Tian.
La cara de mi hermana es alegría pura, ni siquiera se imaginaba lo que podría pasar tampoco lo esperaba. Todos corren a saludarla, ella no puede evitar estar nostálgica por la sorpresa que le dieron.
Aunque no puedo despegar mis ojos de Martina, evita encontrarse conmigo, eso es súper rarísimo. La observo a cierta distancia porque conversa con un muchacho parecido a Lucas. Deben tener un parecido ya que son dos gotas de agua.
Romeo jala de mi brazo para que vaya con ellos porque avanzaba hacia ella sin proponérmelo.
- ¡Por favor! Tian deja que interactúe con sus amigos – dice cerca de mi oído.
-Pero no hice nada al respeto – nos guía hasta su mesa – solo miraba.
-Tian no tienes que fingir conmigo, tus celos empiezan a notarse – un poco de razón tiene.
-Bueno, la verdad no me gusta que baile con ese idiota – los miramos al centro de la pista improvisada - ¿Quién es?
-Pregúntaselo a Be, ella conoce a sus amigos no yo – lo fulmino con la mirada porque es una clara indirecta – Déjala que se divierta, vamos por unos tragos.
- ¡Como más te guste, Romeo!
Niega con la cabeza por la ironía que acabo de largar. Cerca de las plantas de rosas esta una barra de tragos, pedimos dos whiskies regresando a nuestra mesa. Sin embargo, no he podido quitar mi vista de ella ya que luce tremendamente hermosa con ese vestido.
Debo aguantarme las ganas de quitarla de los brazos de ese imbécil. Todos bailan menos nosotros dos. Mi madre viene a ubicarse en su lugar con una enorme sonrisa, eso es agradable después de tantos tragos amargos que tuvo que pasar. El único invitado que falta es el padre de Be, pero por más que lo presionará para que asista no lo hará. Eso me da un poco de rabia, mi hermana lo ha estado esperando desde la mañana, se decepcionará mucho sino viene.
La noche no podría ser mejor, las estrellas brillan en lo alto, la luna que se muestra completa ilumina todo el lugar y acompañada de personas tan importantes para mí, es aún mejor.
-Hermanito vamos a bailar – pide Be extendiendo su mano – Dale – hace pucheros y caigo en su trampa, no me puedo negar ante semejante cara de cachorrito.
-Romeo, lleva a tú suegra – se ríe dejando su vaso en la mesa.
-Claro cuñadito, será un placer bailar con esta dama – mamá solamente sonríe por sus ocurrencias.
El Dj hace lo suyo, pero ese tipo de música no es lo mío. Frunciendo el ceño intento seguir el ritmo a Be, que lo hace a la perfección. Y yo soy un desastre bailar reggaetón, cambian por algo movido y definitivamente prefiero abandonar que hacer el ridículo, en cambio, mi amigo disfruta hacerlo con pasos sumamente raro.
-Voy por un vaso de agua, en seguida vuelvo ¿sí? – tengo que levantar la voz para que me escuche, ella asiente sin poder contener la risa por el desastroso baile de su novio.
Avanzo a través del corredor adentrándome hacia la cocina. Hay mucho movimiento dentro por lo que no me permito interrumpir a nadie. Abro el refrigerador sacando una botella con agua también un vaso dirigiéndome a la terraza. La fiesta es buena, pero ver a Martina que me ignora es demasiado así que necesito tomar aire y fumarme un cigarrillo para pensar en otra cosa.
Toqui llega a hacerme compañía, parece que le molesta tanto ruido que se tapa con sus patas delanteras sus oídos, echado al lado mío. Saco de mi bolsillo la caja y el encendedor, la destapo para tomar uno y dejo el paquete sobre la mesa ratonera.
Me inclino hacia delante en la baranda unos breves segundos, luego pongo entre mis labios al cigarro y con el dedo pulgar acerco una llama para que prenda. Inhalo el humo reteniéndolo y lo suelto esparciéndose en el aire.
Si tengo que describir mi vida debo decir que es un completo desastre porque la mujer que amo ya no quiere ni verme por no tener claro lo que realmente necesito o quiero. A veces yo tampoco lo sé, pero necesitaría una oportunidad para demostrarle que si la amo. Creo que mi corazón debe renunciar a ella por su propio bien.
Cierro mis ojos por un momento, siento la cola de Toqui en mi pierna derecha, es señal que alguien se acerca, aunque es una persona conocida sino estaría ladrando. Yo ni vuelta me doy.
-Tian – esa voz era la que quería oír, sin embargo, ya lo sabía por su perfume – Tian.
- ¿Qué haces aquí? – sigo en la misma posición debatiendo si es bueno mirarla a los ojos – Solo vine a tomar aire, en un momento volveré a la fiesta.
- ¿Y por qué aquí, si la fiesta, es al aire libre? – me río volviendo a dar una calada.
-Martina – volteo y fijo mis iris en ella – En serio, ¿Qué es lo que quieres? – su rostro se transforma en uno serio.
-No entiendo – esta parada en el último escalón cruzando sus manos en la espalda – Te molesta que invada tú espacio personal, ¿en este preciso momento?
-No, pero... - ya no sé qué decirle – mejor regresemos a la fiesta porque Be nos vendrá a buscar.
- ¿Por qué tengo la impresión que estas huyendo? – en verdad, que no lo hago, aunque ya estoy un poco cansado de tantas vueltas y no llegar a nada.
-Ahora los roles se invierten, yo huyo cuando antes lo hacías tú – camina quedándose a una distancia prudente - ¿Qué?
-Que eres tú quien pide todo el tiempo hablar – cruzándose de brazos eleva una ceja.
-Sí lo hacía, pero ya entendí que no puedo esperar lo imposible como tú de mi – no sé si rendirme es lo que quiero, aunque luchar contra una marea que no tiene intenciones de confiar en ti, es muy cansador convivir con la incertidumbre de la duda.
-Tian, tus palabras me confunden ¿a qué te refieres? – piso con el pie la colilla del cigarrillo apagándolo y Toqui olfatea.
-Que ya no es necesario dar tantas vueltas, ya me cansé de tener o no tener nada contigo, y sé que yo me gane que tu dudes. Solo quería una oportunidad, de que puedas confiar en mí, sin embargo, ya no sé si valdrá la pena.
-Tú exiges algo, pero nunca terminas de aclarar lo que vas a hacer con tú matrimonio.