La hija de Zeus y Hera [1.2]

Capítulo 16| Una pesadilla

A I L E E N⚡️⚡️⚡️

A I L E E N
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El silencio del cementerio era eclipsado por el sonido del viento pasar entre las tumbas y los árboles, viendo los nombres de grandes héroes caídos. Caminando con lentitud para retrasar el momento que cada mañana repetía y me hacía sentir cada vez peor, nunca nada me había dolido tanto como el recuerdo de Damián. Su falta dolía tanto que me daban ganas de arrancarme el corazón, no quiero seguir sintiendo esto, pero por más que intento no pensar en ello algo siempre me trae a colación sus recuerdos. Me sentía tan culpable por todo lo que pasó, el hecho de haber propuesto ir al campamento fue mi idea y me arrepiento tanto de eso. Las personas que me quieren convencer de que no fue mi culpa, que fue un accidente, que desconocíamos que los monstruos estarían en el campamento. Alysa fue la única que me gritó a la cara que toda la culpa era mía, no me dejo entrar a su cabaña a ver a Penny que sabía estaba completamente destrozada. Me cerró la puerta en la cara dejándome con un mar de lágrimas y esa culpa creciendo con fuerza en mi interior.

Ahora las historias donde dejaban a mi padre como un monstruo se vieron opacadas por mi culpa, yo era el verdadero monstruo por pensar que sería diferente a mis padres.

Mi palma dolió y un pequeño hilo de sangre, al abrir mi mano, noto como las espinas de la rosa atravesaron mi piel y se quedaron incrustadas en esta. Con paciencia me quité espina por espina, dejando la rosa manchada en la tumba de Damián, me temblaban las manos y comencé a llorar manchando mi falda con la sangre de mi mano. Mis protectores no parecían notar nada de lo que estaba pasando, tampoco me importó, sospecho que ellos también debían estar hartos de venir a la tumba de Damián conmigo. No les dirijo la palabra desde lo que ocurrió, en realidad no hablo con muchas personas salvo con mis primos y alguna que otra ninfa para que vaya por mí a dar recados.

Secando mis lágrimas leo una vez más la inscripción de la lápida.

Damián Passion

Inolvidable la huella que dejaste en nuestros corazones. Siempre te recordaremos, con amor, tu familia, amigos y novia.

Las lágrimas se acumulan empañando mi vista, no las dejo salir, quiero dejar de sentir este dolor, pero es casi imposible. Todas las noches me duermo llorando porque no puedo dejar de repetir en mi mente lo que pasó con Damián, no puedo apagar ese dolor. Se supone que debería verme fuerte, pero en la realidad me siento completamente destruida, sin fuerzas y un fracaso como princesa. Mi deber era protegerlos a todos y no pude hacerlo, perdí a mi novio por un error que fue mi culpa.

—Princesa Aileen —llamó mi atención Artemis apretando mi hombro —No puedes seguir lamentando la muerte de Damián, no volverá, pero aquí tienes un amigo.

—Sé que no volverá, no soy estúpida entiendo lo que es la muerte. Mi problema es que siempre me han aislado de ese dolor, cada que tenía una mascota y algo le pasaba desaparecía porque mi padre se los llevaba a sus misiones. Cuando aprendí lo que es la muerte con Apoli, me di cuenta que esos animales murieron, pero no dolió porque esas heridas estaban curadas. Lo de Damián es diferente, está herida cada que intento cerrarla se abre y sutura dolor, no puedo olvidar esto como si fuera nada. Mi novio está muerto y todo es mi culpa —sollozó sin ya poder contenerme, las lágrimas caen y me aferro con las dos manos a esa lápida. Necesitaba recordarme que estaba en el mundo real y no en una pesadilla.

—No puedes derrumbarte, Damián no permitiría verte llorar. Eres la hija de Zeus y Hera, los dioses más importantes del panteón —para mi sorpresa quien habló fue Alex, mi otro protector, con él nunca intercambiamos palabras más de lo necesario.

—Que sea la hija de Zeus y Hera no me convierte inmediatamente en su copia, sabes, todos esperan que explote como mi padre o que sea una rencorosa como mi madre. Pues lamento decepcionarlos porque si tengo genes de ambos, pero eso no quiere decir que sea su copia —finalmente explotó con rabia, todos esperan algo de mí que no puedo cambiar y que lo traigan a colación en un momento como este me enoja. —Esta será la última vez que vendré a ver a Damián, es momento de que retome mis tareas, me voy a casa —limpie las escasas lágrimas que quedaban por mis mejillas, intente poner una sonrisa en mi rostro. Toda mi vida fingí que todo estaba bien, hasta cuando nada estuvo bien y hoy volverá esa Aileen. La princesa perfecta.

Envuelta en un rayo viajé hacia el olimpo, terminando por caer en el estanque de los dioses, mi falta de concentración cualquier día me hará caer desde muy alto y me estrellaré contra el suelo. En el agua cierro los ojos dejándome flotar, necesitaba desconectar por un segundo y el agua me estaba dando cierta paz en ese momento. Me gustaría poder dejar todo a un lado, no preocuparme de nada y vivir como una mortal más, sé que si mi madre me viera, toda mojada con el maquillaje corrido, el cabello hecho un desastre y el olimpo sin supervisión, me mataría. No es lo que una princesa debe de hacer, pero el tener tantas responsabilidades en mis hombros está siendo muy pesado de llevar.

Pero no son momentos de quejas, tengo una responsabilidad y solo una, cuidar del olimpo. Es hora de arreglarme para comenzar a trabajar, hace tanto que vengo supervisado por encima que me sorprende que el olimpo aún se encuentre en pie. Risas en el pasillo llaman mi atención hasta que veo los causantes de estas Ylenia y Adonis jugando a atraparse el uno al otro. Dos almas gemelas que al verse a los ojos se les iluminan como nunca antes había visto, supongo que todos tenemos una forma de mirar especial.




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