Oscuros Secretos

Capítulo I

Miraba con atención aquel reflejo que daba el espejo de aquella tienda, sin poder comprender qué mierda estaba haciendo con mi vida, viviendo una realidad que no me pertenecía   

Miraba con atención aquel reflejo que daba el espejo de aquella tienda, sin poder comprender qué mierda estaba haciendo con mi vida, viviendo una realidad que no me pertenecía. Hace seis meses que estoy acá; no logro entender que estoy haciendo en estos momentos viviendo con mis hermanos, de compras con quien se supone es mejor amiga; como si fuera una adolescente normal, como si todo lo que pase simplemente fuera una pesadilla, sentía como mi reflejo me reprochaba cada una de mis acciones, sentía como me pedía gritos correr a donde realmente pertenecía, con todos esos sentimientos revoloteando en mi organismo, me quede estática mirando mi patético y triste reflejo.

Cuando me convertí en una mafiosa, no espere que en algún momento dejaría de serlo, una vez entras a esa vida jamás sales; con solo 15 años ya todos me conocían como la persona más peligrosa de todo Londres. El recuerdo de cómo todo se derrumbó, como un día normal de trabajo se volvió en una nueva vida; vida que en lo absoluto no deseaba; seguía atormentándome.

Flashback

Me baje de la motocicleta de Gregorio, él me había llevado a casa, después de la noche en la murió el padre de Adriana, había pasado una semana y no había llegado a la casa que compartía con Gabriel.

-No sé qué haces acá- dijo él, estaba molesto por no haberme quedado en la madriguera que llamábamos hogar- no entiendo porque corres cada vez que él te llama – me quede mirando la puerta, sin nada que decir, tampoco entendía que mierdas hacia acá, tenía suficiente dinero como para mantenerme lejos de Gabriel, y por alguna estúpida e incoherente razón estaba a punto de enfrentarme a él.

- Tampoco se que hago acá- dije sin comprender mis ideas y arrebatos.

-Cariño tengo un mal presentimiento- me dijo, con una mueca que expresaba su miedo- no quiero que entres a esa casa- la tensión y la preocupación era palpable entre nosotros.

-Todo va a estar bien- le sonreí sin ganas, prometiendo algo que en el fondo sabía que no iba a poder cumplir -Volveré- le dije- solucionare lo que sea que haya pasado y volveré- me costaba creer mis propias palabras, en el fondo sabía que no volvería y él tenía razón en no querer que entrara.

-Prométeme que pase lo que pase me buscaras siempre a mí- me dijo, consiente de la situación, no volvería y él lo sabía; asentí sin pronunciar una sola palabra, porque sentía que me estaba despidiendo de él, saque las llaves de mi pantalón y entre, suspire al divisar lo fría y sola que se sentía esta casa que en algún momento fue mi hogar.

Camine hasta el estudio de Gabriel, y antes de entrar solté un suspiro asustado, estaba aterrada, no había hablado con él en hace más de 4 meses y cada que lo hacía me tenía una muy mala noticia, entre inundada de inseguridades y posibilidades, ¿Qué pudo pasar para que me llamara con tanta urgencia?, dentro de su estudio estaba él y un muchacho que por fotos reconocía, era uno de mis hermanos, específicamente el mayor, Samuel White, el miedo dejo de burbujear, reemplazándolo por sorpresa y duda.

-Siéntate- dijo mi padre con voz dura cosa que no me sorprendió, ese siempre era su trato desde que murió mi madre, obedecí sin rechistar no estaba de humor para discutir una orden tan simple y la verdad la curiosidad me estaba matando, el silencio era agobiante, nadie hablaba, Samuel me miraba como si en algún momento fuera a desaparecer y mi padre simplemente no me miraba, solo se sobaba su frente como si tuviera un serio problema.

- ¿Qué está pasando? - me atreví por fin a pronunciar o formular una frase, la tensión que genero esa pregunta, me hizo arrepentirme de haber abierto la maldita boca.

-Eso quisiera saber yo- dijo mi padre lanzándome un paquete de fotos, las tome y el asombro junto con el pánico inundaron mi mirada- me puedes explicar ¿Qué mierda es eso? - dijo bastante furioso, con un poco de cordura para no gritar.

-Hasta donde sé son fotos- dije recobrando la compostura sin demostrar que estaba aterrada, acomode mi abrigo tratando de ocultar mi arma, respire profundo ocultando mi miedo detrás del sarcasmo y la burla, una táctica que me ha funcionado desde que aprendí que el miedo me hace débil.

-No te burles de mí, niña- dijo mi padre, tratando de conservar la poca paciencia que le quedaba- tienes una oportunidad para explicarte- me advirtió como si las fotos no fueran lo suficientemente claras y necesitara una explicación o una justificación de mis actos.

- ¿Qué mierdas quieres que explique? - dije neutra, sin ningún sentimiento, sin ninguna expresión- no seas imbécil Gabriel las fotos hablan por sí solas- dije provocando que la furia burbujeara en mi padre y sin notarlo la burla en mi hermano.

-Quiero que me expliques ¿en qué momento te convertiste en una asquerosa criminal? - dijo él, creyendo que sus palabras tendrían algún efecto, creyendo que me afectaría lo que él pensara de mí, y en el fondo lo hacía, en el fondo esperaba que me aprobara y me amara.

-No tengo idea- le dije recostándome en la silla, como si realmente lo estuviera pensando- quizás después de que me violaran- sonreí viendo como su rostro se desfiguraba y mi hermano me observaba con los ojos abiertos de par en par- o no mejor después de tener que batallar para salir de un hospital sin dar explicaciones- dije con rabia- no mejor, cuando me dejaste sola por meses y años y no tenía una mierda de idea de que hacer- remate mi discurso con cinismo.




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