Un granuja afortunado

La palabra granuja debería tener una nueva definición en el diccionario: Lynch Whelan. Lo juro, sin exagerar, él era todo lo que un granuja podía ser, eso y mucho más. Nunca me había atrevido a odiar a nadie, pero a él lo odiaba en todo el sentido de la palabra, era irritante, egocéntrico, insultante, odioso, y sus ojos verdes me volvían loca... ¿cómo es que pasé de querer arrancárselos a querer fundirme en ellos cada vez que me miraba con esa peculiar forma que tienen los irlandeses de observar a la gente?
¡Madre mía, necesitaba una limpia urgente!, o terminaría haciendo algo estúpido, como enamorarme de él... ¿o ya lo había hecho…?