Un amor para Arizona

Capítulo 3: Arizona

Mi sobrina Angie apoya la oreja sobre mi vientre y levanta la cabeza arrugando el ceño.

—¿En serio tienes un bebé ahí dentro?

Toca mi vientre con el dedo.

Ni yo puedo creerlo todavía.

—Sí, así es. Un primito para ti.

Se cruza de brazos.

—Mi tía Zaira también tiene uno, pero su panza es grande. ¿Cómo se metió ahí?

Enarco una ceja. ¿Cómo le explico cómo se hacen los bebés? No recuerdo como lo supe yo. Creo que en la escuela, pero Angie apenas tiene cinco años y dudo mucho que le enseñen como se hacen los bebés.

—Es algo que deberías preguntarle a tus padres. Ellos lo explicarán mejor que yo. —sonrío.

No parece convencida, mas no insiste. Ella es un sol que ilumina todo. Jamás da problemas, es amable y dulce. Por algo salió elegida la mejor compañera.

Nebraska ha hecho un buen trabajo criándola y Zeke es un excelente padre aunque no lleven la misma sangre.

Yo no dejo de preguntarme si tendré un niño o una niña y como será. Espero que sea tranquila como Angie, quien de bebé apenas lloraba, solo cuando tenía mucha hambre, y dormía toda la noche sin molestar a Nebraska. Nunca fue de las niñas traviesas que se trepaban y tocaban todo. Cuando lo hacía, se la regañaba y enseguida hacía caso.

Me muero muerta si mi hijo sale una versión mía de pequeña. Yo era todo lo que no fue Angie y más, o eso decía mi mamá.

Llevo la mano al pecho intentando no entrar en pánico.

A pesar de que cuento con el apoyo de mis hermanas, de Adelaida y mi cuñado, me siento terriblemente deprimida. Tendré que llevar al bebé meses dentro del vientre y pensar en el parto me produce taquicardia.

Todavía recuerdo el parto de Nebraska. El miembro flácido de su ex esposo no llegó a tiempo y entré yo como buena hermana a brindarle apoyo para que mamá no la volviera loca. Los gritos, como se le abrió todo y estuvo varios días adolorida y en reposo porque sufrió un desgarre y tuvieron que hacerle varios puntos.

Oh, no, no quiero que eso me ocurra a mí.

—Angie, ve por tus cosas que Zeke pasará por nosotras en un momento.

—Está bien, mami—ella camina unos pasos, se detiene y enfrenta a su madre—. La tía Ari dice que tiene un bebé en su pancita. ¿Cómo entró ahí?

Nebra me mira y yo me encojo de hombros. Es su hija, es quien debe responderle las preguntas difíciles.

—Pues… cuando dos personas quieren estar juntas, lo están y ese vínculo puede generar un bebé. No siempre pasa, solo en ocasiones. Poco a poco la panza de tu tía crecerá como la de Zaira y cuando sea muy grande saldrá el bebé.   

—La tía Ari no tiene novio ni esposo.

—Cierto. Angie, mejor deja esa pregunta en suspenso y házmela dentro de unos años. Todavía eres pequeña para entender. ¿Puedes hacer eso por mí?

Ella asiente.

—Está bien, le preguntaré a papi. Iré por mi mochila.

Ella se va saltando y mi hermana se sienta a mi lado.

—Pensé que tendría unos años más hasta que me hiciera esa pregunta. Veremos que le responde Zeke—reímos—. ¿Cómo estás?

—Sigo siendo bulímica y descubrí que el té de manzanilla con anís me calma, o al bebé, todavía no entiendo bien esta convivencia.  

—Ya lo procesarás y todo estará bien.

—Sí, seré madre soltera y no tengo idea como serlo. Si no fuera por ti no pagaría mi teléfono. ¿Y si me olvido el bebé en algún lado?

Nebra se ríe.

—No lo harás.

—Olvidé a Angie en la heladería.

—No me recuerdes eso que casi me da un infarto.

—Ahora te ríes. Yo me fui pensando que me olvidaba algo y cuando te encontré afuera me preguntaste por Angie y ahí caí en cuenta.

—Fueron unos minutos duros. Igual ahí no tenías experiencia con niños. Angie solo tenía unos meses. Luego te convertiste en una tía genial que adora.

Una cosa es ser tía y otra ser madre. En ese papel puedes malcriar a gusto al niño y cuando se pone difícil devolvérselo a los padres. Cuando eres madre no puedes.

Todavía estoy procesando que Troy Black me ofreciera dinero para salir de su vida. Una parte mía pensaba que él aceptaría la responsabilidad y no pasaría por esto sola. No significa que hubiéramos estado juntos como pareja, pero al menos podría haber contado su apoyo.

También pensé que sería difícil encontrarlo y no fue así. El hombre del bar nos facilitó las cámaras después de que April hablara con él, pues se conocen, y con la foto que obtuvimos la subimos a internet y descubrimos que se trataba de Troy Black, un ingeniero industrial con un cerebro privilegiado para los negocios, proveniente de una familia importante. Padres que hicieron su fortuna con chocolates. Tiene fábricas de chocolates. Los probé y son exquisito y eso explica el precio.  

Troy es hijo único y es quien se encarga de todo el manejo industrial y comercial de la empresa familiar.




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