Parábolas de 3akat

Parábola de los indignos

Es tiempo de entrar un poco más en nuestro reino como tal. Y lo digo porque prácticamente hemos hablado ya sea de otro lugar fuera del hogar de los fantasmas o de 3akat misma. No es algo malo, porque al final, cada uno de los habitantes de este sitio tuvieron que estar antes en otro lugar. Éste es prácticamente su retiro, es normal que lo contado provenga desde otro lugar, mas no esta última historia.

Quiero hablarles específicamente del rey y de algo que estoy seguro está directamente relacionado con los eventos de la luna carmesí de nuestro reino. Sé que Nicolás va a molestarse si se entera de esto, pero no puede matarme ni correrme. A lo mucho puede quitarme los placeres que me da o reducírmelos, tal vez torturarme, mas no me importa. Quiero hablar sobre lo que ocurrió y es lo que haré.

Ciertamente, nuestro reino no está hecho para que la vida pueda prosperar de manera sencilla. La tierra es infértil, lo que hace que las plantas no puedan germinar, y las que traen aquí mueran a los pocos días de ser sembradas. Por esto, los pocos seres vivos que habitan el reino viven de recursos exportados o de la cacería o habito carroñero, tal podría ser el caso de las bestias rata, muchos demonios y asesinos que viven en el bosque esperando a un iluso para acabar con él y quitarle todo, hasta su propio cuerpo.

Alguien de confianza me contó que, un día, hace tiempo, llegaron al reino dos personas un tanto dispares. Uno de ellos era un demonio que se veía bastante cansado y lastimado. Envenenado por una de las entidades más poderosas en Gaia II, sin esperanza de vida. La otra persona era un humano, mismo que se negó a decir su nombre, mas estaba vestido con ropas élficas, y poseía algo que se supone ya no existía: piromancia. Y no cualquier tipo, era un piromante verde, pues llamas de ese vívido color crecían por encima de la espalda de sus dos manos.

El piromante llevó al demonio, apoyado sobre su hombro, hasta las puertas del reino, asesinados por el humano todos los que se atrevieran a atravesarse en el camino de ambos, cuyas llamas permitían a los arboles volver a renacer, recuperadas sus hojas, tallos cafés y hasta floreciendo en el acto, lo que generó un obvio camino hasta las puertas de la ciudad de los fantasmas.

Ya frente al lugar, el piromante pidió ayuda para el demonio, pues deseaba que pudieran volverlo un fantasma, lo que era una tarea difícil. Por si no lo saben, los seres divinos y tenebrosos difícilmente pueden volverse espectros. La razón sinceramente nadie la sabe, pero se necesita una voluntad increíblemente alta para lograr dicha hazaña. Que se tenga conocimiento, sólo existe un demonio fantasma y hace mucho cruzó al otro lado.

Los porteros pidieron «la ofrenda», mas no había algo que dar, hasta que el piromante habló.

—Les daré una llama verde. No hay otra forma en la que puedan conseguir una. Sé que al rey Nicolás le gustará —los guardias discutieron sobre eso y les dieron acceso a ambos. Aunque el demonio no deseaba que su acompañante entrara, tuvo que hacerlo para pagarle al rey.

Los 3aghouls, criaturas creadas por la necromancia de Nicolás, ayudaron a ambos a llegar rápido hasta el castillo, donde fueron recibidos por el soberano del lugar.

— ¡Hola! Bienvenidos a 3akat. Veo que desean convertirse en fantasmas —dijo el rey, cosa que de inmediato respondió el humano.

—Yo no, sólo él. Su nombre es Stakreiltellär.

— ¡Oh! El demonio de los reflejos. Estamos en presencia de una celebridad, aparentemente —resaltó Nicolás, cosa que no sorprendió a los presentes.

— ¿Por qué un demonio como tú quisiera volverse un fantasma? ¿Qué pasó? —Preguntó Aldo, un hombre mitad demonio y la mano derecha del rey.

—Tuve un pequeño conflicto con Dilitaergos y me inyectó de su veneno —esa declaración dejó al rey y su sirviente perplejos. Eso explicaba todo.

—Ahora tiene sentido lo que nos pides. ¿Cuánto tiempo tienes con el veneno? —Preguntó el rey, analítico.

—Tiene dos días apenas. Es un demonio fuerte, puede resistir una semana seguramente —explicó el piromante, cosa que hizo sonreír al rey.

—Difícilmente puedes conseguir la voluntad necesaria para volverte fantasma en tan poco tiempo. Creo que eres un caso perdido, Stakreiltellär —explicó el soberano, algo que le bajó el animo al demonio de piel azulada y oscura.

—No, no te rindas aún. Estoy seguro que puedes hacerlo si te lo propones —le dijo el humano al condenado al sujetarlo del rostro, con su mirada puesta en sus oscuros ojos—. ¡Trate por favor, rey Nicolás! Le pagaré con una de mis llamas. ¡Lo juro! —Exclamó el hombre vivo, se puso de pie y encaró al rey, a la par que Aldo dio un paso molesto hacia adelante, mas el rey lo detuvo al poner su mano frente a su sirviente.

—Bien, lo intentaremos. Veamos si tu novio puede conseguir lo que se necesita para volverse un fantasma. Nada me haría más feliz que hubiera algo así aquí, en mi reino; no obstante, creo que tengo un problema —mencionó el rey, con una voz un tanto juguetona—. No me interesa lo más mínimo el fuego verde —esas palabras pusieron nerviosos a los extranjeros, más al demonio—. De todas las llamas, es la que menos aprecio. «La llama de la vida», vaya tontería. Los fantasmas no poseemos dicha cosa y no la necesitamos, ni añoramos. Con la servidumbre de tu amigo bastará para pagar —esto tranquilizó un poco a los foráneos, mas luego todo cambió cuando el rey continuó—. Malamente, si Stakreiltellär no se vuelve un fantasma, me quedaré con las manos vacías. ¿Qué será entonces? —Dicho eso, el humano dio un paso al frente y se ofreció a sí mismo.

—Entonces me quedaré en el reino y seré su remplazo —aseguró el piromante de manera estoica.

— ¿Qué mierda haces? ¡No puedes…!

— ¡Sí puedo! ¡Esfuérzate, carajo! —Replicó el humano al demonio, cosa que hizo feliz al rey.

—Aldo, acompaña a nuestro amigo a prepararse. Yo me quedaré con nuestro ahora invitado de honor —dicha orden fue ejecutada de inmediato. El mitad demonio tomó a Stakreiltellär con la ayuda de dos 3aghuols y planeaba llevárselo, no sin antes el ser oscuro despedirse con un abrazo del humano.




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