DESCUENTO ACTIVO!!!
Descuento activo por 24 horas. No se queden sin conocer esta historia.
—¿Quién es ella? —pregunta la morena, mientras toma la mano de Alexander.
—Espérame en la habitación —él toma de su rostro y le sonríe, ella responde la sonrisa y empieza a subir las escaleras, deseo caminar y arrancarle las extensiones, pero me contengo.
—Maddy, no te esperaba.
Camina hasta ir a servirse un trago.
—¿Quién es ella? —mi voz está a punto de quebrarse.
—Estamos saliendo —responde frío y toma todo el contenido de su copa.
—¿Cómo pudiste hacerme esto? ¿En nuestra habitación?
No grito, mis ojos se humedecen, pero no me permito llorar.
—Tú y yo, ya no estamos y esta es mi casa, puedo traer a quien quiera —pasa las manos por su cabello alborotándoselo.
—¡Eres un i***cil! —hasta acá duro mi cordura, necesito gritarle—, yo vine a buscarte, porque quería arreglar las cosas, pero ya me di cuenta… — retrocedo unos pasos y limpio las lágrimas que se escaparon sin que las pueda detener— ¡SOY UNA EST***DA! ¡Helen tenía razón!
—Maddy — lo veo dudar en querer acercarse, pero se contiene.
—¡Me usaste, me abandonaste cuando más te necesitaba y ahora te burlas de mí!
—Fui claro contigo, lo nuestro no podía ser, yo soy así, un ser despreciable, quise cambiar, pero no pude, además te ponía en peligro, las cosas son mejores así.
—Yo tenía fe en ti — el tono de mi voz baja — yo te amaba… y hubiera sido capaz de todo por nuestro amor… —las lágrimas se escapan y mi corazón duele— pero ahora sé que tú no sentías lo mismo por mí.
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