Encuentro

Emiliano Greco:

Estaciono mí auto frente a La casa de... No sé ni cómo llamarla ya, porque no es mí novia, ni mí amiga... Mucho menos mí amor... Tenemos una relación abierta, una amistad con beneficios, sin compromisos, sin escenas de celos, y por supuesto, sin reproches. Cuando me siento solo, la llamo, y si ella quiere pasarla bien un rato, hace lo mismo. Podría decirse que nos utilizamos para llenar un vació y eso es lo que pretendo hacer esta noche con ella, llenar el vacío que Alai deja en mí vida... Así que, supongo que solo puedo llamarla por su nombre... Paloma...

No tengo necesidad de siquiera tocar bocina o llamarla por teléfono, ella ya está esperando por mí. Se acerca a mí caminando tan rápido como puede, abrazándose a si misma. Lleva un vestido blanco y puro, como ella y como su alma. No luce nada extravagante, pero se ve realmente hermosa. Sonríe, y cuando lo hace brilla más que las estrellas. Le abro La puerta desde dentro, y lo primero que hace apenas estamos frente a frente, es buscar mis labios. Pero solo encuentra distancia y frialdad de mí parte ya que no tengo La más mínima intención de seguirle el juego, y termina por besar mí mejilla. Después de un hola carentes de toda muestra de calidez, comenzamos a dirigirnos a nuestro destino en el más absoluto e incómodo silencio. Ella intenta iniciar una conversación varias veces, pero solo obtiene con monosílabos como respuesta.

-¿Que ocurre Emiliano? No has dicho nada desde que salimos...- Pregunta sin rodeos. Sus palabras tiene un amargo sabor a reproche, que en mí estado de animo actual no tomo muy bien. Termino por contestarle de mala manera que no me ocurre nada, en tono casi hostil, y sin ser consciente descargo en ella mí frustración mientras piso el acelerador. Ya no vuelve a intentarlo. Su bonita sonrisa se esfuma y su mirada se pierde en el exterior.

La miró de reojo, y La sombra de tristeza reflejada en su rostro me llena de culpa. Solo en ese momento tomo conciencia de lo duras que le sonaron mis palabras. Ella solo se estaba preocupando por mí, y yo le respondí como un idiota. Paloma no se merece que descargue en ella todo esto que siento, que me está quemando por dentro. Fue una idiotez de me parte invitarla a salir, pero ya no hay vuelta atrás. -Lo lamento... No tendría que haberte hablado de esa forma. Soy un imbécil...- Me mira y sonríe ligeramente. -Solo tuve un día demasiado largo, y estoy algo cansado... solo es eso...- miento.
La verdad es que no quiero llegar a ese maldito lugar. No quiero ver a mí gran amor con otro, pero como dice Sofía, es necesario que La vea con él para acabar de una vez con eso que siento. Necesito perder las esperanzas para desterrarla de mí corazón. Ali eligió y no puedo hacer nada contra eso, solo seguir adelante. Pero por supuesto, no puedo decirle eso. Tenemos una relación abierta, pero no quiero hacerle daño o humillarla, no se lo merece.

-Si no quieres salir, podemos hacer algo mas tranquilo. Vamos a tu casa o a la mía, miramos unas películas o alguna serie en Netflix, comemos algo, lo que sea...-

-Tranquila, esta bien... Se que todos quieren estar esta noche en Solsticio y eso tambien te incluye. Además, Ali y Sofi están allá, y la enana va a matarme si no llego.-

-Emiliano... no me importa lo que hagamos, solo quiero estar contigo.- No sé que se supone que deba responder a eso, así que cobardemente dejo que el incomodo silencio se apodere de la escena una vez más, hasta que ella vuelve a tomar la palabra. -¿Te puedo hacer una pregunta?-

-Adelante.- Contesto sin despegar la mirada del frente.

-¿Por que me invitaste?-

-Porque escuche que querías venir y yo no quería venir solo...- Su mirada se pierde en el exterior nuevamente. Se que quería escuchar otra respuesta, un simple "extrañaba pasar tiempo en tu compañía" o un "te necesitaba", pero no puedo engañarla. Hace un par de semanas que esquivo sus llamadas y no La invito a salir. Basicamente comencé a alejarme de ella, porque me dí cuenta que los sentimientos estaban empezando a formar parte eso que tenemos y no puedo corresponderle. Paloma me lo da todo sin esperar nada a cambio, sin condiciones. No le teme a entregarse por completo en cuerpo y alma, y yo... Yo no tengo nada que ofrecerle porque mí corazón ya se lo entregue a otra...

-¿Sabes algo Emiliano? Acepte salir venir contigo porque te extrañaba, porque me importas, y porque se que no estas nada bien. Lo noto en tú mirada hace tiempo. No sé que, o mejor dicho quién, te hace daño... pero la verdad es que tampoco me importa. Solo quiero que sepas que estoy acá para lo que necesites, para escucharte, para que descargues tu rabia en mí si quieres, o para darte un abrazo...--

-¿Por que lo haces Paloma? ¿Por que quieres estar al lado de alguien que no te ofrece nada?-

-Supongo que es porque amo más de lo que me amo a mí misma... y me conformo con lo poco que se me dá, aunque solo sean caricias vacías, aunque me besen pensando en otra. Suena patético, lo se. Quizás tengo vocación de masoquista, o solo es que aun no pierdo las esperanzas de me puedan amar de la misma forma en la que yo amo.-

-Paloma yo...- Me interrumpe.

-No digas nada Emiliano... no te estoy pidiendo nada. Las reglas entre nosotros estuvieron claras desde el principio, y lo que menos quiero tú lástima.- Dice melancolía. -Solo regálame esta noche. Mañana puedes volver a desaparecer de mí vida hasta que te vuelvan a romper el corazón... Pero solo esta noche, permíteme que creer que sientes algo por mí aunque sea mentira... Necesito sentir que le importo a alguien, tan siquiera un poquito.- No vuelve a decir nada hasta que al fin llegamos a Solsticio. Un vez que estaciono, es su rostro se plasma una sonrisa desdibuja y por impulso la abrazo.

-Perdoname, por no saber quererte como te mereces. Prometo no volver a hacerte daño...- Mis labios se unen con los de ella en un beso agridulce y cargado de sentimientos. Paloma solo recuesta su cabeza en mi pecho por un instante que parece eterno y luego, su mirada vuelve a brillar.