Es mi posesivo #1

27. Infidelidad

¿Tendré en algún momento paz?

Desde hace tiempo he querido respirar y sentir que el oxígeno embriague mis desbocados pulmones, sentir que con tan solo inhalar mi entorno se despeje al igual que mis trastornados pensamientos. La realidad es que sucede todo lo contrario, que por más que quiera estar relajada se me hace imposible, siempre hay algo que altera todo y hace que mi mundo se ponga patas arriba. Por ende, la cordura se me ha estado perdiendo y aún más con lo que mis ojos observan en el espejo del cuarto de baño de Axell.

Lo único que logra hacerme obtener lo que más deseo, que es estar relajada, lo causa Axell. Él es la única persona que es capaz de tranquilizarme y hacerme respirar de manera profunda, saber eso y estar molesta con él por los momentos se me es desesperante. Por primera vez no quiero dar mi brazo a torcer, puede que esté actuando como una inmadura o una cría pero es lo que me merezco. Siempre se las he dejado fácil, siempre soy yo la que se disculpa y la que se doblega para que nuestra relación fluya y estemos bien, por lo que me niego rotundamente a ceder esta vez.

Que sea él quien se sienta en apuros y se disculpe.

Las cosas no se han apaciguado, todavía siguen alarmadas e inquietantes, todos aquí estamos expectantes a cualquier movimiento que resulte estar fuera de lugar. Por lo que sé o he visto, Axell preparó a todos los guerreros de la manada para que se pongan al tanto de todo y practiquen con rudeza cada una de sus habilidades. Nada puede escaparse de sus manos, de lo contrario las personas de aquí resultaran lastimadas.

Él tiene un gran peso en sus hombros así que entiendo que no se haya acercado a mí para pasar el tiempo, la última vez que crucé la mirada con sus zafiros ojos fue al despertar y quiso saber cómo estaba mi herida.

Mis pensamientos vuelven a centrarse en lo que ven. Todavía sigo observando el espejo con temor y ansiedad al saber el porqué de mi aspecto. Mis ojos azules han cambiado, se han tornado con otras tonalidades que se mezclan con mi color original y de un momento a otro vuelven a tornarse de un color grisáceo. Mi rostro se ha transformado en uno más perfilado y el color de mi piel se divisa más cremosa y con más color que anteriormente se veía con mi palidez. Cada hebra de cabello se ha vuelto más fuerte y con brillo, mi melena de color azabache brilla con intensidad y mis labios obtuvieron un color más fuerte y una forma más refirmada, estos llegan a resaltar cada aspecto de mi semblante.

Mis diminutas pecas que tanto apreciaba se han desaparecido, no hay rastro de ellas y los lunares que tenía en la curva de mi cuello se han ido con ellas. Esto es tan solo lo más descifrable, pero he cambiado. Al verme al inicio casi pego un grito al entender que aquella imagen era y soy yo. Todo esto puede parecer espectacular y asombroso, sin embargo la única sensación que retengo en mi pecho es angustia y confusión.

Hoy había despertado con mis sentidos más agudizados y tenía ciertas suposiciones en mi cabeza que con miedo las confirmaba pero ahora todo es real, lo que solo llegaba como una idea fugaz se convirtió en la realidad.

No tengo ni la menor idea de por qué me convertí en esto, del por qué soy igual que las mujeres de esta manada, de por qué soy como ellos. Axell no me había comentado algo, no sé si fue que al morderme me transfirió parte de sí a mi cuerpo. Eso no lo sé con exactitud todavía, tengo que preguntarle.

Ahora ya se la respuesta a muchas dudas que tenía en mente. La intensidad de mi olfato, la audición y el gusto de mis papilas gustativas se debe a esto, de que estaba dejando de ser alguien normal. Ya no soy una humana corriente como lo era antes de llegar aquí

Me cepillo los dientes lo más rápido que se me es permitido y regreso al cuarto para sentarme sobre el colchón de la cama. Coloco los codos en mi regazo y tapo mi rostro con la palma de mis manos con frustración. Todo mí alrededor da vueltas y la cantidad de sonidos que llegan a mis oídos me dejan desorbitada. Las paredes estomacales se me oprimen he intentan que devuelvan lo poco que he comido estos días. Cierro mis párpados, intentando calmarme y no pensar mucho en lo que está sucediendo. Mi esfuerzo es en vano, ya que mi mente se atesta de pensamientos pesimistas.

"Ya dejé de ser yo, no soy una persona normal".

Esto se repite consecutivamente en mi cabeza. Me estoy volviendo loca y estoy sola para afrontarlo, no voy a molestar a otra persona cuando ellas tienen sus problemas para también escuchar los míos.

El dolor punzante en mi costado me deja al tanto de que lo que pasó la noche anterior no fue un sueño, todo es obra de la realidad y que nada va a cambiar por más que lo desee.

Las arcadas continúan y me mandan directo al inodoro para expulsar todo lo que contenía hace unos segundos. Lágrimas salen de mis párpados sin autorización, la respiración se me corta y solo lucho en tomar bocanadas de aire antes de volver a vomitar.

Mi padre.

Mi madre.

Los recuerdos se albergan manteniéndome en un vaivén de sufrimiento.

Quiero dejar de pensar, anhelo hacerlo pero no puedo. Mi cerebro ya no aguanta tantas cosas retenidas, no me basta con tan solo dormir porque hasta en los sueños me torturo lentamente.




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