El Aprendiz

2 - Shin - 1

Unas semanas después de convertirse en padawan, Shin quería aprender todo lo que necesitaba para ser un gran miembro de la Orden y lo primero que estaba en su lista era poder hacer rebotar los disparos como hacía su maestra. Pasaba las noches practicando con los drones hasta que su cuerpo le pidiera un descanso. Despertar con la cara de Alara tan cerca era un sueño para él.
"Padawan... eres lindo cuando duermes." Dijo divertida Alara. "Otra vez te pasaste la noche practicando con los drones." Agregó mirando las marcas en las paredes.
"Alara..." Dijo Shin mientras se acariciaba los ojos. "¿Puedo llamarte así? Últimamente eres maestra..."
"Cuando estamos solos..." Dijo la jedi mientras se agachaba a su lado. "¿Estás lastimado?"
"No... es difícil no esquivar." Dijo sonriente Shin.
"Estúpido..." Dijo ofuscada Alara mientras lo ayudaba a levantarse.
"¿Me perdí de algo?" Preguntó para luego mirar por la ventana, el sol apenas había salido. "Es muy temprano."
"Lo sé, pero es tu primera junta, así que necesitas estar preparado... y limpio." Dijo divertida Alara. "Te dejé tus nuevas túnicas sobre la cama."
"Gracias..." Dijo apenado Shin.
"No te preocupes, quería agradecerte por reparar los escudos de mi nave..." Agregó al aire Alara.
"No hay problema... sí tan solo Keyfour me dejara trabajar en él no me necesitarías para esas cosas." Dijo pensante Shin mientras acomodaba su sable en su cinto.
"Tengo algo para ti..." Agregó Alara mientras revisaba su cinturón. "Te hice uno de los cinturones que querías." El cinturón tenía diversos bolsillos y ganchos a ambos lados para su sable.
"Gracias... ya quiero probármelo." Dijo sonriente Shin mientras acariciaba la mano de Alara al sacarle el regalo.
"De nada..." Dijo sonriente Alara. "Ve a bañarte, te espero en la entrada de la Sala." Terminó para marcharse.
Shin corrió hacia su habitación y se bañó rápidamente para luego vestirse con sus nuevas túnicas, están eran blancas y de un marrón anaranjado, como la de todos los padawans del templo usaban. Antes de ponerse la túnica se puso su chaqueta, ya que era parte de su vestimenta habitual. Su cinturón podía guardar todas sus cosas y se sentía muy cómodo en su cintura, sin contar que combinaba con su chaqueta. Las vestimentas de los jedis no eran de su estilo, pero ahora que era un padawan se veía obligado a usarlas. Rápidamente se dirigió hacia la Sala, donde su maestra lo esperaba. Alara estaba parada sobre una baranda mirando hacia abajo, cuando lo vio lo invitó a subir con un gesto de sus manos. Alara sonrió mientras abría la gigantesca puerta de piedra. El templo parecía poblado y en movimiento, los aprendices salían a alguna de las clases mientras los diversos maestros y ayudantes iban de un lado a otro. Shin vio a varias personas del pueblo, que siempre venían a pedir ayuda al templo. La sala estaba atestada de Jedis, todos los maestros y sus padawans estaban allí, los maestros sentados en los sillones y los padawans esperando por ellos. Alara lo dejó entre los padawans para pararse cerca de Syo, que lo saludaba con la mirada.
"¿Qué hace Shin aquí?" Dijo ofuscado Athos.
"¿No escuchaste? Pasó la prueba hace poco, parece que el Gran Maestro Ch'Chok estaba impresionado con él." Respondió Lira.
"¿Qué? La última vez que estuve aquí todavía era un aprendiz..." Dijo ofuscado Athos.
"Athos..." Dijo con seriedad Kysho.
"Lo siento, maestra..." Respondió con obediencia el joven.
