¡oye detective! ¡atrápame!

Prólogo: Oliver y su pastelito de guayaba

Oslin corre por todos lados mientras busca su móvil, es el día de su graduación, está ansiosa esperando a Oliver, el cual es su novio para ir al evento.

 

Tanto Erick como Lea estaban orgullosos en la mañana había sido la ceremonia oficial y ella fue la mejor de su clase. La celebración de la mañana era para la familia y la de la noche solo para los jóvenes.

 

Unos minutos después, Oslin baja y se queda sentada en un sillón junto a sus hermanos y padres en espera de que la recojan, el timbre suena y se pone de pie con una gran sonrisa, pero esta se desvanece cuando entra su mejor amiga con el semblante decaído, sus ojos rojos y un sobre en sus manos.

 

—Mi hermano te dejo…—Oslin niega sin querer tomar el sobre.

 

—No lo quiero, solamente respóndeme una cosa, ¿no vendrá? —la jovencita niega limpiándose una lágrima.

 

—Se marchó sin despedirse, solamente me entrego el sobre y cuando me percate de lo que haría ya estaba subido en su auto con varias maletas en la parte trasera—explico con tristeza.

 

Lea se acercó a su hija y la abrazo, Erick apretó los dientes, estaba molesto y enojado por ver a su princesa llorar por un chico al cual él le dio la confianza de cortejarla.

 

—Espérame unos minutos debo ir a mi habitación—se fue caminando derecha sin importarle nada ni nadie.

Parecía no estar sufriendo por lo sucedido, aunque sus padres y mejor amiga sabían que era tan fuerte y valiente que no lo demostraría.

 

Oslin era de armas tomar y después de descargar su ira con su cama y closet se cambió el vestido por uno más revelador y se lavó el rostro, se maquilló con más esmero y paso de verse como una chica sexi y elegante que irradiaba ternura e inocencia a una bomba sexual, se colocó un abrigo encima para que su padre no sufriera un infarto y bajo como toda una reina.

 

—Ya habrá tiempo de la venganza y llorar porque no —se dijo así misma respirando profundo.

 

—Estoy lista—todos la miraron en silencio, no pasó desapercibido para ninguno su cambio de atuendo, peinado y maquillaje, más no dijeron nada.

 

—Padre podría usar mi auto nuevo, de regreso vendré con el chofer, solo quiero dar un paseo con mi amiga antes de llegar a la fiesta, puedes mandar 20 hombres tras de mí si quieres—dijo con voz trémula.

 

—Claro, haré lo que dijiste, diviértete y a menudo recuerda que la vida nos envía golpes, pruebas y desafíos, pero somos nosotros los que decidimos como recibirlos y enfrentarlos—hablo Erick con preocupación, no quería que ella cambiará por desamor como lo hizo él, pues cuando perdemos nuestra esencia es difícil volver a recuperarla.

 

—Oye, papá, tranquilo, estás frente a una reina…

10 años después

Oslin estaba cansada después de un largo día de trabajo, cambiar empezar otra carrera a los 22 años y as una que por lo general es para hombres fue todo un desafío, tenia que demostrar que no solo era una rica heredera sino que tenia lo que se necesitaba para ser una gran agente.

Hacía menos de un año que la habían ascendido a detective y disfrutaba serlo tanto como ser licenciada en derecho, sobre todo cuando tenían que defender a personas de bajos recursos.

Ahora, a sus casi 28 años, su unico objetivo era entender que había pasado aquel nefasto día, pero más que nada ayudar a su amiga a descubrir la verdad.

Entro a su departamento, fue a la pecera y observo por cerca de un minuto a sus peces y tortugas, luego fue a la cocina y saco la cena, la llevo al horno dándole 15 minutos, luego fue hasta su habitación y siguió directo al baño, se desnudó dejándose llevar por los recuerdos del pasado, tomo una ducha rápida luego de terminar se envolvió en una toalla y cuando salió percibió un perfume que penso nunca volvería a sentir de reojo vio la figura masculina en su cama, mandíbula cuadrada, ojos claros, brazos fuertes, labios carnosos y rosados, no analizo más que correr hacia su cama y de una patada romper su nariz.

—¡Joder! No esperaba este recibimiento después de saber que me andas buscando pastelito de gu...—no termino de hablar cuando oslin tomo su arma y le disparo en el muslo izquierdo muy cerca de la zona sur de su cuerpo.

Oliver llevó sus manos a su miembro asegurándose que estuviera bien y completo, luego sin sentir dolor se acercó a ella y la tiro en la cama para luego plantarle un beso como había deseado hacerlo la última década.

—Tienes dos segundos para salir de mi casa o el próximo no lo fallaré—susurro ella apuntando a su polla con su arma, Oliver sonrió absorbiendo su aroma, le hacía tanta falta que deseaba tomarla como tantas veces lo había hecho en el pasado.

—Si lo haces quien te dejara a Olive, Omer, Oziel y Oscairy aquí—dijo acariciando su vientre bajo, ella se sorprendió de que él recordara el nombre de sus hijos imaginarios.

—Tengo ya un novio que es todo menos cobarde y este no se irá como tu y los…—musito empujándolo, se levantó enfrentándolo sin importarle estar completamente desnuda ante sus ojos.

Oliver se carcajeó acercándose a ella intentando ponerla nerviosa, era claro para ambos que el tiempo no había apagado aquella chispa.

—Ese ahora debe estar saludando a San Juan, al igual que los demás—expreso mientras se alejaba cojeando, pues ya empezaba a sentir un poco de dolor.

—¿Qué dijiste imbécil?—cuestiono ella enojada al comprender por qué sus novios desaparecían misteriosamente, dejándole cartas o llamándola para despedirse y terminar por teléfono.

—Que tu eres mia y aunque me aleje siempre estuve entre las sombras y nadie toca lo que es mio al igual como nadie ha tocado lo tuyo, asi que deja de investigarme y simplemente esperame y deja de hacer que mate a todo hombre que se interesa en ti me quitas tiempo... —y otra vez ella lo interrumpió pegándole otro tiro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.