Ligera y agridulce

Nada nuevo bajo el sol: Capítulo 4

Cuando Hotaru se enteró que su información no había sido de mucha ayuda se sintió algo culpable y avergonzada. Por su parte Yukari insistía en que dejara de actuar de manera tan despreocupada, al parecer las experiencias del pasado la tenían muy alerta de todo lo que hiciera su amiga.

 

- Sólo quería ser amable- musitó apoyando la mejilla sobre su mano derecha.  

 

- concéntrate en otras cosas…ya sabes…

- bueno, de todas formas ayer conocí a un chico muy guapo en el trabajo.

-¿también es modelo? – se sorprendió Hotaru.

-…aunque no sé si sea mi tipo, es demasiado extrovertido…

-…entonces ¿hay alguna clase especial de chicos que llamen tu atención?

- por supuesto- sonrió- no podría fijarme en cualquiera.

 

Claro, después de todo ella era tan linda que no podía salir con cualquier chico.

 

En ese momento vieron entrar al chico de ojos azul oscuro, ahora sabía que su nombre era Ryo, y se quedó pensativa, al parecer ser linda e interesante no era las cualidades suficientes para llamar la atención de una persona, por suerte ella no estaba interesada en ese tipo de cosas.

 

 

A penas las clases terminaron se dirigió a las canchas de tenis. Las chicas estaban expectantes ya que en poco tiempo comenzarían las preliminares femeninas para las preparatorias de la zona. Tras dar las vueltas a la cancha y hacer algunos ejercicios, se encargó de ordenar los implementos y ayudar a las superiores, quedando libre mucho antes de lo que esperaba, aun así le gustaba quedarse viendo los partidos de las titulares, parecían tan decididas que le hacían contagiarse con un poco de su energía.

 

-Desearía ser un poco mejor - suspiró ahora frente a una pared de ladrillos intentando hacer algunos saques, en su mayoría tiros chuecos que rebotaban en cualquier parte.

Su raqueta y uniforme eran de segunda mano, pero sabía que no eran una razón para excusar sus escasas habilidades.

 

-…Puedes lograrlo con entrenamiento- la sobresaltó una voz masculina a sus espaldas, sonriendo de inmediato al ver su reacción. Era Keiji, el pelirrojo. Aún estaba con su equipo de entrenamiento.

 

-…hola- murmuró avergonzada, ahora queriendo esconder la raqueta.

 

Él recogió la pelota que había dejado caer y se acercó.

 

-¿Necesitas ayuda?

 

Se avergonzó ¿Practicar con él, acaso bromeaba?

 

-...sería una pérdida de tiempo- intentó excusarse- Deberías entrenar con los demás.

-no si lo intentas- insistió- además todos en el equipo intentamos ayudar a los nuevos.

 

Analizó su expresión, sus ojos grandes, amigables, y al mismo tiempo una sonrisa genuina, amable, le permitió bajar un poco la guardia.

 

-Primero que todo- comenzó a su lado- debes tomar la raqueta con firmeza, con seguridad.

 

Intentó seguir sus instrucciones en silencio. Al ver que no lo lograba por completo, él tomó su brazo para ayudarla a encontrar la posición correcta. De inmediato, al sentir que a él no parecía importarle estar sobrepasando los límites de su espacio personal, que tanto se esforzaba por proteger a diario, rogó poder escapar.

 

- …Creo que así está mejor- sonrió.

 

Apretó la mandíbula, le dirigió una sutil mirada, descubriendo ahora que su respingada nariz estaba sutilmente salpicada con pequeñas pecas. Debió bajar la vista antes que él notara que se había ruborizado.

 

-¡Muy bien! ¡Ahora necesito que hagas un saque-exclamó después de correr al otro lado de la cancha- ¡una bolea estaría bien para empezar!

 

Intentó concentrarse en la pelota. Pero lo único que logró fue darle a la malla. Aún así su compañero esperó paciente hasta que hizo un tiro digno de devolver.

 

En pocos minutos comenzaron un divertido juego donde casi lo único que hacía era correr por toda la cancha mientras él a penas se estaba esforzando.

 

-¿Estás cansada?

- ¡estoy bien!- mintió ya que voluntariamente se habría desplomado.

- el tenis es un excelente ejercicio- rio.

 

Estaba dispuesta a esforzarse un poco más, cuando una voz los interrumpió.

 

- ¿Puedo jugar también?

 

Keiji se detuvo, dejando pasar la pelota, por cierto, la única anotación que Hotaru hizo esa tarde.

 

-Estamos entrenando- respondió hacia un despeinado chico de cabellos negros, viéndolo de reojos-y ya nos íbamos.

 

Hotaru miró la escena desconcertada, si hasta hace poco Keiji jugaba de lo más animado.

 

- ¡Y quién es tu amiga!

 

Esta vez el recién llegado guardó el paquete vacío de la barra energética que acababa de comer, y se dirigió a ella.

 

- Hola soy Momo, también soy titular del equipo de tenis si quieres pode...

- si quieres puedes ir a dar un par de vueltas al campus- lo tiró de un brazo, incluso aunque fuera más alto y fuerte que él- no jugarás hasta que tu muñeca esté en condiciones.

 

Hotaru rió por lo bajo, probablemente el tal Momo debía ser alguien de confianza.

 

- olvídalo, ya no eres mi superior- reclamó- además estoy bien...

-no creo que el entrenador piense lo mismo…

 

Observaba la escena divertida, y después de una larga charla de berrinches y reclamos por parte del recién llegado, Keiji pudo convencerlo.

 

-Lo siento- suspiró- así es Momo.

 

En agradecimiento ella compró un par de latas de jugo y se despidieron. Caminó con una ligera sonrisa hacia la salida, después de todo Keiji parecía ser agradable, tal vez no todos los hombres eran iguales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.