"Shin, es la primera vez que estamos todos juntos desde que pasaste la prueba, así que te felicito oficialmente en nombre de todos." Dijo sonriente Ch'Chok. "Como ya debes advertir, en estas juntas repartimos los trabajos, pero además nos informamos con las últimas noticias de la Orden."
"Presta atención, padawan." Dijo con seriedad Alara.
"Entendido." Dijo Shin mientras apoyaba sus nudillos en la parte trasera de su cintura.
"Por parte de las noticias, desde el Tratado de Corellia que no podemos ayudar a la República en campañas militares, pero eso no significa que no podamos proteger a sus ciudadanos. Las batallas entre el Imperio y la República parecen estar parejas y lejos del centro de la galaxia. Por otro lado, los esfuerzos para investigar los movimientos Sith en la galaxia siguen su curso, pero no es algo que nos incumba por ahora. Nos han llamado para ayudar en diversos temas, como buscar jóvenes usuarios de la Fuerza y con algunos problemas en las investigaciones de diversas entidades de Coruscant." Dijo con seriedad Ch'Chok para luego empezar a repartir trabajo.
Cuando todos se fueron, y solo quedaba él y su maestra, Ch'Chok se levantó para estirar las piernas.
"Lo siento, Alara, a ti te toca otra vez el trabajo de recolección de reliquias y artefactos." Dijo divertido el gran maestro.
"¿Otra vez?" Dijo ofuscada Alara para luego mirar a su padawan.
"Sí, tú ya sabes lidiar con él y ahora tienes a Shin para ayudarte." Agregó divertido Syo.
"Como ordenen..." Dijo ofuscada Alara.
"¿De qué me estoy perdiendo?" Preguntó confundido Shin.
"Ya lo verás..." Dijo al aire Alara.
"¿Qué debemos hacer?" Preguntó el joven mirando a Syo.
"Básicamente son un servicio de mensajería." Respondió el maestro.
"No siempre podemos terminar nuestros trabajos, Shin." Agregó Lak mirando al joven. "Entonces dejamos en un lugar seguro los objetos que encontramos, usualmente es información o algún artefacto. Es su trabajo recuperarlos y asegurarse que lleguen a Coruscant o a nuestro templo."
"Además hay un par de personas que quieren conocerte en Coruscant, así que todo parece querer llevarte hacia allí." Agregó Aola mientras lo revisaba con la mirada. "¿Qué esa chaqueta? ¿Y desde cuándo un Jedi necesita un blaster?"
"Esta chaqueta va conmigo a todos lados." Dijo divertido Shin. "Necesito sus bolsillos y el blaster... no lo sé, tenía lugar en el cinturón. El Maestro Lak dice que no hay que depender de la Fuerza."
"Siempre tiene una respuesta..." Dijo ofuscada Aola.
"No hay nada de malo en el blaster, maestra." Dijo divertido Ch'Chok. "En mi época los Vigilantes solían ser grandes tiradores."
"¿Vigilantes?" Preguntó confundido Shin.
"Son Jedis que recorren la galaxia derrotando el mal." Aclaró Kysho. "Como los Buscadores lo hacen para encontrar adeptos o lo Embajadores para llevar paz."
"Entendido." Dijo pensante Shin.
"Ahora que ya no están los demás padawans... quiero ver el color de tu sable, Shin." Dijo divertido Syo.
"Yo también, Alara dice que es índigo..." Agregó pensante Kysho.
Shin miró a su maestra.
"Estuviste mostrándolo en todos lados..." Agregó ofuscada Alara.
"Aquí está..." Dijo apenado Shin mientras su sable brillaba frente a él.
"Era índigo entonces..." Dijo al aire Kysho.
"Es la primera vez que veo ese color..." Agregó Aola mientras se paraba frente a él. "Cuando vuelvas vas a aprender a usar esa espada." Terminó para marcharse.
"Deberíamos partir, padawan." Dijo ofuscada Alara. "Por aquí."
Shin siguió de cerca a su maestra, que iba directamente hacia el hangar que estaba junto al de su nave, Kysho los esperaba con diversas cajas de steelplast flotando a su alrededor.
