¡Christopher Bernard en aprietos!
Christopher alzó sus cejas y se acomodó prestándome más atención.
—Cuando soñaba contigo, específicamente perdiendo mi virginidad, lo que nos rodeaba eran rosas y velas, pero ahora sueño con él y el sexo es indescriptible, despierto tan húmeda como una cascada, pero con miedo, rodeada de una pesada niebla.
Remojo sus labios examinando mis palabras.
Rasco su ceja y aclaro su garganta mirando hacia un costado.
—Quítame la virginidad esta noche, Chris— Mi propuesta le hizo girar lentamente el rostro hacia mí. —Fóllame esta noche, quítame la virginidad, no quiero entregarle a ese hombre lo que tanto guarde para ti.
Note como forzadamente trago saliva.
—Laura…
—Por favor.
Pedí en un susurro.
Extendí la tarjeta de acceso a mi habitación del hotel, me levante sin esperar palabras de su parte y marche sin tener nada más que agregar…
Me mantengo en el balcón de puntillas mirando hacia la Torre Eiffel. El cielo está lleno de estrellas y en todo mi suelo hay flores y velas con aroma a miel.
Llevo puesta mi lencería preferida de mi última colección de primavera, es rosa con detalles de encaje transparente, siendo solo un lujo para que mis pezones rosados resalten.
Las ondas de mi cabello rubio platino rozan mi espalda baja.
Tocaron la puerta y mi corazón quiso salírseme del pecho, cubrí mi cuerpo con una bata de lencería blanca, apagué las luces y me dirigí abrir, dibujando una sonrisa en mi rostro.
—Creí que no vendrías—. Dije al abrir.
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