mancha de sangre ahí.
–¿Crees que tendría gustos tan bajos? –Escupo la sangre acumulada en mi boca.
–Bueno, tu si eres mi tipo –acomoda sus puños– Pareces una zorra barata.
Se abalanza hacia mi con su puño directo a mi rostro, pero la adrenalina que me recorre el cuerpo ya no me deja sentir nada. Doy un golpe a su ojo izquierdo, un puñetazo en su costado, después de un tiempo dos golpes se vuelven seis y su cuerpo tirado en la arena es todo lo que puedo ver; hay sangre bajando por mi frente, me nubla la visión y me hace ver rojo. Es un recuerdo muy fresco aún.