"Esta..." Dijo al aire Kysho mientras una caja se detenía frente a Shin. "Ya está lista para Coruscant."
"Mi padawan se va a encargar de las cajas." Dijo sonriente Alara.
"Como gustes." Dijo divertida Kysho. "Esperemos que haya entrenado tanto como me ha venido diciendo."
Kysho apiló prolijamente todas las cajas frente al joven Jedi.
"¿Vamos a ir a Coruscant?" Preguntó Shin mientras cerraba los ojos para levantar las cajas con la Fuerza.
"Es nuestro último destino." Dijo pensante Alara mientras revisaba su holopad. "Voy a escanear los códigos..." Agregó mientras Shin hacia levitar algunas de sus cajas dentro del hangar vacío.
"Aquí quería encontrarlos." Dijo divertido Ch'Chok. "Cuando lleguen al templo en Coruscant, busquen a la Maestra Shura... ya está informada de su llegada."
"¿Para algo en especial?" Preguntó pensante Alara mientras Shin levitaba todas las cajas a su alrededor.
"Es una de las interesadas en las habilidades de Shin." Dijo al aire el whiphid. "Me dijo que querían verlo en acción y estudiar un poco sus habilidades. Me imagino que querrán intentar aprender algo de ellas, tal vez entiendan un poco la presencia de nuestro padawan."
"Entendido... espero que esto no se le suba a la cabeza..." Dijo divertida Alara mientras escuchaba una nave entrar en el hangar.
Shin metió todas las cajas frente a la nave, que era mucho más grande que la de Alara.
"¡Wow!" Dijo al aire Shin mientras cajas tocaban el piso. "Un WX-05b..."
"¿La conoces?" Preguntó pensante Alara mientras notaba que sus maestros se habían marchado.
"No es la de mi tío." Dijo sonriente Shin. "Necesita un mejor mecánico..."
"Que Chup no te escuche decir eso, muchacho." Dijo un hombre que bajaba por la rampa de carga de la nave.
El humano debería tener unos treinta años y lo primero que hizo fue intentar besar la mano de Alara, que con celeridad corrió para mirarlo con desdén.
"Hermosa Alara, cada vez que te veo resucita mi frío corazón." Dijo sonriente el hombre.
"Shin, te presento al capitán Lyrian Thax, se cree un dandi como tú." Dijo ofuscada Alara. "Capitán, este es mi padawan, Shin Aleaus Karadin."
"¿Karadin?" Preguntó al aire Lyrian. "Pensé que sería un niño..." Agregó mientras se acercaba a Shin para apretar su mano con fuerza.
"Mucho gusto." Dijo Shin mientras las cajas flotaban dentro de la nave.
"¿Eres el sobrino de Cen?" Preguntó al aire mientras lo soltaba.
"Sí." Dijo apenado Shin mientras se rascaba la nuca.
"Siempre pensé que iba a tenerte de rival..." Dijo divertido Lyrian. "Parece que has cambiado de profesión. Esta galaxia es muy pequeña..."
"Le tomó demasiado tiempo ofrecerme el trabajo." Dijo sonriente Shin. "Todo está listo, maestra."
"Buen trabajo, Shin. Parece que has prestado atención a lo que decimos." Dijo divertida Alara.
"Supongo que ya no eres una padawan..." Dijo pensante Lyrian.
"Caballera Alara." Dijo con seriedad la Jedi. "Ya estamos listos."
"Ya conoces el lugar, preciosa." Dijo jocoso Lyrian mientras la seguía de cerca. "¿Cómo es que tu padawan es un dandi?"
"En su pueblo era considerado como tal." Dijo divertida Alara mientras notaba a Shin revisar cada centímetro de la nave. "Ahora es uno de los nuestros."
La nave de Lyrian estaba limpia y ordenada, el capitán los guio hasta sus aposentos, donde parecía que iba a compartir habitación con su maestra.
