El verano que nos separó

6. Servicial.

Tras ubicarse en la zona que les pareció mejor, empezaron a bajar las cosas, al menos Asher, Catalina y otro de los empleados que llevaron lo hicieron. Si bien los Slate no tenían una casa directamente frente a la playa, sí habían conseguido conexiones y amistades de otros extranjeros que sí la tenían, y esa mañana se encontraban en un área privada de una propiedad que no estaba siendo utilizada, pero cuyos dueños les permitieron usar no solo su enorme terraza frente al mar, sino también sus duchas y esas elegantes butacas que ahora mismo estaban limpiando.

En el segundo viaje, cuando se cruzaron los jóvenes, se sacaron la lengua, pero luego empezaron a reír. Asher ayudó sin que le pidieran, y apenas viera a su familia acomodada se iría con Catalina a explorar la zona, caminar y darse un chapuzón muy lejos de la vigilancia de ellos, porque si bien ella le hacía bien a sus emociones, no esperaba que un comentario o acto, en especial de sus padres, le arruinara el día.

—Catalina, ¿me pasas una cerveza?

—Sí, señor, claro.

La jovencita se movió hacia el área de la hielera, donde sacó una y luego le pasó incluso un vaso con hielo que logró que Warner ampliara una sonrisa. La pelirroja empezó a desempacar la comida, dejando las cosas que necesitaban comerse antes al alcance de todos.

—Catalina, ¿me sirves un poco de ensalada de frutas? —pidió Julianne, quien se acomodó en la butaca que ya había cubierto con una elegante manta— Solo no me pongas papaya, ni banana, le dije a Conny que la hiciera más americana, pero tu mamá hace las cosas como mejor le parezca —se puso a reír, y la joven solo dibujó una tibia sonrisa.

Tomó el tazón desechable y sirvió la ensalada, sacando los trozos de la fruta que le habían indicado. Su cuerpo dio un brinco cuando Asher le clavó un dedo en la espalda, pero luego se colocó a su lado, tomando un tazón para servirse también un poco.

—¿Quieres? —ella asintió de manera inmediata, pero tomó el cubierto que él apenas le había puesto en su tazón para ponerlo en el de la madre del chico.

Asher la vio llevando el mismo hasta donde estaba Julianne, quien le sonrió con debilidad.

—Gracias, linda, quizás me ayudas poniéndole un poco de bloqueador solar a Duncan, fue un dolor de cabeza que quisiera ponerse una gorra, pero su bolso está en la mesita.

La chica parpadeó con rapidez, asintió a la señora, quien le amplió la sonrisa, y empezó a comer de su ensalada de frutas. Cuando la joven buscó el bolso, Asher se quedó confundido y con los dos tazones de ensalada en sus manos, pero ella le indicó que luego, que debía cumplir con lo indicado por su madre.

Desde su lugar, el joven miró cómo la pelirroja se acercó a un Duncan que quería ir ya a la playa; el chiquillo se retorció y le lanzó patadas y manotazos a Catalina mientras ella intentaba aplicarle el protector solar en spray.

—¡Duncan! —gritó Asher cuando escuchó la queja de Catalina, y es que el chiquillo le había jalado unas hebras de cabello— ¿Qué demonios te pasa?

—Asher.

—Le jaló el cabello… —reclamó serio a su padre, quien solo tomó de su cerveza.

Catalina suspiró de forma pesada, se acomodó el tirante del vestido, pero de pronto empezó a sentirse incómoda en aquel lugar y con esas personas. Miró a Asher unos segundos cuando volvió a la terraza, cerrando los ojos cuando escuchó la voz de Julianne llamándola.

—Acompaña unos minutos a Duncan en la orilla, solo intenta que no se vaya muy al fondo. Y luego puedes prepararnos una de tus ricas limonadas, sé que hemos traído unos limones jugosos —Catalina miró a Asher, que estaba con la mandíbula apretada, pero al final la pelirroja suspiró asintiendo.

Salió del área invitando a Duncan al mar, pero tuvo que salir corriendo cuando el chiquillo lo hizo.

—¿Qué demonios están haciendo? —preguntó el joven con seriedad, viendo a su madre, que se bajó los lentes para verlo con confusión.

—Hijo, ¿qué es esa forma de hablarle a tu madre?

—¿La invitaron para que hiciera de empleada? —preguntó serio, viendo a su padre y luego a su madre, pero ninguno respondió, así que él solo esbozó una sonrisa de ironía—Ya entiendo, con razón fue demasiado bueno que accedieras con rapidez —le señaló viendo a su padre—. No le dije a Catalina que viniera para que nos atendiera.

—Le he pedido algunos favores, tu amiga está acostumbrada a servir… —Julianne guardó silencio cuando vio la seriedad de su hijo—Si ella no ha reclamado es porque no le ha molestado. Estas personas están acostumbradas a ser serviciales, sé bien que Conny le ha enseñado a su hija a…

—¿A servir? Catalina no es tu empleada, mamá —fue seguro, Roscoe elevó su mirada hacia donde su hermano, Neva miró a su suegra—. Es la hija de la cuidadora de la casa que tenemos en este pueblo, pero empleada como tal no es. No le pagas un salario, no le das prestaciones, y si vino a este paseo fue porque yo la invité y pensé que papá había aceptado de buena fe.

—A mí no me metas en el drama que solo te estás haciendo —intervino Warner—. Tu madre le dio algunas indicaciones a esta chica y ella las ha cumplido sin problemas. No puedes señalarnos solo porque quieras ser un salvador —Asher se puso a reír—. Además, ¿tú qué sabes de si es o no una empleada o si le pagamos o no? —continuó Warner—. Su madre gana muy bien y cada cierto tiempo les mandamos ropas, zapatos y…




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