Esposo comprado

Capítulo 10

Jasha tuvo que pararse en una cafetería a comprarse un café de esos que le hacía su abuela Carmen, tanto que el dolor de cabeza que sentía en esos momentos se fue luego de eso, y más cuando probó su delicioso dulce de coco. Recordaba ese hotel, era uno de los que su madre trabajó antes del desastre que se convirtió su vida. 

Conoció a Kadir en otro, pero era como si la vida le estuviera dando otra oportunidad con todo eso. Yara corrió hacia ella en cuanto la vio bajar del auto con la ayuda de su chofer.

— No me digas mamá en este sitio —le dio un poco de dulce—. Si te mueres por una subida de azúcar, le harías un favor al mundo —susurró lo último—. ¿Y el idiota de tu padre?

— Papá está esperándonos —ella tomó su mano—. ¿Tiene mucho dinero tu tío? —ella saltó—. Dijeron anoche que es muy rico, que tiene dinero por montones… que tiene más poder que un presidente.

— Sí, es alguien que tiene mucho dinero —Jasha puso los ojos en blanco—. Ya te dije lo que tienes que hacer

— No le dije a papá lo que hablaste con Anne antes —Yara cambió de tema como si nada—. Hago todo lo que me pides y no me consideras tu hija.

— Porque no lo eres —farfulló enojada—. Digamos que te estoy agradecida por eso, pero la boda de tu padre con esa mujer sigue muy vigente y lo que menos quiero en estos momentos es que ambos se casen, es asqueroso.

— No se casarán, porque haremos que no se casen.

Jasha negó con la cabeza, esa niña era como una bomba de tiempo, la cual podía estallar en cualquier momento de ser necesario. Llegaron a dónde se encontraba Kadir y su tío, mismo que sonrió con cinismo, puesto que en toda su familia conocían todas las cosas que ella quería hacer.

— Viejo sabroso…

Jasha tosió cuando escuchó que Yara le dijo eso a su tío como si nada. Mierda, esa niña era como una bomba que no tenía filtro y de a saber Dios en dónde fue que ella escuchó esas palabras, porque de ella no fue.

— Con que ella es la hija de Kadir que todos dicen que es como tú —Kiral a pesar de estar en sus ochenta y largo de años, se veía muy joven para su edad—. Sí, soy un viejo sabroso.

— Ella no quiso decir esas palabras —Kadir trató de disculparse—. No sé de dónde las aprendió…

— He estado viendo durante más de veinte años a una persona que sin filtro —Kiral se encogió de hombros, y besó la frente de su sobrina—. ¿Ustedes tuvieron una hija?

— No —dijeron ambos al mismo tiempo.

— Sí, soy la hija de ambos —masculló Yara—. ¿No ves que nos parecemos?

— Porque no recuerdo haberte visto embarazada, ni siquiera cuando fuimos a buscarte en…

— Han pasado más de seis años —Jasha espantó las palabras—. Mi pasado delictivo en Australia es algo que a nadie le importa.

Por la mirada interrogante que recibió por parte de Kadir, supo que no dejaría las cosas como estaban. Le haría preguntas y era lo que menos quería responderle a ese sujeto. Kiral los llevó hasta la parte trasera del hotel, y sonrió viendo cómo los antiguos diseños de su madre seguían con vida, pero como todo avanzaba en el mundo, era momento de hacerle un cambio.

Su tío les explicó que ya no se haría cargo de sus empresas como antes, que le dejaría todo a sus hijos, puesto que Hope andaba por Arabia con su familia haciendo de las suyas y cuidando a sus hombres. Yara se mantuvo mirándolo embobada, lo mismo que pasaba siempre con las mujeres que estaban cerca de Kiral, se les iba hasta el alma con solo escucharlo hablar.

— Creo que puedo hacer los cambios —Kadir se aclaró la garganta—. Necesitaré un poco de tiempo para eso, pero le aseguro de que será un buen trabajo.

— Quiero todo más moderno, mis hijos son los que vendrán seguido por aquí —Kiral se pasó una mano por el cabello canoso—. Ya estoy viejo para estos trotes, tengo que jubilarme o mi esposa buscará la manera de matarme.

— Y después te atreves a decir que Nina no te controla —Jasha bromeó—. Descuida, Kadir hará un excelente trabajo. Fue el pupilo de mi madre durante sus años en la universidad y ella desde Londres lo ayudó.

— Eso esperó, porque los apellidos de esta familia pesan más de lo que se imaginan —él fijó la vista en la niña que estaba como hipnotizada con él—. ¿Segura que no es tu hija? Es como verte a ti llena de impertinencia.

— No, no tuve ningún hijo, mis óvulos no fueron robados, Kadir no puso sus espermatozoides en mí —espantó las palabras—. Solo está aquí porque su padre pensó en otras personas durante eso…

— Entiendo… —Kiral tuvo que morderse el labio para no reírse de la cara que puso Kadir—. Es una niña muy bonita…

— Te ves como un viejo millonario —Yara se pasó la lengua por los labios—. ¿Qué me vas a dar por ser tu sobrina más joven? Si tienes más, sácalos del mapa. Solo soy yo.

— Yara, te dije que no hagas eso…

— Silencio, papá —sentenció la pequeña hacia su padre—. Mi nueva familia tiene mucho dinero, el otro abuelo no me gusta… se ve malvado —volvió a mirar a Kiral—. El papá de mi papá, es un viejo tacaño, no me gusta. Tú te ves hermoso…

— Sin duda el cien por ciento de ti es como Jasha —Kiral negó con la cabeza—. Ella tiene una isla —apuntó a su sobrina, la cual apretó la mandíbula—. Trabaja en esa empresa porque quiere, pues desde que cumplió veinte, construyó muchas cosas ahí y ahora gana más que un presidente.

— Hola, mamá —Yara se dirigió a Jasha—. ¿Te dije hoy que te ves muy bonita?

Apretó los labios, esa mocosa estaba sacando lo peor de ella en ese momento y su tío parecía divertirle el hecho de que esa niña sabía de su isla que le costó mucho conseguirla cuando también tenía la edad de ella.

— Sí, ella es tan hermosa que te dará eso —Kiral tomó de la mano a Yara—. Ven, te iré platicando sobre todo lo que tiene tu madre… para que te pague la manutención que no te dio durante estos años.

— Tío, soy tu sobrina, no sea niña —Jasha gimoteó—. Kadir, separala…




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