"Aquí estamos... preciosa, tú siempre estás invitada a mi habitación." Dijo jocoso Lyrian.
"Estaremos a gusto aquí." Dijo Alara mientras tiraba su morral sobre la cama de arriba.
"Pensé que los padawans eran más... jóvenes." Dijo al aire Lyrian mientras Shin se sentaba en su cama.
"Shin es un caso especial." Dijo pensante Alara. "Lo he encontrado en uno de mis viajes."
"Ah... supongo que es mejor que ser una niñera." Dijo pensante Lyrian para ganarse una seria mirada de Alara. "Sigo viajando solo..." Agregó mirando a la Jedi. "En cinco partimos." Terminó para marcharse.
"¿Estás bien?" Preguntó divertido Shin. "Pensé que iba a ser algo más complicado..."
"Es insufrible..." Respondió ofuscada Alara mientras se cruzaba de brazos. "Lo peor de todo es que cuando está Syo no dice ni hace nada."
"Se ve que yo no tengo ese tipo de presencia." Dijo divertido Shin. "¿Dónde queda nuestra primera parada?"
"Tython." Dijo Alara luego de revisar su holopad. "El templo de Tython, no le va a gustar mucho a nuestro capitán."
"¿Por qué?" Preguntó al aire Shin mientras estiraba los pies.
"No tiene negocios para hacer allí." Dijo al aire Alara. "Pero no es nuestro problema, allí tenemos que recoger unos archivos y unos holocrons."
"Entendido." Dijo el joven para luego sentir como toda la nave empezaba a activarse.
"Por aquí... puedes entrenar el hangar, pero no hagas nada... extraordinario, el capitán es celoso con su nave." Dijo Alara mientras salía de la habitación. "Parece que no ha reclutado a nadie esta vez..."
"¿Suele tener compañía? En la nave de mi tío son varios..." Dijo pensante Shin.
"Soy un lobo solitario..." Dijo en la distancia Lyrian. "Además, a ustedes les gusta mi secretismo."
"Eso es cierto." Dijo ofuscada Alara, que no soportaba ni la voz de Lyrian. "Quería mostrarle la cabina a Shin."
"No toquen nada." Dijo divertido Lyrian desde su butaca. "A punto de entrar en hipervuelo..." Terminó mientras la nave se sacudía un poco.
A Shin siempre le iba a gustar el azulado brillo de la hiperlane.
"¿Cómo haces los cálculos de astronavegación?" Preguntó al aire el joven Jedi.
"Están todos aquí, muchacho." Dijo divertido Lyrian mientras se apuntaba a la cabeza con un dedo. "Nunca confíes en un droid, tenemos un par de horas hasta Tython..." Terminó ofuscado.
"Dejemos al capitán y visitemos la bodega de carga." Dijo Alara para escaparse de la cabina.
Shin la siguió en silencio mientras revisaba todas las luces y botones en las paredes de la nave para llegar al mismo lugar por donde habían entrado. Las cajas estaban donde las había dejado y notó una puerta que no llevaba a ningún lado. Había espacio para mucho más, especialmente porque el piso parecía poder ser levantado. Su maestra se dio vuelta y lo revisó con la mirada para luego cruzarse de brazos.
"¿Qué?" Preguntó divertido Shin. "Yo sé que todo me queda bien... incluso estas túnicas."
"No sé si puedo lidiar con los dos al mismo tiempo, Shin." Dijo divertida Alara. "Espero que tengas un par de drones en el cinturón..."
"Los tengo, pero preferiría dormir una siesta, me despertaste temprano hoy." Dijo sonriente Shin.
"Eres un vago a veces..." Dijo jocosa Alara. "Meditemos..."
"Sí, maestra." Dijo divertido el joven mientras se sentaba frente a ella.
Ambos meditaron un largo rato, tan largo que Shin perdió la noción del tiempo, como siempre que estaba a solas con Alara.



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En el texto hay: aventura, starwars, star wars

Editado: 03.02.2023

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