La Elegida (en Edición)

Capitulo 28

Amaba ver como el sol se posaba sobre el cielo para luego descender lentamente mientras a su alrededor los colores lo acompañaban, una mezcla entre un naranja y amarillo mezclándose entre si, pequeños tonos en rosa adornaban entre las nubes dándole un aspecto maravilloso digno de admirar.

Gire mi rostro rápidamente al sentir una presencia a mi lado, Mercy se encontraba sentada a mi lado observando el cielo fascinada por lo que veía.

-Es increíble- susurró aun concentra sobre el cielo.

-Lo es- admití mirándola por un segundo para luego seguir observando el dulce espectáculo que nos daban los hermosos colores sobre el cielo.

-Nunca antes había estado tanto tiempo apreciando el cielo- comentó luego de unos segundos.

Aquella respuesta logro asombrarme un poco.

¿Como es que alguien como ella en lugares como este no apreciara un momento el cielo?

-Deberías hacerlo más seguido- acoté sonriendo- el amanecer es una de las cosas más bellas de este planeta- admití con mi vista aun fija sobre el cielo.

Sentí su mirada posada en mi, gire mi rostro encontrándola mirándome fijamente.

-¿Qué sucede?- pregunté, confundida.

-Eres realmente parecida a tu madre- sonrío.

Aquello hizo que algo en mi interior se removiera, me alegre al escuchar aquello.

-Cuéntame de ella- pedí.

Suspiro asintiendo.

-Tu madre siempre fue una mujer honorable, muy temida pero a la ves respetada por todos, aún con su carácter duro y temible tenia un gran corazón, pasaba horas mirando el cielo observando el amanecer, cada día solía despertarse antes que todos para dirigirse a un pequeño lugar apartado del castillo para estar un momento a solas con ella misma, lo mismo sucedía al caer la  tarde- sonrío- le encantaba pasarse las horas tocando hermosas melodías sobre su piano mientras su voz la acompañaba, recuerdo que su sonrisa traía luz a absolutamente todos, ella lograba cambiarle el día a una persona con tan solo sonreirle- comentó.

-¿Tenía..?- pregunté, frunciendo el ceño.

-Antes de que sucediera todo aquello tenía un gran corazón, años más tarde con lo ocurrido se volvió fría, su carácter era aún más duro y aquella reina que llenaba de luz al palacio había desaparecido convirtiéndose así en un ser lleno de maldad y crueldad- respondió.

Me encontraba bastante sorprendida con aquello, las palabras no salían de mi garganta por lo que opte en quedarme callada.

-¿Sabes?- pregunté logrando llamar su atención- soy más fuerte de lo que imaginas, podría destruir a quien quisiera con mis palabras, incluso podría ser un monstruo si me lo propusiera- admití- pero algo dentro de mi me impulsa a seguir luchando, y no lo hago por mi, lo hago por ellos, por aquellas personas inocentes que no merecen sufrir y si debo morir para salvarlas lo haré, pero lo que si estoy segura es que no dejare que nada ni nadie se interponga en mi camino- respondí sorprendiéndome por mis palabras.

Al ver su rostro supe que dije lo que siempre estuvo esperando, una gran sonrisa adornaba su rostro y sus ojos expresaban orgullo.

-Así sera- me apoyo- y yo estaré a tu lado en cada momento, no te dejare. Nunca- finalizo la conversación para luego pararse y tenderme la mano.

La mire confundida pero aun así acepte su mano, nos dirigimos hacia el interior de la casa y ahí supe que debíamos de hablar de lo más importante.

La llegada de la Luna Roja.

Nuestros pasos se dirigían hacía una pequeña pero ancha puerta de metal realmente preciosa.

Con su mano libre empujo de esta fuertemente para que se abriera.

Esta al abrirse provoco un pequeño chirrido que fue apagándose en ecos alrededor del lugar.

Mi vista se encontraba sobre el suelo cuando nos adentramos al interior de esta, el piso era de pequeñas rocas antiguas pero a su ves brillantes.

Al levantar mi vista mi cuerpo se estremeció con lo que veía, ante mi se encontraba un gran cuadro de lo que era la luna roja, esta se encontraba dibujada sobre un pequeño monte, su color era tan intenso que lograba erizarme la piel.

Mi cuerpo se encontraba en estado de shock, no podía mover ninguna extremidad de este.

Mis ojos estaban asombrados con lo que veían, mi respiración era levemente irregular.




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