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Historia en descuento
Fragmento
—Eres una tonta Shaina. —se dijo así misma. Miró sus manos que aún llevaban rastros del jabón. Sintió la vergüenza cundir en todo su cuerpo. No entendía que pasó, claramente el hombre iba a besarla y ella lo rechazó automáticamente, pero no podía creerlo.
Después caer de esa forma, terminar siendo golpeada por su gran *******, eso tenía que tener nombre propio. Se golpeó en la frente por no dejar de pensar en él. Había salido corriendo como una chiquilla temerosa, terminó en la cocina sentada en el suelo en la oscuridad, era una imagen demasiado patética. Recargó su rostro sobre sus rodillas un momento abrazando sus piernas.
—Debo admitir que esta pijama no me queda. —la voz de Adrik interrumpió su soledad minutos después asustándola. Estaba parado en la puerta con un short de Ariana que no dejaba nada a la imaginación, pero servía para cubrir esa zona importante. Shaina no supo que contestar, el rubio tomó asiento a su lado. —¿Por qué estás escondida?
—¡No estoy escondida! —exclamó al sentirse nerviosa de nuevo sin mirarlo.
—Me arden los ojos, y me duele el pe... —quiso terminar esa palabra, pero Shaina tapó su boca con una de sus manos. Realmente quedó tirado en el suelo por el dolor por unos minutos.
—No... no lo digas. —Adrik comenzó a reírse al ver su actitud.
—¿Cómo lo llamo entonces? —inquirió aún con la mano sobre su boca.
—No lo sé... elote, llámalo elote... —dijo rápidamente.
—Me duele el elote. —El ruso comenzó a carcajearse al repetir aquella frase.
Shaina por un momento cayó en cuenta de la tontería que acaba de decir por sus nervios. La risa del ruso fue contagiosa, los hombros de Shaina se relajaron al igual que su mirada y comenzó a reír.
—Basta...
—¿Por qué elote? —inquirió cuando alejó su mano.
—No sé, me gusta el elote. —alzó los hombros con inocencia sin pensar mal de su repentina declaración, amaba el elote, era la verdad.
—Entonces... te gusta mi elote. —dijo cerca de su oído. Shaina abrió los ojos con demasía, aquella frase sonó sugerente, el acento del ruso no ayudaba.
—¿Por qué todo en ti suena tan sensual? —cuestionó mirándolo a los ojos, era una duda válida para ella o eran sus hormonas reaccionando a ese rubio. El ruso sonreía con sinceridad.
—Te gusta mi elote y me consideras sexi... yo también creo que eres sexi... en particular tus melones... —recargó su rostro en una de sus manos y señaló sus pechos.
—Podemos dejar de hablar de frutas y verduras. —dijo tapando su p3ch0 con ambas manos.
—Tú eres la que los sacó al tema. —alzó las manos y sonrió con picardía.
—Olvídalo, solo déjalo pasar y ya. —Seguía con los brazos cruzados, pero lo único que hacían eran resaltar sus p3ch0s abultándose por arriba. Adrik estaba contento de ver esa imagen y no le diría nada. —Lo siento, no quise empujarte. —declaró la pelirroja.
—Tampoco quería golpearte. Por lo menos no así... pero fue interesante.
—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó tapando su rostro con ambas manos.
—Me gustas...
—¿Qué? —lo miró con duda por aquella declaración repentina. —No me conoces...
—Me gusta lo que conozco de ti... ¿Te gusto?
—Sabes que es una pregunta tan innecesaria, no te has visto en un espejo...
—Lo tomaré como un sí, salgamos juntos. —Declaró Adrik mirándola a los ojos.
—¡Estás loco! Te entró jabón al cerebro...
—Estoy loco, pero locamente atraído por ti. —dijo recostando un poco su rostro hacia ella.
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