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—Deberías descansar un poco 

—Sarah me despertó —dice sonriendo—. Su manera de dormirse de nuevo fue lanzarse sobre mi pecho y hacer que le contase un cuento 

Río sin poder evitarlo. 

—Le dije que podía dormir contigo pero no creí que haría algo como eso. Lo siento 

—No importa, sabes que me encanta dormir con ella 

—Y a ella le encanta dormir contigo —replico tomando su plato ya vacio para lavarlo junto al mío. 

Estoy frente al fregadero cuando Neal envuelve mi cuerpo con sus brazos y besa mi cuello. 

—Estuve a punto de despertarte anoche —susurra en mi oído. 

Giro un poco mi cara hacia la suya. 

—¿Para qué? 

—Han pasado varios días desde la última vez, pequeña. Te necesito —Neal desliza su mano izquierda por mi brazo hasta llegar a mi mano, donde toca el pequeño anillo en mi dedo anular—. Necesito el cuerpo de mi esposa

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