¡VENDIDA AL AMOR! YA ESTA AQUÍ
La continuación de vendida al magnate ya está aquí.
¿Listos para saber que paso con Mar y Sam despues de su felices para siempre?
FRAGMENTO INTRODUCTORIO
—Nena, si sigues mirando de esa forma te voy a follar y ambos llegaremos tarde a la cita con la doctora —Sin poder evitarlo sonrió con coquetería, no puedo evitar seguir viendo a mi esposo con ojos de pasión pues a pesar de sus casi cuarenta años se sigue manteniendo como un hombre de 30, tan sexy y perfecto que es casi imposible no mirarlo.
—Que puedo decir, tal vez quiero que lleguemos tarde —le digo sonriente, besando sus labios, dejando que su lengua seduzca a la mía y se fundan en un profundo beso lleno de amor y lujuria, pero antes de que el beso llegue más lejos Samuel me aleja.
—Se lo que intentas hacer pero no va a funcionar, tenemos que ir a esa cita quieras o no.
—Samuel, sabes que me dan miedo las inyecciones además yo estoy bien, al que deberíamos llevar es a Matías…
—A mi ni me metas, madre —suelta el traidor de Matías mirándome con mala cara, ¡Carajo! Ese chico salió igualito a su padre.
Sin tener otra opción me quitó mi mandil de navidad y me coloco mis tacones para así acompañar a mi esposo al doctor, ya que desde hace unos días he tenido mucho sueño y dolor de cabeza.
Con una sonrisa dejamos a nuestras gemelas en la escuela y nos destinamos a llegar con la doctora pero para nuestra sorpresa ella salió de vacaciones y el único que nos puede atender es un doctor que se especializa en ginecología, cosa que no le hace mucha gracia a mi celoso hombre, quién rápidamente empieza a gritar a todo mundo como el mandón que es.
«Eso nunca cambia» pienso mirando como todos palidecen con sus gritos.
—Ya basta italianini celoso, tu fuiste quien quería que viniera así que no me queda más remedio que abrir mis piernas como una flor para el ginecólogo —me burló entre risas, disfrutando de la mirada fulminante que mi esposo me da, aunque la risas no duraron mucho, pues rápidamente se esfuman al escuchar una voz chillona detrás nuestro.
—¿Samuel? ¿¡Samuel Green!?
Ambos volteamos confundidos pero entonces veo como mi esposo sonríe encantado al ver a una pelirroja de largas piernas y cuya sonrisa brilla al ver a mi tonto italiano.
—¡Antonella! Que gusto verte —le dice mi esposo con un tono más alegre del que esperaba —Jamás creí encontrarte en un lugar como esté.
Estoy a nada que me dé un ataque psicótico pero si pensaba que eso era lo peor ¡Pues no! Ya que mi ¡Esposo! ¡Mi magnate! Hace algo que me deja completamente en shock va y abraza a la mujer como si la conociera de años, besando su mejilla cordialmente.
«Estás muerto italiano de pacotilla y aún no lo sabes» pienso mirando la escena completamente roja y con la ceja alzada.
—No sabes cuánto me agrada volver a verte, tiene años que no he sabido de tí —Y si no dejas de coquetearle a mi esposo no volverás a saber de él en tu vida perra —Creí que te habías marchado a Alemania.
—Claro que no, sigo aquí junto a mis hermanos y ahora también me encuentro felizmente casado y con tres hijos.
¡Vaya! Hasta que se acuerda que tiene esposa y familia, el cucaracho.
—¡Oh! Creí que el gran Samuel Green seguía soltero ya ves que era el playboy de la generación.
«Bueno hasta aquí»
—Mucho gusto, soy Mar Green, la esposa de este hombre —me adelanto a presentarme, mirando como la mujer sonríe con dulzura pero algo en ella no me agrada, a leguas se ve que es un bicho.
—Mucho gusto, cariño. Me alegra saber que alguien logró domar a esta bestia —ríe tocando su falso cabello, cabello que quisiera cortar a cuchillazos, pero entonces recuerdo que soy una señora y no la mocosa que fui cuando lo conocí; ella se le hubiera ido a los golpes sin pensarlo pero está mujer de ahora no haría tal escándalo.
—Me alegro de conocerte, Angela… —respondo dulce, colocando mi mano sobre el pecho del magnate muerto.
—Antonella —me corrige con una sonrisa.
—Si claro, Antonella —murmuró con desdén —Me dió mucho gusto conocerte, pero tengo un ginecólogo que me espera —suelto dándome media vuelta, logrando que Sam reaccione y se despida de la mujer.
—Nena, ¿Qué crees que haces? —me dice cuando estoy a punto de entrar —Ni de coña te dejaré entrar con ese doctorcillo de pacotilla.
¡Ah! Ahorita sí está celso esté remendo de italiano, pues que se joda —Pues que mal, porque voy a entrar a mi consulta así tu puede seguir coqueteando con la pelos de zanahoria —exclamó enojada, entrando a una consulta con un hombre más viejo que mi abuelo.
¡Joder! Tal parece que el universo aún sigue
sin estar a mi favor.
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1 comentario
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IngresarMore que paso muquekita de aparado
Sexo eplicido, Hola cariño, será subida en el mes de noviembre ?
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