DESCUENTO
3 de noviembre, descuento SOLO TU. la historia de Candy, una pobre chica que solo a conocido golpes y torturas de quien debia cuidarla, y Amir, el dueño del imperio de joyas mas grande de norteamerica, un hombre que esta mas que seguro que a todas las mujeres solo le importa un acosa, el dinero.
un engaño,un embarazo y el amor que cambiara la vida de dos personas.
Candy se despertó, tiene calor, mucho calor y cuando abre sus ojos se da cuenta que es porque Amir la está abrazando, la tiene atrapada entre sus brazos y una pierna, en un agarre que ella lo siente especial, nunca ha estado así con alguien, esta sensación de protección que solo él le hace sentir, mira su rostro y llega a la conclusión que es muy hermoso verlo así de tranquilo, le hace dar ganas de tocarlo, sabe que su piel es suave, y la barba bien recortada que lleva, la llena de curiosidad, quisiera pasar sus dedos por ella, pero desecha ese pensamiento, tiene hambre, por lo que decide levantarse, trata de no hacer movimientos bruscos.
— No... No me dejes... no...Mamá.
“Ahora entiendo a lo que te referías Amir, Tus fantasmas, en realidad es uno. ¿Acaso tu madre también murió?”
Al ver que el rostro de Amir se vuelve cada vez más triste, decide despertarlo, él le dijo que no la golpearía, y ella le cree, Amir nunca le mintió, por lo menos por ahora.
Con mano temblorosa le acaricia el rostro, su barba le produce cierto cosquilleo en la palma de la mano y con una dulce voz, comienza a llamarlo.
— Amir, despierta, Amir.
Los ojos del hombre se abren de repente, y al momento que ve el rostro de la dulce chica un estado de paz y tranquilidad se apodera de él, solo ella podría generar eso, luego de que soñó con su madre, por lo general cuando eso pasa, Amir tiene un día de perros, por lo que todos a su alrededor pagan el precio de su mal humor, pero hoy, eso cambió, solo se concentra en la cara de la joven frente a él.
— ¿Que sucede Candy? Todavía es temprano, ¿te duele algo? ¿Te sientes mal?
— No, no, solo...necesito levantarme.
— No tienes que pedir permiso, ya te dije no eres una prisionera, puede hacer lo que quieras. — Le contesta al tiempo que cierra los ojos, en realidad desea que ella se quede a su lado y dormir un poco más con tal delicioso aroma a su lado, a pesar de la pesadilla, es como si esa joven pudiera darle paz con su sola presencia.
— Lo sé, pero es que no me puedo mover, si no me sueltas. — Ahí comprende él porque del aviso de la joven, y no puede evitar que sus labios se curven en una sonrisa.
— ¿Y porque no duermes un poco más? Es muy temprano, ¿Acaso siempre te despiertas a esta hora? — Dice en un intento de persuadir la, al mismo tiempo que aprieta un poco más su agarre, ella se siente suave y cálida, natural, humana.
— Sí, siempre me despierto temprano a hacer el desayuno, para mi padre, Ben, María o Charly.
—Pues aquí no tienes que hacer nada, para eso tengo empleadas, tu solo debes estar bien, ahora cierra tus ojos y duerme.
— Pero...
Amir no alcanza a escuchar que más dice Candy, ya que hablo con un susurró, y él se estaba sumiendo en un sueño nuevo, pero, aun así, su curiosidad pudo más, por lo que dijo.
— Candy, te lo dije anoche y te lo repito, no tengas miedo de decir lo que piensas, no necesitas murmurar cosas, solo di que quieres.
Esta situación lo molestaba, no le gustaba preguntar dos veces la misma cosa, por lo que abre los ojos, ya dispuesto a renunciar a seguir durmiendo, sin saber que este sería el comienzo, de todas las cosas que cambiaría por esa mujer.
— Solo dije que tengo hambre. — Dijo con las mejillas rojas y los ojos clavados en los de él.
— Supongo que mi hijo está acostumbrado a desayunar temprano.
Una carcajada salió de la boca de este hombre, y Candy quedó embelesado, era tan raro verlo feliz.
A Candy le gustaba cada vez que él hablaba del bebé, su voz se tornaba dulce, cariñosa, como cuando su padre hablaba con su hermano Matt.
“Debe ser lindo que te quieran de esa forma, quizás si no hubiera matado a mi mamá, también me hubieran querido. “
— ¿Que sucede? ¿Por qué me miras así? Pareces curiosa.
— Trato de entender, pero no lo logro.
— ¿Qué cosa?
— Yo amo a mi bebé, desde el segundo que supe que estaba creciendo dentro de mí y daría mi vida por él, María dice que es una conexión única de madre e hijo, pero no entiendo ¿cómo es que tú lo amas tanto?
Amir se tomó un segundo para tratar de explicar aquello, él no entendía si era el hecho que se trataba de su hijo, o que fuera Candy la madre. Opto por lo seguro, quería pensar que si fuera cualquier otra mujer reaccionaría igual.
— Es mi sangre, parte mía también, y eso es suficiente para que lo amé, sin importar quién sea la madre, ni qué tipo de persona sea.
El corazón de Candy dolió con esa respuesta, ella ya sabía que era poca cosa para cualquier hombre, y más para Amir, se notaba que era un hombre con dinero y educado, pero el hecho que él le recordara que ella solo era un contenedor, le dolió, porque en la mente de Candy ella era el contenedor del hijo de Amir y luego cuando nazca, ella sería un estorbo con el que debería cargar, hasta que ella decida irse. Porque era tan insignificante que daba lo mismo si estaba o no, nadie lo notaría.
— ¿Por qué?
— Porque a un hijo se lo ama....
— No, ¿porque estás tan seguro que abandonaré a mi bebé?
Los ojos verdes estaban cristalizados, mientras él se maldecía mentalmente, se dio cuenta de inmediato que la mente de Candy trabajaba de forma distinta, ella estaba viajando a la conversación de la noche anterior, y eso lo preocupaba, no quería que se sintiera mal.
— Mejor dime, ¿porque te importa tanto lo que yo piense?
— Porque eres el único que no me ha mentido.
— Entonces piensas que si te digo que serás una buena madre ¿así será?
— Si.
— No, eso depende solo de ti y el tiempo, ser buen o mal padre depende de tus acciones, no de que tanto te lo digan, y aun así los padres por más buenos que sean a veces cometen errores.
— Tú, ¿serás un buen padre?
— Yo jamás dejaré que nadie lastime a mi hijo, le daré la mejor educación para que pueda valerse por él mismo, y le daré todo mi amor. Pero solo cuando él crezca sabré si fui un buen padre o no, porque él me lo dirá. Y solamente de su boca escuchare la verdad. Nadie más importa.
Mientras bajaban y desayunaba la mente de Candy trabajaba, como nunca antes lo hizo, ella tenía que conseguir eso, ser como Amir, estudiar para ayudar a su hijo, no creer que porque le digan si era buena o mala así sería. Debía esforzarse, Amir era grande, educado, inteligente, y con mucho dinero, en cambio ella era pequeña, tonta, débil y pobre, tendría que hacer mucho para ser capaz de cuidar a su hijo, pero lo haría, de eso estaba segura.
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