Esposo comprado

Capítulo 6

Pasaron algunos días en los que la empresa estaba sumida en un completo caos. Ella solo esperaba el momento perfecto para darle el golpe de Estado a Kadir, nunca fue una mala persona con quienes no debía, pero en ese momento tenía ciertas dudas de su jodida existencia.

Los nuevos empleados se encontraban en sus respectivos puestos, la empresa iba en aumento y la tasa de atención, pues, subió más de lo que imaginó. No volvió a ver más a la niña desde ese día, no se atrevía a preguntarle a Kadir sobre ella, por lo que sacó esa idea de la mente.

— ¿Te toca salir hoy? —Laisha levantó la mirada de los documentos—. ¿Puedo ir a vivir contigo ya?

— Hablas de temas que no deben ser relacionados en lo más mínimo —firmó algunos documentos—. Puedes irte a vivir conmigo, de todos modos presiento que tomaré el apartamento de arriba. La casa me queda lejos de la empresa en ocasiones y no me gusta levantarme temprano.

— En verdad quieres hacerle la vida de cuadros a Kadir —su primera le pasó otros documentos—. Tienes que ir con él al lugar donde se hará la construcción, hablé con Kiral, está de acuerdo. Dice que tienes más potencial de mafioso que el mismo Jadiel…

— Desde que me conocen dicen que la que debe mandar en Rusia soy yo y no mi hermano —negó con la cabeza divertida—. Te irás pronto a Turquía…

— Sí, seguiré haciendo un par de carreras universitarias mientras esté allá, pero no es del todo seguro que me quede por mucho tiempo por cuestiones de trabajo —se mordió el labio—. La verdad es que todo es tan difícil últimamente, las cosas no están saliendo como quiero y no sé qué hacer.

— ¿Por qué lo dices?

— Kaleb sigue ignorándome diciendo que porque somos “hermanos” no podemos estar juntos —hizo comillas—. Ya me rendí, no vale la pena estar toda mi vida enamorada de un sujeto que no me verá jamás como algo bueno…

— En ese caso, al fin ponte los pantalones y hazte valer —Jasha se estiró para apretarle las mejillas—. ¿En dónde quedó la dictadora Richter? —habló con voz infantil—. Estás perdiendo el encanto por amor.

— El amor es una porquería, no sé qué hacer ahora que ando con esto —Laisha quitó sus manos—. Termina de firmar, tengo que llevar a legalizar todo.

— Espero que te mudes pronto… ¿Cómo va tu relación con tus padres?

— Creo que mis padres se cogen, yo que sé o tal vez hacen un trío con otra persona…

— Ellos pueden, quizás pasen más cosas, nadie sabe —Jasha se encogió de hombros—. Tengo que irme, Kadir y yo ya debemos ir de camino a verificar lo del terreno y más tarde tendremos una reunión con algunos socios.

— Bien —Laisha recogió los documentos—. Tienes que ir con él a la dirección estipulada también, está a la vuelta de la esquina.

— Necesito que los de planificación y yo tengamos una reunión mañana y estarás ahí —decretó poniéndose de pie—. Esa novia de Kadir es un grano en el culo.

— Sin duda alguna viniste a poner todo de cabeza con ese hombre.

Negó con diversión hacia ella. Las cosas estaban yendo bien hasta ese momento y esperaba que fuera de ese modo. Recogió su bolso de trabajo, y caminó con pasos decididos hasta la salida…

— Saldré, ve a comer algo cuando sea tu hora, no llegues antes como has estado haciendo en estos días —se paró frente a su secretaria—. Te quiero viva, no que tenga que pagar una demanda por sobreexplotación.

— Sí, señora —la chica asintió rápidamente—. ¿Quiere algo…?

— Hay una reunión más tarde, supongo que la secretaria de Kadir te lo informó —miró el reloj—. Prepara todo… después de tu almuerzo.

— Sí, señora.

Se dio la vuelta para caminar al elevador, con pasos decididos. Le avisó al chofer que saldría que preparara el auto, sin embargo, una mano intrusa detuvo el cierre de las puertas y Kadir entró mirándola fijamente.

— ¿Entrarás o me mirarás todo el día? —fingió no estar alterada con sus hormonas—. Nos espera un largo día.

— Me hablas como si fueras algo más que la niña que conocí…

— Te hablo como la persona que eres en estos momentos —arrugó la nariz, irritada—. Nos iremos en mi auto, ya le avisé a mi chofer…

— Puedo irme en el mío…

— Como gustes, se hará como dices —ella espantó las palabras—. Eres la persona que sabe si irá o no.

— Ya no insistes en mi demanda —él se cruzó de brazos—. Antes buscabas la manera de saber o buscar las cosas…

— Sigues con eso de cuando era una niña —bloqueó su celular—. Ahora soy la dueña de dos empresas constructoras, mi mente solo se enfoca en el dinero, hacerme más famosa y lograr mis metas —recalcó la última palabra—. Nosotros estamos en niveles diferentes.

— Me lo dices a cada rato, ya comienzo a aburrirme de eso —la arrinconó en la pared del elevador—. Ya se sabe que somos de niveles distintos, pero te recuerdo que hay una junta directiva…

— La junta directiva es una porquería andante, me limpio el culo con sus opiniones —levantó el mentón, aunque por dentro se estaba muriendo—. Ve y diles a los de la junta directiva que soy una mala persona, pero tú… —se puso de puntas, muy cerca de su boca—… irás a la calle, porque el robo que está sobre tus hombros, es un enorme peso.

— Serás…

— La hija que le dijo su padre que te diera el trabajo —hizo un puchero—. Es una pena que hayas estudiado para nada, solo eres una basura…

— ¿Qué estás ganando con esto? —Kadir tensó la mandíbula—. ¿Qué demonios es lo que quieres realmente de mí?

— No quiero nada de ti, porque no tienes nada que ya yo no tenga —se agachó para huir de su agarre—. Compórtate a la altura, eres lamentable.

Echó su cabello hacia atrás, mirándose en el espejo y sonriendo de manera disimulada al verlo de espaldas a ella. Salieron del elevador y su chofer ya los esperaba. Le sonrió al hombre y Kadir entró seguido de ella, el camino hasta el sitio de la construcción

— Estos son los planos de la construcción, recuerda encargarte del paisaje —le pasó los planos que estaban en su bolso, y cruzó las piernas con estilo—. Como eres bueno en ambas cosas, podrás con esto.




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